Articulo de interes (fragmento)

-         Genial. ¿Qué haces despierto?
-         No podía dormir. No sé por qué.
-         Te entiendo, por eso mismo me puse a ver la luna. ¿te unes?
-         Claro.
Me ayudo a levantarme del suelo, ambos nos sentamos sobre la cama y nos quedamos mirando la oscuridad que proporcionaba la noche. Los sonidos y el movimiento entre las sombras.
-         Qué bonita noche, ¿verdad?
-         Sí, es hermosa. En la ciudad no puedes disfrutar de una noche como esta.
-         Ya lo creo. ¿te sientes mejor?
-         Si, solo con un poco de sueño.
-         Tú… ¿te sientes solo?
-         ¿Qué? – me gire hacia él, mi desconcierto reflejado en mi rostro.
-         Si es así, yo podría hacerte compañía. Es una noche calurosa como para usar ropa, ¿no lo crees? – comenzó a levantarse la camisa, haciendo abanicadas con el borde de la misma.
-         No entiendo lo que estas tratando de decir.
-         Dime, ¿Por qué me invitaste a tu casa?
-         Porque no tenías en donde quedarte. Solo trataba de ser amable.
-         ¿no existía ningún motivo oculto en todo ello?  Algo así como meterte en mis pantalones.
-         ¿Qué…? No. ¿Por qué piensas eso?
-         Porque yo sí. Me pareces ardiente y quiero joderte. ¿Qué de malo hay en eso?  - tomando mi barbilla con sus largos nudillos, me aleje un poco, revisando mi propia temperatura.
-         Oficialmente creo que me he golpeado la cabeza muy duro.
-         Pues yo muero por golpear ese culo tuyo con mi pene, igual de duro.
-         Ok. Ahora, deja de decir esas cosas que me estas molestando.
-         ¿Por qué? ¿no te gusta el lenguaje sucio? ¿no te gustaría que meta mi pene en tu pequeño y lindo agujero? – susurro suavemente en mi oreja, tanto que sentí un escalofrió recorriendo todo mi cuerpo, su voz era tan sensual y provocativa.
-         Basta o …
-         ¿o qué? Tú también lo deseas, admítelo. Solo tienes que pedírmelo y lo hare. – colocándose encima de mi, podía sentir su propia respiración contra mi cuello, cuando se acerco un poco mas para susurrarme en la oreja - Di “Jodeme”. – su voz era grave y causaba vibraciones en todo mi cuerpo, pero o podía caer ante el encanto de su proposición.
-         No puedo.
-         Entonces tendré que hacerte cambiar de opinión y que ese no puedo se convierta en un JODEME DURO.

Metiéndose entre mis piernas, sus brazos flanqueando mis costados, sus labios tan cerca de mi rostro que podía sentir el aroma a colonia que emanaba por todo su cuerpo, al parecer alguien había jugado con mis lociones en el botiquín. Su cuerpo estaba en llamas, en serio, el calor que despedía parecía que fuera a chamuscar mi piel en cualquier segundo. Mi boca se abrió, quería decir algo, pero no salía palabra alguna, la boca de David también se abrió, temblando levemente y aguantando una respiración. Rápidamente rompió el silencio y sus labios tocaron los míos, sintiendo un suave y cálido beso, la humedad de su lengua de terciopelo probando de la mía, en una caricia intima.

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