Un Descanso Para El Corazón - Capítulo 1 - La Boda
¬Un descanso para el corazón¬
¿Qué es lo que queda
cuando esa persona que amas te rompe el corazón? ¿Puedes volver a levantarte y
amar a alguien más? ¿O abandonaras la esperanza? Alguien que ha estado todo ese
tiempo para ti. ¿Te darías esa oportunidad de amar?
Esta es una historia
de romance, de cambios, de sentimientos, de despedidas, de comienzos, de
sonrisas, de lágrimas, de corazones rotos y de personas, es la vida.
KIKURO – MIDOTAKA –
KASAMURO – AOKAGA – MURAAKA -
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Capítulo 1 - Boda
Hoy se celebra una boda, todo el
lugar esta hermosamente arreglado con tonalidades pálidas, flores, manteles,
moños y lazos por todas partes. Las sonrisas y conversaciones amenas inundan el
lugar, volviéndolo más agradable y animado.
Las personas comienzan a llegar,
llenando la capilla, ocupando sus respectivos lugares de acuerdo por parte de
quien persona vienen presentes. Todo a cargo de una hermosa chica de cabellos
castaño hasta los hombros, su vestido blanco, portando una tableta en la mano,
anotando quienes ya están presentes y quienes faltan. Suspira, esbozando una
sonrisa, aprieta la tableta contra su pecho y sale en busca de los susodichos,
dando pequeños saltillos en su camino.
Hoy es el día.
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En la habitación
están todos nerviosos, pero nadie más que el chico frente al espejo, quiere
salir corriendo de ahí, saltar por la ventana parece la mejor opción posible,
pero no puede hacerlo. Sus pensamientos se debaten. Toma una respiración, justo
como le dijo su amigo hace 45 minutos cuando lo vio tan rígido que podría pasar
por una estatua.
Se mira en el espejo,
tratando de tranquilizarse. Su rostro en pánico lo recibe, tiene que calmarse
un poco, no puede llegar al altar de esa manera. En realidad no quiere llegar
al altar, pero su novio (prometido) quiere hacerlo. Y eso le hace inmensamente
feliz, saber que quiere dar el siguiente paso.
Honestamente hace
algunos meses pensar en casarse era un tabú, no es que no lo amara o no
quisiera, solo que… había habido ciertos percances que los distanciaron y ahora
estaban casándose. Tragó, apretando su mano.
Basta, deja de pensar tonterías.
Hoy te casas.
- Dios, hoy me
caso. – hiperventilando, comenzó a abanicarse con su mano, quiso pasar su mano
sobre su frente, pero desarreglaría el cabello que tanto habían tardado para
dejar liso, puesto que su cabello mañanero no ayudaba mucho.
Tomó asiento,
echándose aire, bebió del vaso con agua que le habían dejado junto a la mesa.
Eso lo tranquilizo un momento. Luego volvió al espejo, arreglando su saco y
mirándose varias veces. Hasta que la puerta se abrió de par en par, un rubio
emocionado se abalanzo sobre él, pero lo esquivó, haciéndose a un lado.
- Kurokocchi, te
ves… hermoso – dijo su amigo, dando un gran suspiro, lo que le avergonzó un
poco, arreglándose el cabello hacia atrás.
- Oh, gracias,
Kise-kun. En realidad, estoy muerto de nervios – admitió, sintiendo el traje más
pequeño. Su amigo colocó ambas manos
sobre sus hombros, sacudiéndole levemente.
- Tranquilo,
todo saldrá bien. Es tu boda. Hoy es tu boda. Tuya.
- Jajajaja –
rio, aún más nervioso. ¿ese era su intento para animarlo? – tienes razón. Hoy
es mi boda. Muchas gracias por estar aquí – eso, concentrarse en otras cosas
además de caminar al altar.
- Tetsu-kun – se
giró hacia la voz chillona de su amiga peli rosa, que se le colgaba del cuello,
dándole un suave beso en la mejilla.
- Kuroko, guau –
un chico de lentes camino dentro, arreglando su corbata, no se había dado
cuenta que estaba mal colocada. Su senpai le sonrió.
- Hyuuga-senpai,
Momoi-san, llegaron. – hizo una reverencia – gracias.
- Claro, no me
perdería esta boda – dijo la peli rosa sacando una grabadora de su bolso.
Entre platicas y
tonterías, pasaron el tiempo, Kuroko fue perdiendo más y más el nerviosismo de
hacia algunos minutos. Ahora podía respirar con tranquilidad. Hasta que se dio
cuenta de la hora en el reloj y supo que pronto seria la hora.
- ¿Y
Kiyoshi-senpai? – le pregunto a su excapitán.
- Oh, se quedó
saludando en la entrada a los invitados.
- Bien. –
respondió, pero su senpai lo entendió, acariciando su pierna para calmarlo.
- Tranquilo,
todo está bajo control. Riko se ha encargado de todo.
- Oh, justo como
se esperaba de la ex coach de Seirin. Ella también se encargó de su boca, ¿no?
– la pelirosa se dirigió hacia Hyuuga, quien no pudo evitar no sonrojarse por
esa afirmación.
- Así es, aunque
estaba ocupada se dio un espacio por nosotros – sonrió.
Un pequeño golpe se escuchó
en la puerta y Riko entro, con un grupo de chicos que le pedían confirmación
aquí y allá. Le dio un fuerte golpe a cada uno y se fueron saliendo de la
habitación. Se giró hacia todos, recobrando la sonrisa en su rostro.
- 15 minutos más.
- Senpai, muchas
gracias.
- Kuroko-kun, te
ves tan lindo. Kagami-kun, tiene mucha suerte.
- Gracias por
hacerte cargo de todo. Realmente lo aprecio.
- Es un placer
para mí. No puedo creer que se casan.
- Riko-chan,
tranquila, arruinaras tu maquillaje – le advirtió su amiga pelirosa, ahora eran
buenas amigas que compartían secretos y bebían durante los fines de semana,
burlándose de los hombres, como cualquier amiga de secundaria. – dejemos a
solas a los chicos, ¿sí?
- Espera,
Junpei. ¿puedes decirle a Kagami-kun que tiene que estar en el altar ahora
mismo?
- Claro, yo le
digo. Regreso en un momento.
- No hay problema. Los veré en la capilla. –
sonrió.
- Este… le
acompaño – dijo el rubio, despidiéndose de su amigo con un abrazo – nos vemos
Kurokocchi.
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Lo único que se
escuchaban eran cuchicheos de algunos invitados y el sonido de sus pisadas
sobre la alfombra, se estaba volviendo incomodo hablar, asi que Hyuuga rompió
el silencio, pero el rubio se le adelanto.
- Ufff, se ve
tan feliz – a pesar de decirlo, su expresión era contradictoria, casi como si
estuviera aguantando que le clavaran una aguja en el dedo pulgar con un
martillo.
- Lo sé. Por
cierto, Kise, lo estás haciendo muy bien – le miro de reojo, no hubo cambio de
actitud – Creí que harías un drama porque se casa. ¿acaso te rendiste?
- Hyuugacchi,
yo… no puedo arruinarle su día, si él es feliz con Kagamicchi lo aceptare,
aunque no me guste. Lo amo, pero él ama a otro. El típico cliché.
- Lo siento.
- No hay
problema. No es como si fuera a morir de soledad o algo así. Aun así no me doy
por vencido, Kurokocchi se puede divorciar o enviudar, ¿no? – sonrió, con esa
típica sonrisa que hicieron que Hyuuga le diera un fuerte golpe.
- ¡OI! ¿eso es
algo que debas decir el día de la boda?
- Solo es una
broma, Hyuugacchi.
- No digas
estupideces y démonos prisa.
- Si, si, lo
siento.
Estaban en la puerta
de la habitación del pelirrojo, pero antes de poder tocar, un ruido los detuvo.
Algo se había roto dentro, de cristal tal vez. Hyuuga iba a abrir, pero Kise se
lo impidió, negando con la mirada.
- Oi, Taiga,
respóndeme – ambos se quedaron de piedra, esa era la voz de Aomine, fácil de
identificar.
- … - al parecer
no hubo respuesta, solo otro golpe seco.
- ¿Deberíamos…?
- Hyuugachi, no.
Espera un momento.
- Pero… - sus
palabras fueron interrumpidas por la voz de Aomine
- DÍMELO, OTRA
VEZ. DI QUE NO ME AMAS.
- Aomine, yo… -
esta vez fue Kagami quien hablo, su tono de voz más apagado. Culpabilidad en
sus palabras.
- ¿Realmente…
realmente te casaras con Tetsu? – por el sonido se escuchaba se podía adivinar
que Aomine estaba… llorando. Kise era el más sorprendido, puesto que jamás había
escuchado al moreno de esa forma.
- Si – fue la
contestación rápida de Kagami.
- ¿Por qué?
- Porque lo amo.
- No me jodas,
Taiga. Estas mintiendo. Si amaras a Tetsu no habrías ido a mi departamento hace
2 días. – ahora fueron los dos sujetos de afuera que se quedaron de piedra.
¿Qué había dicho?
- No estaba
pensando claro.
- ¿es así?
Entonces, dímelo. Quiero escuchar que me lo digas; no te amo, Daiki. Hazlo.
- Yo… - hubo un
largo silencio, el corazón de los chicos estaba a punto de saltar de sus
pechos. ¿Cómo había dado todo una vuelta así? Hoy había una boda, ¿Cómo? -… no…
no… no puedo...
- Taiga...
- Si, te amo,
Daiki, te amo mucho. – otro ruido seco
se escuchó. Kise apretó los puños.
- Idiota,
realmente eres un bakagami - sonidos
extraños, que podían ser entendidos por ambos.
Kise quiso ser el
primero en golpearlos, ambos, esos dos bastardos habían jugado con el corazón
de la persona que amaba y aun así él no podía dejarlos. Le mintieron y ahora le
romperían el corazón. Sintiendo esa rabia crecer en su interior dio un puntapié
a la puerta y entro, encontrando a los dos susodichos abrazados y con la boca
ocupando la contraria. Al ver al rubio, se separaron y desviaron la mirada.
Estaba furioso. Pero
no fue él quien lanzo el primer golpe, sino Hyuuga, que se lanzó sobre Kagami,
propinándole un fuerte golpe en la mandíbula, lo llevo contra la pared,
tomándolo de la camisa.
- ¡Eres un hijo
de perra! ¿Cómo te atreves? ¿Qué hay de
Kuroko? ¿Por qué has hecho toda esta mierda si no sentías lo mismo? – a pesar
de decirlo en tono furioso, sus ojos estaban llenos de lágrimas, lágrimas de
dolor y de decepción. Aomine trato de quitárselo, pero se lo quito dándole un
golpe, Hyuuga estaba a neones de estar bien, quería partirle la cara a Kagami y
luego a Aomine.
- Lo siento,
senpai – le propino otro golpe en la cara y lo libero, dejándolo tirado en el
suelo.
- No me llames así,
tú no eres nada.
- Yo…
- Lo que digas
ahora no servirá de nada. Tú ya no tienes palabra que valga, Kagami. – se limpió
la mano, donde un rastro de sangre del labio de Kagami quedaba.
- Tú no puedes
entender que nos amamos. – dijo Aomine, enojado, detrás de él.
- Esto no es
amor.
- ¿Cómo lo
sabes?
- Porque yo lo
conozco, lo tengo en mi cama todas las noches y las mañanas al despertar.
Ustedes han jugado con el corazón de mi compañero y amigo. Tú, Kagami, debes
hacerte responsable de todo esto.
- Lo sé.
- Ahora mismo.
¿Cómo se te ocurre hacerle esto? Creí que eras algo más, pero esto… es una decepción.
Lo siento por Kuroko. Él realmente te amaba. – desvía la mirada, aunque no lo
parezca, Hyuuga está llorando. No puede imaginarse la expresión de Kuroko y
como reaccionara. Siente que todo esto lo destruirá. No quiere verlo así. Dios,
quiere gritar y golpear a Kagami hasta que sus nudillos sangren, pero sabe que
no solucionara nada así.
- Yo… no quería
herirlo.
- Pero lo
hiciste. Vámonos, Kise – le dijo al menor, tomándolo de la manga del traje,
pero antes de irse, una figura pequeña y delgada apareció en la puerta, su
traje blanco. Los miró, un tanto sorprendido.
- Se-Senpai, ¿Qué paso? Escuchamos un ruido fuerte y nos preocupamos – dijo, Kise no sabía que decir, ¿Por qué tenía que aparecer ahora?
- Kuroko… yo… - fue Kagami quien se acercó al peli azul.
- Dios mío, ¿Qué te paso? Oh, no. Momoi-san llama a Riko-senpai y dile que necesitamos tiempo, Kagami-kun tuvo un accidente.
- Si, enseguida.
- No, Kuroko, espera.
- ¿Qué sucede? Dímelo. ¿Cómo te lastimaste así? ¿te peleaste nuevamente con Aomine-kun por tonterías? Está bien, solo te curaremos y quedaras guapo otra vez – sonrió de la forma más inocente y enamorada, arreglándole el saco que estaba arrugado y estaba manchado con agua. El corazón se Kagami se oprimió, por lo que iba a hacer, por lo que iba a pasar, porque esa sonrisa desaparecería en un segundo. Porque heriría a alguien que lo amaba.
- Se-Senpai, ¿Qué paso? Escuchamos un ruido fuerte y nos preocupamos – dijo, Kise no sabía que decir, ¿Por qué tenía que aparecer ahora?
- Kuroko… yo… - fue Kagami quien se acercó al peli azul.
- Dios mío, ¿Qué te paso? Oh, no. Momoi-san llama a Riko-senpai y dile que necesitamos tiempo, Kagami-kun tuvo un accidente.
- Si, enseguida.
- No, Kuroko, espera.
- ¿Qué sucede? Dímelo. ¿Cómo te lastimaste así? ¿te peleaste nuevamente con Aomine-kun por tonterías? Está bien, solo te curaremos y quedaras guapo otra vez – sonrió de la forma más inocente y enamorada, arreglándole el saco que estaba arrugado y estaba manchado con agua. El corazón se Kagami se oprimió, por lo que iba a hacer, por lo que iba a pasar, porque esa sonrisa desaparecería en un segundo. Porque heriría a alguien que lo amaba.
Ni Kise, ni Hyuuga, o
Aomine se atrevía a interrumpirlo. En su lugar fue Kagami quien tomando las
manos del menor contra las suyas lo miro fijamente, deteniendo su curación.
Trago en seco al ver los ojos azules mirándolo fijamente. Un nudo se creó en su
garganta, pero se armó de valor.
- Kuroko, te
quiero, ¿lo sabes? – beso su mano suavemente, las lágrimas comenzaron a salir,
apretó los ojos y lo volvió a mirar. Kuroko estaba preocupado por la reacción
de Kagami, así que extendió su mano y limpio las lágrimas. Kagami volvió a
tomar sus manos y las apretó, con un poco más de fuerza.
- Claro que lo sé,
yo también, Kagami – kun – apretó sus manos más fuerte, esto que iba a decir
destruiría su hermosa sonrisa, pero debía ser honesto. El labio le temblaba.
- Yo… te… mentí
– dice finalmente, Kuroko lo miraba, aun sin entender.
- No te
entiendo. ¿sobre qué? – hubo una larga pausa, Kagami no sabía qué hacer, las
palabras estaban en su boca, pero el nudo en su garganta y el dolor en su estómago
era sofocante. Tragó en seco, sintiendo la lengua áspera. Mirando fijamente ese
par de ojos azul celeste. Tomó una respiración larga y finalmente lo dijo,
tartamudeando al principio.
- Es… yo… amo a
Aomine. – admitió, bajando la mirada para no mirar la decepción en la cara de
Kuroko. Quien se quedó de piedra, casi como si el aire se le fuera de los
pulmones, las palabras entraron en sus oídos, pero todo se volvió un horrible
zumbido. Algo le oprime el pecho de una manera tan fuerte que siente que le
desgarra. Se soltó de las manos del pelirrojo, levantándose de su asiento y
salió de la habitación con pasos tranquilos, como si nada. Kagami le siguió,
pasando de alto a Aomine. – Kuroko, espera. Déjame explicártelo. Por favor. –
corre detrás suyo.
- ¡¡Déjame en
paz, por favor!!
- Oi, Kuroko –
lo jala del brazo, pero cuando lo hace encararlo, la visión que tiene de Kuroko
lo destruye. Kuroko tiene los ojos rojos, lagrimas salen sin parar, sus hombros
rígidos y el pequeño llanto hace que sus labios se deformen. Se sacude del
agarre de Kagami.
- ¡¡SUELTAME!! –
grita, alejándose a paso veloz. Kuroko atraviesa el largo pasillo como una
tromba, ignorando los gritos de los demás compañeros. Entra a la habitación y
se encierra con llave. Kagami golpea la puerta con el puño varias veces.
Todos los demás invitados se dan cuenta del show, solo sus
amigos comienzan a perseguirle, Momoi, Riko, Hyuuga y Kise le impiden el paso a
Kagami, alejándolo de la puerta.
- Kuroko, por
favor. Lo siento. Lo siento. – pero no se rinde, continua llamando a su
“pareja”. Aunque le ponen una barricada de brazos para alejarlo. El llanto en
el interior, nadie se atreve a abrir la puerta. Tampoco es que puedan, el
seguro esta puesto por dentro. Kise intenta acercarse, siente que necesita
estar junto a su amigo.
- ¡¡CÁLLATE!! ME
MENTISTE… NO PUEDO CREER QUE ME HICIERAS ESTO. SOLO DEBISTE DECIRMELO… ¡¡¡AHHHH!!! ¡Soy tan estúpido! – ruidos de cosas
rompiéndose en el interior, unos miembros del personal se acercan a ellos al
ver la escena y preguntan si deben llamar a seguridad o algo, pero niegan.
Diciendo que todo estará bien y que lo pagaran si es necesario.
Los ruidos cesan, después
de unos minutos, al girar la perilla, la puerta se abre de par en par. Toda la
habitación hecha un caos. Vidrios y otras cosas tiradas. Las cortinas están desarregladas,
y penden de una esquina. Los arreglos florales desechos, el agua escurriendo
por las paredes del impacto de haber sido arrojados ahí. Las flores pisadas y
el espejo de la esquina roto por la mitad.
Todos buscan a Kuroko
por todas partes, pero nadie parece encontrarlo. Kagami se tira al suelo, con
la frente contra las manos, regañándose internamente. Nadie le dice nada,
Aomine se mantiene alejado, pegado a la pared, queriendo acercarse a Kagami y
reconfortarlo, pero algo le retiene.
Kise no espera a las instrucciones de Momoi o de
Riko, sale a donde están los padrinos de Kuroko, buscándolo con la mirada. No esta.
Se muerde el labio, Akashi nota que el rubio está preocupado, así que el
primero en acercarse es él, dejando su lugar, indicando que detengan todo. Los
murmullos de los que están sentados, incluso el padre está sorprendido.
Midorima les calma indicando que todo está bien.
- Ryouta, ¿Qué sucede? – Akashi le mira, indicándole que le diga rápidamente lo que está pasando. Kise se rinde ante la presión de su amigo y decide comunicárselo, también puede ayudar en su búsqueda.
- Kurokocchi acaba de escapar.
- ¿Qué? Espera, ¿Qué acabas de decir, Ryouta?
- Lo que oíste, Akashicchi. Kurokocchi no está, desapareció.
- ¿A dónde?
- No lo sé. – pasándose la mano sobre la frente, desarreglando sus cabellos. Tratando de pensar donde podría estar Kuroko. Akashi toma el celular y comienza a llamar a medio mundo. Cuando Kagami cruza el umbral, deja el teléfono y se lanza sobre él, golpeándole, aun con el celular en la mano, que hace que el golpe duela aun mas, para ambos. Kagami cae al suelo, es el día de golpear a Kagami por su estupidez.
- ¿Qué hiciste Taiga? ¿Qué le hiciste a Tetsuya? – nuevamente listo para golpearlo, pero Midorima le retiene, tratando de calmarlo. Murasakibara se coloca a su lado, por si el más alto intenta algo contra su esposo.
- Akashi, eso no cambiara nada. Déjalo.
- Puedo castigarlo por su idiotez.
- Ryouta, ¿Qué sucede? – Akashi le mira, indicándole que le diga rápidamente lo que está pasando. Kise se rinde ante la presión de su amigo y decide comunicárselo, también puede ayudar en su búsqueda.
- Kurokocchi acaba de escapar.
- ¿Qué? Espera, ¿Qué acabas de decir, Ryouta?
- Lo que oíste, Akashicchi. Kurokocchi no está, desapareció.
- ¿A dónde?
- No lo sé. – pasándose la mano sobre la frente, desarreglando sus cabellos. Tratando de pensar donde podría estar Kuroko. Akashi toma el celular y comienza a llamar a medio mundo. Cuando Kagami cruza el umbral, deja el teléfono y se lanza sobre él, golpeándole, aun con el celular en la mano, que hace que el golpe duela aun mas, para ambos. Kagami cae al suelo, es el día de golpear a Kagami por su estupidez.
- ¿Qué hiciste Taiga? ¿Qué le hiciste a Tetsuya? – nuevamente listo para golpearlo, pero Midorima le retiene, tratando de calmarlo. Murasakibara se coloca a su lado, por si el más alto intenta algo contra su esposo.
- Akashi, eso no cambiara nada. Déjalo.
- Puedo castigarlo por su idiotez.
El pasillo es un caos,
todos están corriendo, buscando a Kuroko, Riko está que revienta a golpes a los
que se le acercan por confirmaciones y que si el novio está listo. Momoi por
otro lado ya no puede mantener tranquilos a los invitados. Akashi ha llamado a
medio mundo, pero nadie tiene pista de Kuroko, es como si el novio se hubiera
vuelto invisible.
Aomine, por órdenes
de Momoi, ha levantado un comunicado a sus compañeros para que encuentren a
Kuroko en la carretera si alguien lo ve.
Kise está terminando
de revisar que las cosas de Kuroko tampoco están en el vestíbulo, su ropa, su
billetera, todo desaparecido. Encuentra la ropa que llevaba puesta en un rincón,
la ha dejado atrás a propósito.
Si se ha llevado sus
tarjetas y su identificación pueden rastrearlo con ello y Akashi tiene
contactos que podrían hacerlo. Salta al sentir su celular vibrando en el
bolsillo. Lo abre rápidamente, deslizando la tapa hacia arriba y se da cuenta
que es un mensaje de Kuroko. Llama a Akashi con la mano para que se acerque.
- Akashicchi,
Kurokocchi me envió un mensaje.
- ¿Qué dice? –
asiente, presionando el botón y el mensaje aparece en la pantalla.
- Lo siento. La boda se cancela. No me busquen. Me
tomare un descanso. Adiós, a todos.
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Hoy se celebra una boda, todo el
lugar esta hermosamente arreglado con tonalidades pálidas, flores, manteles,
moños y lazos por todas partes. Las sonrisas y conversaciones amenas inundan el
lugar, volviéndolo más agradable y animado.
El novio ha desaparecido tras
descubrir que su prometido le engañaba con su mejor amigo. Todos han dejado de
buscarlo. La boda se ha cancelado. Kuroko Tetsuya ha desaparecido y nadie tiene
una pista de su paradero. Lo que se dice; “lo ha dejado plantado”.
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