Labios Helados, Lengua Caliente - Capítulo 16

[CACERIA: BATALLA MIXTA: FINAL 3]


[Ethan]

¿Qué es eso? ¿Esa desagradable criatura es mi hermano? ¿Jason Snyder? Incluso el nombre me provocaba asco. Una figura delgada y llena de vida, era demasiado evidente al ver el color en sus mejillas, al igual que el sonido que hacían sus  pulmones y corazón funcionando, incluso estando tan lejos podía escucharlo latiendo. Bump, bump, bump, bump…. ¿en esto se había convertido mi hermano?
NO ME JODAN.
Era desagradable escuchar ese palpitar.
Sus movimientos eran restringidos, no se movía demasiado más que para hacer pasos cautelosos, sin que fueran tomados como una amenaza, ¿estaba tratando de disminuir el nivel de desconfianza de mis hombres? No, estaba atento a los movimientos de ellos, pero también estaba haciéndolos bajar la guardia.
Chico listo.
 ¿Así que era precavido? Bien hecho, al menos esa parte desconfiada de él seguía intacta, su instinto natural de no confiar ni apegarse a los demás, no confíes en nadie. Un consejo que muchas veces le había remarcado. Pero que ahora mismo el no recordaría aunque se lo jurara.
Por lo visto, en su cuerpo y ropas, había estado peleando con mis hombres – de Bateman – y no se había dejado hacer demasiado daño. Sus manos se mantenían en puños, y sus ojos giraban en torno de todo el lugar, vigilante de los movimientos de los vampiros. Somos el enemigo, ¿eh?
Apreté la mandíbula, ¿lo habían puesto en nuestra contra? Todo esto era una mierda, los humanos pagarían, incluso aunque Adam Snyder estuviera muerto, eso no significaba que no pagarían. Además, eran humanos, subespecies que pronto formarían parte de su alimento.
Con ese pensamiento en la cabeza pude sonreír, feliz de sentir la venganza. ¿Era alguien sanguinario? Un poco, podríamos decir que era alguien que no podía soportar que le hicieran daño a sus seres queridos y su hermanito, además de Nova (su hermana gemela) y  su padre Bateman, era parte de sus SERES QUERIDOS. No sin pagarlo caro, que en mi diccionario significaba ser despedazado, miembro por miembro.
-         Yo soy Jason Snyder. – el chico frente a mi interrumpió mis pensamientos, que lo hizo en buen momento porque me estaba yendo por las ramas. Lo inspeccione de pies a cabeza, tenía el cabello un poco largo y era de un color castaño, ojos verdes, y una piel, sino muy clara por estar demasiado tiempo en el Sol, solo eran detalles mínimos. Sus miradas se encontraron, y no le gustaba lo que veía en esos ojos verdes; repudio, ira, y una sed de arrancarle la cabeza.
-         Aja, eso veo. – trate de relajar el rostro, mostrándole la más cálida sonrisa que pudiera imaginar. No es que no sonriera del todo, pero en su interior estaba una ira que no podía ser aplacada, entre la mayor era ver a su hermano en tal estado. ¿Cómo se habían atrevido a hacerle algo como eso? Ahora él parecía una humano. Un asqueroso humano.
No puedes enojarte con él, él no tiene la culpa de lo que paso. Además, no viniste a regañarlo ni nada por el estilo, viniste a ayudarlo. A que recordara su verdadero YO.
Trate de tranquilizarme, era verdad. No podía enojarme con él, es mi hermano. Libere un poco la presión de mi cuerpo, liberando los puños, relaje los hombros y la sonrisa salió involuntariamente esta vez. La verdad era que me alegraba verlo, tanto tiempo sin estar cerca de él, solo quería estrecharlo contra su cuerpo, aunque ahora estuviera vivo, quería volver a sentir a su hermanito en sus brazos.
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Jason
Todos guardaron silencio al verme, el sonido del aire acariciando las copas de los arboles era el único que podías escuchar, trague en seco, aun sintiendo mis manos temblando, por eso las tenía en puños para evitar que se notara. Tienes que ser fuerte.
El tipo de cabello castaño me miro, sus facciones eran serias, comenzó a caminar hacia mí, los Cazadores lo observaban, precavidos, sin dejar de tenerme en el foco de su mira. Maldición, ni siquiera tenía un plan y aquí estaba, al parecer mi estupidez era mayor de lo que creía. Randolph no dejaba de taladrarme la cabeza con regaños y bramuras, al igual que los demás chicos, buen momento para utilizar mi loboquinesia. Trate de no concentrarme demasiado en ello, ya que  mientras más lo hacía más se intensificaba, además  tenía un problema mayor frente a mí, y se acercaba más y más.
Solo cuando estaba frente a mí, fue que mi cuerpo se movió como un auto reflejo y retrocedí un paso.
-         No lo hagas. – ordeno, sus ojos, esos mismos ojos de color rosa oscuro me estudiaban a cada segundo, era extraño sentirse presionado por una simple mirada, pero era verdad. Al mismo tiempo que su voz no decía una sugerencia, era una orden definitiva. Trague en seco y lo encare, mi corazón palpitaba al 100% podía escuchar los latidos en mis oídos zumbando como tambores. – Jason, no lo hagas. – no fue sino hasta que pronuncio mi nombre que me quede helado. Sentí todo el aire de mis pulmones salir de mi cuerpo, y mi boca se abrió por si sola.
-         ¿Q… Quién eres? – pregunte involuntariamente, mis piernas temblaban, quería correr e irme de aquí, pero al ver la situación en la que los weres se encontraban, ¿Cómo podía darles la espalda?
-         Ya veo, así que no me recuerdas. Está bien, solo debes tener en cuenta dos cosas; una, estas en desventaja, así que no hagas nada estúpido; dos, somos familia, y no se daña a la familia, ¿verdad? – esbozando una leve sonrisa, que hizo suavizar un poco su expresión seria. Era joven, o al menos lo aparentaba. Sus palabras resonaron en mi cabeza, Somos familia. Sacudí la cabeza, negando, era como si todo lo que dijera me bloqueaba completamente, no podía pensar bien, ni siquiera podía moverme. Mi cuerpo seguía estático en el mismo lugar, y solo podía sentir los escalofríos recorrer mi cuerpo.
-         ¿Familia? No entiendo que quieres decir, yo tengo una familia y tú no eres un miembro. – mi voz seguía sin recuperar su tono, pero me las ingenie para no sonar asustado, o tartamudear en este caso.
Dando un paso hacia adelante, su cuerpo se movió más rápido de lo que predije, rompiendo el espacio entre los dos, no me había dado tiempo de reaccionar. Estaba sorprendido. Sus manos me tomaron de los hombros, creyendo que me atacaría con algún golpe o me lanzaría contra algo sólido, pero eso no paso, sino que comenzó a sacudirme, me miraba con el ceño fruncido, apretando la mandíbula, poseído por un deseo extraño que ni siquiera yo mismo comprendía. Randolph parecía sacado de sus casillas, fuera de control y quería arrancarle la cabeza, lanzarse inmediatamente en mi ayuda, pero le advertí que no era lo más factible. Espera un momento, solo un momento. El pareció entenderlo y dejo de gruñir, aunque eso no bajo su temperamento.
-         Jason, esa “familia” a la que te refieres no es tu verdadera familia.
-         Mentira, deja de decir mentiras. Tú no me conoces. – sacudiéndome, tratando de apartarlo, pero sus manos no me lo permitían,  de hecho continuaban sacudiéndome y obligándome a mirarlo directamente.
-         Claro que te conozco, soy tu hermano mayor, Ethan. ¿Por qué no me recuerdas? Tú eres mi hermanito. Y Bateman es nuestro padre – mi cerebro dejo de pensar, era como un balde de agua fría. Había sido un golpe bajo, y ninguna sola palabra salió de mi boca. Mi cabeza dolía, era un dolor que comenzaba en mis sienes, palpitante, como si alguien martillara mi cráneo con un pico.
 ¿Qué acababa de decir? Bateman, ¿mi padre? ¿Nuestro? No, escuchaba mal. Era mentira, trataba de engañarme, jugar con mi mente. Eso es lo que hacen los vampiros, ¿no? Juegan con nuestras mentes, y cuando bajas la guardia te apuñalan por la espalda. Son manipuladores, usando un lenguaje bonito cualquier mentira puede sonar verdadera. Y este vampiro no era la excepción.
Apreté las manos en puños, sintiendo la presión de mi mandíbula, juraría que mis encías sangrarían si seguía apretando los dientes de esa forma. Todo esto era muy confuso, no entendía nada de esto. Sintiendo la presión en mis hombros, levante la mirada al responsable. ¿Por qué? ¿Por qué estaba haciendo todo esto? Sentía mis piernas débiles, pero no caía, aun me sostenía de no hacerlo por lo hombros. Mis manos cayeron a ambos costados, abiertas, la presión de resistirme se había ido. Demasiadas cosas pasaban por mi cabeza, pero todo parecía ir más lento.
Nuestras miradas se encontraron, solo por una fracción de segundo, sus ojos estaban húmedos, dándole una expresión de sufrido, ¿Por qué se veía más herido él que yo? parecía al borde las lágrimas. Eso era algo completamente extraño. Un vampiro llorando. Y justo cuando imaginaba que nada más raro podría pasar, sus brazos me envolvieron, me resistí, pensando que era un truco para someterme o algo así como clavarme un cuchillo en el vientre mientras me estrechaba, pero se hizo reacio a soltarme, formando un candado por detrás de mi espalda. Deje de forcejear, algo no estaba bien. No estaba intentando hacerme daño, estaba ¿abrazándome?
Esperaba sentir un frío helado que emanara de su cuerpo, haciendo que mi piel se estremeciera por el contacto, pero no fue así. Su cuerpo era caliente, en un sentido de temperatura, porque el calor comenzaba a pasar hacia mi cuerpo. Muy cálido, pensé. Un pequeño tamboreo bailo en mis oídos, era el palpitar de un corazón.
Eso era… imposible. ¿Un vampiro con un corazón funcional? Rompía todo el significado de vampiro. ¿Qué era Ethan? ¿Vampiro? U otra cosa.
Despedía una extraña fragancia de sí mismo, en mi nariz provocaba una rara reacción a sentirme más y más cansado, mi cuerpo comenzaba a sentirse entumecido, era dulce y a la vez sentía que debía inhalar más de ella.
-          Incluso el nombre de Jason es una mentira, tu verdadero nombre es Christopher, Christopher Raleigh. – pronuncio suavemente en mi oreja, casi como un susurro, la confesión fue lo que me provoco que me apartara de él, esta vez mas dócilmente. Coloque mi mano sobre su pecho y lo aparte lentamente.
-         No, eso es…
-         Verdad. Debes aceptarla. No sé cómo fue que olvidaste todo, pero todo lo que conoces es una mentira. Confía en mí. – había un tono de súplica en sus palabras, pero no podía dejarme llevar. Aunque mi cabeza estaba mareada no podía simplemente decir que sí. Era darle la espalda a todo lo que representaba. ¿una vida llena de mentiras?
-         Yo… no puedo. Estas hablando de mi vida, la única cosa que conozco. Ustedes son vampiros, son el enemigo, no puedo confiar en ninguno de ustedes.
Iba a apartarme lejos de él, mi mente me pedía que me alejara del lugar, y aunque mis piernas no quisieran moverse, por mil demonios que correrían.
Una mano se cerró sobre mi muñeca y me retuvo, el mismo dulce aroma seguía volátil en el aire, y eso me provocaba un dolor de cabeza. ¿Qué estaba pasando? Era como si… abrí los ojos de par en par, levante la mirada hacia Ethan, él no estaba haciendo nada, pero ¿Qué tanto de ello era verdad? El aroma se intensifico, podía sentir como todo el lugar a mi alrededor estaba siendo inundado por una fragancia empalagosa. Tragué, sintiendo mi garganta reseca, no podía sentir mi lengua.
Así que eso es lo que quieres hacer, ¿no? Gas somnífero.
 Ethan me miraba serio, por primera vez veía una parte de él típica de un vampiro. Sus ojos brillaban, detrás de ese rostro amable, había un vampiro manipulador. Con que ese era su plan. Me mordí el labio, tratando de aguantar las ganas de abalanzarme sobre él y partirle la cara, pero lo reconsidere, todavía estaba el hecho sobre esa extraña habilidad de transformar tu brazo en una navaja lo suficientemente filosa como para cortar la cabeza de una persona.
-         Ven conmigo. – pronunció las palabras en modo imperativo, lo mire a los ojos, esta vez trate de ser firme, no podía flaquear en un momento como este. Todo dependía de ello.  Primero lo primero. Lo siento, Randolph.
-         No. – respondí, serio, su expresión se vio oscurecida por una leve mancha de enojo, pero rápidamente la borro.
-         ¿Qué? Jason, debes venir conmigo. Es por tu bien. ¿no quieres saber la verdad sobre ti?
-         Si quiero, pero antes quiero que me prometas algo.
-         ¿Qué cosa? – me miro confundido, tenía que ser hábil con la palabra, o me jugaría chueco. Si su plan era capturarme, los weres no les eran necesarios, así que tenía que sacarlos de su mirada primero.
-         Promete que no les harás daño a los weres – todos me miraron y no falto uno que otro respingo por parte de los hombres de Ethan. Bueno, vampiros hombres, lo que fueran.
Ethan me miro dubitativo, pensando su respuesta. Obviamente dejar vivos a los weres no era uno de sus planes, pero ahora debía decidir. Si decía que no, escaparía. Si decía que sí, igualmente escaparía, pero primero debería interpretar muy bien mi papel hasta poder escapar.
-         Está bien, acepto. No les hare daño a los weres. A cambio vendrás conmigo. Sin oponer resistencia.
Hubo muchos descontentos, además de caras perplejas, incluyendo la mía. Ethan asintió con la cabeza hacia los vampiros y me tendió la mano, no podía negarme, así que simplemente la acepte. Un trato es un trato.
El rugido de Randolph resonó en mi cabeza, haciéndome tambalear, se formó un eco prolongado que duro más de 1 minuto. Me aferre a lo primero que mis manos agarraron, que fue el brazo de Ethan. Me miro preocupado, pero esboce una suave sonrisa, aunque aún seguía escuchando el sonido de la severa voz de Randolph regañándome con insultos que no conocía. Cálmate, y confía en mí. Por favor.
Finalmente la voz dejo de hacer ruido en mi cabeza, después de un gruñido molesto todo quedo en silencio.
Ethan me condujo hacia uno de los vehículos en los que habían llegado. Esa cosa tenía más la apariencia de un tanque militar, solo que un poco modificado. Su tamaño era mayor al de un vehículo cualquiera. Reforzado por todos lados con gruesas placas de metal en las paredes, parecía más un caparazón de tortuga que un vehículo, de no ser por los grandes neumáticos.
Estábamos por subir al vehículo, cuando alguien se nos interpuso, Ethan se detuvo, uno de los Cazadores se acercó hacia nosotros, guardando su arma detrás en señal de no agresión, aun así Ethan me coloco detrás de él.
Abrí los ojos de par en par, casi emitiendo un gruñido molesto. Maldito bastardo. Era el mismo sujeto del bosque, el del mechón rubio, solo que esta vez estaba completamente mojado del cuerpo, no necesariamente por agua, había pequeños restos en sus ropas de sangre.  
Ethan me hizo gesto para que subiera al vehículo, y así lo hice. Trague en seco, pasando junto a él, casi podía sentir sus ojos fijos en mi nuca. Así que levante la mirada, encontrándome con sus ojos calculadores. No había ninguna emoción, era la típica expresión que tienen los que han presenciado la muerte por mano propia, los que han dejado de ser los perseguidos y se han vuelto ejecutores de su propia raza.
La mirada de un Cazador.
Me sonrió al verme,  esbozando una media sonrisa, sus dientes salieron a la luz, divertido al darse cuenta que me había percatado de la sangre encima de él, evidencia de que los weres habían sido masacrados como animales, no, mucho menos que eso. Quería borrar esa estúpida sonrisa de su rostro y remplazarla por una siniestra mueca, necesitaba ser castigado. Y por lo visto a través de su mirada, él pensaba lo mismo. Ethan cortó nuestro pequeño encuentro de miradas, llamando la atención del Cazador.
-         Señor, entonces ¿Qué hacemos con los weres? – pregunto, en tono respetuoso, no había burla o al menos ninguna pizca de rudeza en sus palabras. ¿tanto le temían a Ethan?
-         Oh, sí, métanlos a las jaulas. Los llevaremos con Bateman – todos asintieron y yo rápidamente me coloque enfrente de Ethan, negando fuertemente la cabeza.
-         ¿Qué? ¡No! ¿Por qué?
-         Jason, son animales, además Bateman tal vez quiera examinarlos. Serán un buen presente para sus experimentos. – sonrió, sus colmillos sobresalieron de su boca, divertido ante la idea. ¿Bateman? ¿usarlos para sus experimentos? Eso era una jodida broma de mierda. Así que Ethan no era lo que pensaba, que sorpresa considerando que es un vampiro. No esperaba que mostrara tan rápido las uñas. Lo tenía planeado desde un principio. Alejarme del conflicto.
Sabía que me arriesgaba a no saber nada sobre “ese pasado que desconocía” pero no podía simplemente asentir y dejar que los vampiros llevaran a los weres a ciudad Zwielicht.
-         Prometiste no hacerles daño. – dije, apretando los puños a mis costados, tenía ganas de darle un buen golpe en la boca, pero debía medir mis movimientos. Estudiando cada posibilidad en mi cabeza, Randolph también me mostraba como estaba la situación afuera, los weres esperaban ver quien iba a dar el primer movimiento. Ethan puso sus manos sobre mis hombros y suspiro, volviendo a mostrarme una media sonrisa.
-         Y lo cumplí, yo no les hare daño, aunque no puedo controlar las acciones de mis hombres.
-         Ethan, tu dijiste…
-         Jason. No dejare que me pongas en vergüenza frente a mis hombres, si yo doy una orden debe ser obedecida. ¿entendido? – me mordí el labio, viéndolo furioso, apreté los puños. Lo sabía, no puedes confiar en un vampiro, en especial en Ethan. ¿hermano? Y una mierda.
Viendo la mano extendida hacia mí, mis ojos iban de Ethan hacia el conflicto que se desencadenaba detrás de mí, entre los weres y los Cazadores, una pelea que no tenía un ganador definido. Los weres parecían poder controlar la situación, pero los Cazadores eran un número mayor, acompañados de un masivo armamento y el grupo de Fledermaus. ¿Qué hacer?
La balanza estaba desequilibrada y a mi parecer, los Cazadores las tenían todas de ganar, solo necesitaban hacerlos retroceder a un punto y seria su final. Apretaba mis manos en puños, sintiendo la impotencia y la ansiedad carcomiéndome internamente.
¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? No tenía la menor idea. Un gruñido resonó detrás de mí, haciéndome girar. Tanto cazadores como vampiros preparaban sus armas, apuntando hacia los grandes lobos.
NO. No los dejare hacerlo, estaba por girarme completamente, cuando una voz en mi interior hizo que mi cuerpo se paralizara instantáneamente.
“Vete, Jason, lo que estás pensando es una locura. Seria suicidio. Vete.” – era la voz de Randolph en mi cabeza.
-         Hermano, ven. Volvamos a casa – la mano de Ethan se extendía hacia mí, largos dedos blanquezcos esperaban por ser tomados. Los mire un minuto más, ¿Qué estoy haciendo? No puedo dejarlos atrás. Imposible. Ethan me miraba, estudiándome. Algo más llamo mi atención, el extraño objeto que estaba alrededor de la muñeca de Ethan; era un reloj. Aunque podría parecer algo inútil, este era diferente, pitando varias veces, un destello rojo en la pantalla.
¡El control de los colleres!
Así que así funcionaba todo este teatro. Los vampiros controlaban a los Cazadores con collares, y al parecer solo era necesario que uno estuviera a cargo de todo este ejército, lo que decía que sabían que si uno se rebelaba tendrían que matar a los demás, así de simple. Todos para uno y uno para todos. Qué manera tan distorsionaba de ver un grito de guerra.
Ethan tenía razón, tal vez había un pasado del que era ignorante, pero, ¿y a mí qué? Lo importante es vivir el presente, seguir adelante. Lo que paso antes del hoy no puedo rehacerlo, además ¿de qué me serviría saber quién fue? Yo sé quién soy, soy Jason Snyder.
-         Lo siento, Ethan. No iré contigo. – dije, apretando los puños, todo mi cuerpo comenzaba a arder, sintiendo una rabia creciendo por cada célula.
-         ¿Qué? ¿Qué dices, hermano?
-         He dicho: QUE NO IRE – mi voz resonó en el lugar, haciendo que algunos levantaran las armas hacia mí, la posición inicial de los cazadores y de los Fledermaus había cambiado, todos me miraban.
-         No te iras con ellos, vendrás con nosotros. Así lo quieras o no. – me tomo del brazo y comenzó a jalarme hacia el vehículo, sin embargo me aparte de él, quitando su mano de mi brazo. Aunque había sido un simple movimiento había podido sentir que su fuerza era mayor que la mía.
-         Ese fue tu plan desde el principio, ¿verdad?
-         Así es. No te perderemos otra vez.
-         ¿incluso si me resisto?
Ethan camino nuevamente hacia mí, una sonrisa oscura se formó en sus labios, haciendo ver esos ojos rosa sangre brillar con malicia. Se detuvo frente a mí, colocando su mano sobre mi mejilla, estaba listo para golpearlo.
-         Oh, Jason, ¿crees poder derrotarme? Estamos en categorías diferentes. Tal vez puedas curarte de mis ataques, pero ¿Qué hay de los weres? Ellos morirán a manos mías. – avanzo, no retrocedí, permanecí frente a él. No podía dejarlo avanzar. Si tenía que matarlo, lo haría.
-         No te lo permitiré.
-         Eso es lo gracioso, no podrás hacer nada. – levantando su puño, moviendo su cuerpo más rápido, el espacio entre ambos se hizo más corto, casi teniéndolo de frente, me apresure a intentar bloquear su golpe, pero este no llego. Viendo como su pierna se movía del otro lado, trate de frenar el impacto, pero no fue posible, golpeo fuertemente contra mis costillas, el dolor fue hacia cada parte de mis huesos. Alguna costilla rota, quizás. Caí al suelo, dand0 vueltas en la tierra. Respire con dificultad, sintiendo el dolor en todos mis músculos, podía sentir la sangre de mis órganos heridos en la lengua. Me apoye en los antebrazos y me puse de pie al instante, gruñendo por el esfuerzo.  Ethan me alcanzo hasta donde estaba, tratando de lanzar un golpe directo con su puño, pero logre esquivarlo. Me recupere, lanzando un golpe de codo, pero este me freno, ¿Cómo…? - No eres rival para mí, Jason, ríndete.
-         Jamás. – brame las palabras, está ya no era una pelea de puños o un simple conflicto por saber quién era más fuerte, me estaba jugando mi propia libertad y la vida de los weres, si desistía ahora sería el final para todos.
-         Entonces, tendré que castigarte por atacarme. – la presión de su agarre aumento, mi brazo estaba atrapado entre sus manos.  Levantándome del suelo, me arrojo lejos de él como si fuera un saco, haciéndome volar en el aire,   cuando toque el suelo la hierba y la tierra me saludaron. Escupí, rastros de sangre. Apoyándome con los codos, me levante del suelo, sintiendo el fuerte dolor en mi costado derecho cuando trate de recargar mi peso.  Maldito, me había lastimado solo con un golpe. Era fuerte, lo admitía, pero no me rendiría.  ¿Qué no era rival para él? Hasta ahora no había podido soltarme como quería, tenía que ser cuidadoso con la fuerza que ocupaba, porque al igual que un humano normal la mía dependía de mi alimentación.
-          TODOS, APUNTEN A LOS WERES NO DEJEN NINGÚN SOBREVIVIENTE. MATENLOS A TODOS. ESOS MALDITOS WERES DEBEN MORIR ESTA NOCHE.
-    ¡¡¡SI!!!
Todos los vampiros comenzaron a movilizarse, tomando las armas, ahora los juegos para grandes comenzaban. ¿Matarlos? Estaban subestimando a los weres, ellos no eran simples mascotas de 4 patas. Si alguien debía preocuparse, deberían ser ellos.
Los weres también tomaron posiciones de ataque, mostrado los colmillos que se escondían en sus hocicos, y las garras que arañaban la tierra bajo sus patas. El primero en soltar el primer ataque fueron los Cazadores, disparando su arma, uno de los weres se les lanzo encima y los demás lo siguieron. Comenzó un ataque entre disparos y mordidas, acompañados de heridas de armas blancas y garras afiladas. Los cazadores les lanzaban su arsenal de bombas y los weres saltaban hacia sus débiles cuellos, partiéndolos y dejándolos en el suelo desangrándose.
Nosotros tampoco nos quedábamos atrás, Ethan se movía a mí mismo tiempo, impidiéndome atacarle como quería. Odiaba su sonrisa de satisfacción, solo necesitaba un poco más de tiempo y estaría completo. Solo un poco más y podríamos ver quién era el más fuerte.
Ethan ataco, lanzándome un golpe a la cara, lo esquive, haciendo un giro de 360° sobre la punta de mis pies, fui agachándome entre más iba haciendo el giro, bajando hasta estar por debajo de su brazo, mi puño fue directo hacia su estómago, usando toda la fuerza que tenía. Ojo por ojo.
Él gimió, escupiendo sangre también. Me aparte, asegurando mi posición. La presión se acumulaba alrededor de nosotros. Una simple mirada fue suficiente para darme cuenta que todos habían olvidado su conflicto y ahora era “El conflicto de los hermanos”.  Mantuve mi posición de ataque, pie derecho frente, pie izquierdo atrás, a la medida igual que la cintura, ambos puños cerrados, a la altura de l0s hombros frente  a mí, esperando por el siguiente movimiento.
Una risa enloquecida retumbo en todo el lugar, eso hizo que un escalofrió recorriera mi piel. Y el responsable era Ethan, parecía fuera de sus cabales. Echo la cabeza hacia atrás, haciendo que su voz resonara aún más, no era una risa normal, era como de alguien que ha perdido la cordura, alguien desquiciado.
 Levanto el rostro, nuestros ojos se encontraron, algo andaba mal. No podía decirlo a ciencia cierta, pero había algo diferente, parecía… peligroso. Esta vez estaba 100% seguro de ello.
-         Muy bueno, Jason, pero… no es suficiente. – escupiendo a un lado, se limpió la sangre. Se quitó los mechones de cabello que le cubrían la cara, destapando su frente, donde una larga cicatriz en línea llegaba hasta su entrecejo, levantando la mano derecha hacia el aire. – YO SOY MÁS FUERTE – su brazo se deformo, una líneas de sangre comenzaron a brotar de su piel, casi como si fueran auto infringidas desde el interior, convirtiéndose en una gran masa sin forma, el sonido de los huesos siendo destrozados cuando esto paso fue tan fuerte que podía sentir yo mismo.
Esas bolas de carne que rodeaban lo que solía ser su brazo parecían protuberancias, rosadas y bañadas en sangre, palpitantes. Era algo aberrante. Las protuberancias dejaron de moverse, solo para comenzar a moverse más fuerte. La sangre seguía saliendo de su brazo, manchando todas partes. Y al igual Ethan seguía gruñendo, bramando palabras obscenas y maldiciones de dolor.
En un segundo, todo se detuvo, la carne rosada bajo su inflamación y comenzó a tomar forma, como si estuvieran tratando de meterse en su brazo y dejarlo como si no hubiera pasado nada. Pero eso no fue así.
El brazo desapareció. No había rastros de los dedos o de la palma.
Abrí los ojos, incrédulo. ¿Era verdad lo que veía? Entonces, ¿Por qué? ¿Cómo?
Donde alguna vez había habido una extremidad con dedos, ahora estaba una larga hoja afilada. No era metal, estaba hecha de algo más. Huesos, tal vez. El punto era que esa arma era imposible de romper.
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[Ethan]

Ethan sonrió al ver la cara pasmada de Jason, excelente, como en los viejos tiempos de entrenamiento. Y como esas múltiples veces, iría con todo. No podía decepcionar a su hermanito, ¿verdad?
Agito su espada, quitando el rastro de sangre y piel desgastada. Ese proceso era una mierda, odiaba tener que pasar por el cada vez que necesitaba usar un arma como su brazo, pero Qué mejor ocasión.
Le demostraría a su hermanito porque debía dejar de pelear y rendirse inmediatamente. A menos que quisiera recibir un fuerte ataque de su espada, del cual nadie había logrado sobrevivir para contar sobre su hermosa arma.
Se dirigió hacia donde estaba un árbol grande, extendiendo su brazo izquierdo, toco la superficie, era frondoso y grueso. Excelente.
Levanto su espada por encima de él, esbozando una sonrisa de satisfacción al ver como todos mantenían la mirada sobre él. Era momento de probarle a todos que Ethan White no era alguien débil, sino alguien que temer y respetar.
Haciendo un movimiento en forma de diagonal, blandió su brazo espada contra el tronco.
Espero. Nadie decía nada.
Un extraño sonido se escuchó y todos quedaron boquiabiertos al ver como en el árbol se abría una larga línea que lo atravesaba hasta el otro lado. El árbol se partió y cayó al suelo, provocando un sonido fuerte y pesado al impacto.
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Jason

Eso había sido una monstruosidad. Acabar con un árbol de un solo movimiento, sus temores habían sido confirmados. Ethan era peligroso, pero ahora no podía decirle simplemente “lo siento” y rendirse.
Jamás.
Sin embargo pelear con Ethan era una muerte segura, con sus golpes fuertes y ahora una espada como brazo de extensión. Solo había dos cosas que hacer, pelear y evitar ser herido. Sonaban fácil en mi cabeza, no eran imposibles, pero no había visto todo el repertorio de Ethan, podía incluso llegar a ser más veloz que yo.
Sacando la pequeña hoja de metal de mi bolsillo. La coloque frente a mí, sosteniéndola con mi mano derecha.
Tomando una gran bocanada de aire, cerré los ojos, sintiendo como mi cuerpo comenzaba a sentirse más ligero. Todo a mí alrededor, pulsaciones, el sonido de los pájaros, la corriente de aire, el latir de los corazones, pisadas, todo.
Ethan avanzaba hacia mí, dando pasos grandes, su movimiento no era tranquilo, venía con todo contra mí. Bien, no esperaba menos. Yo también lo haría.
Abrí los ojos, encontrándome con Ethan, comencé a correr contra él, él lanzo su golpe, extendiendo su brazo para alcanzarme, pero logre esquivarlo, surtiéndole un fuerte golpe en la cara con la rodilla, justo entre la nariz y el labio superior, lo hice retroceder.
O eso pensé, ya que rápidamente volvió a lanzar un segundo ataque, esta vez haciendo un giro con la espada. Atrapándome aún en el aire la punta de la hoja apenas alcanzo a tocarme, rasgando mis ropas solo un poco. Retrocedí, colocando mi arma frente a mí, revise el corte; nada. Solo había sido superficial, no había tenido tiempo de cortarme.
Esta vez no le permitiría siquiera penetrar mi espacio de ataque. 
Él se lanzó primero, esta vez, con la espada en línea recta, listo para clavarla en mi cuerpo. Ese ataque fallaría si me mantenía alejado de la dirección de la espada, un simple giro y un golpe, eso bastaría. Avancé, esquivando el filo de su espada, alargando mi arma. Lo tenía, no podía escapar a un golpe directo. La punta alcanzo a cortar su mejilla, pero no siguió avanzando.
Viendo que algo se interponía entre ambos, su brazo estaba extendido, manteniéndome a una distancia lejos de él. Su palma golpeo directamente contra mi abdomen, el golpe fue fuerte, que me alejo de él en un segundo. Caí sobre mi propio trasero, el dolor no era en la parte de mis posaderas, no, el dolor provenía de mi interior, justo donde había golpeado con su palma.
Cuando lleve la mano hacia donde me dolía, me percate de una mancha rojiza que bañaba mis dedos. ¿Qué? Revise nuevamente, dándome cuenta como una línea, no tan profunda, pero si grande se abría en la parte de mi cadera.
Maldito.
La espada no me hirió como esperaba, pero el corte en mi cadera me impedía moverme más libre como antes. Así que no había sido descuidado, sino que lo había planeado así desde el principio. Sabía que lo atacaría directamente, así podrá esquivar su ataque y herirlo. Todo había salido igual, a excepción de eso último. El único herido era yo. Además, ese corte en su mejilla no significaba nada, era un roce sin valor.
Paso su lengua por donde una pequeña línea carmesí manchaba la hoja de su espada, una media sonrisa se dibujó con sus labios.
-         Nada mal. Esta vez no fallare. – diciendo esto mismo su cuerpo se movió más rápido, rompiendo el espacio entre ambos,  atacándome por un costado, lo bloquee con la pequeña espada, haciendo que sonara el metal cuando chocaron ambas armas.
No sé en qué momento paso, que su otro brazo se alargó y una punta filosa paso por encima de mi cabeza. ¿Otra espada? No podía ser verdad. Apenas podía llevar el ritmo de una, ¿Cómo podía contra otra? Retrocedí, dando un paso precavido. Tal y como haba previsto, la herida en mi cadera estaba sanando, pero al mantenerme en movimiento constante esta no cerraba como era debido. Había más sangre manchando mi ropa. Maldición, Ethan no dejaría que sanara mis heridas, porque aunque no fueran profundas, seguían siendo heridas y la sangre se escapaba de mi cuerpo por ellas.
Tenía que hacer algo, pero realmente no sabía qué hacer. Ethan era fuerte y sabia pelear, no era un novato. Ese instinto asesino de querer arrancarle la cabeza a tu contrincante no lo encontrabas en cualquier persona. Sin darme tiempo a continuar en que hacer, Ethan volvió a atacar, al parecer tenía razón, no me dejaría curarme.
Me atacaba a ambos lados con sus dos espadas de brazos, esquivando una, defendiéndome de la otra con la pequeña daga en forma de hoz. No podía atacar, lo único que hacía era defenderme y retroceder.  Cada intento de ataque directo él lo bloqueaba cruzando las espadas.
Una defensa muy buena, solo utilizando ataques, no necesitaba un escudo o algún otro objeto para bloquear mis movimientos. A este paso no llegaría a nada más que a desangrarme antes de tiempo. Si seguíamos así el único que gastaría su energía seria yo, y Ethan podría atacarme en estado débil. Odiaba admitirlo, pero no tenía muchas opciones a mi favor.
Piensa, Jason, piensa. No había otra cosa más cerca de mí que utilizar contra Ethan. Incluso mis movimientos eran inútiles, mientras tuviera esas dos espadas como extensiones de sus brazos me sería imposible.
Aunque, ahora que lo pensaba bien, el poder formar una espada con tu brazo debe costar mucho trabajo, ¿no? No es trabajo físico, debe estar completamente concentrado. ¿Cómo distraerlo? No parecía de los sujetos que les decías: “¿Qué es eso que hay detrás de ti?”
¿Qué es lo que me quedaba en los bolsillos? Alambre, una bomba y los dardos paralizantes.
ESPERA. ¡LOS DARDOS!
Lanzarle un dardo no funcionaria, era una estupidez pensarlo si quiera,  podría simplemente esquivarlo o detener su lanzamiento a mitad de camino. Si bloqueaba mis ataques, ¿Qué no le impediría librarse de un simple dardo? Nada.
Solo había una opción, era apostarlas todas por una oportunidad casi imposible, podría decirse que un 35% de éxito y el demás dependían de la habilidad del sujeto.
Rebuscando en mis bolsillos, logre hacerme de tres de ellos, tenían un líquido verde dentro, que estaba comprimido en un pequeño tubo cilíndrico y esa típica aguja puntiaguda. Estaba más que claro que no las lanzaría, incluso teniéndolo cerca, solo había una forma de hacer que el líquido hiciera efecto. Atacar indirectamente.
Apretándolos en mis manos, el cristal se rompió y el líquido quedo en mis manos, manchándolas de un verde fluorescente, acerque mi mano hacia la hoja de mi espada y lo pase por toda la superficie, dejando que el líquido bañara el arma. Solo un toque, eso era todo lo que necesitaría.
Ethan ataco, yo bloquee, su segunda espada trato de cortarme la cabeza, pero logre detenerla con mi propia mano. Apretando la espada, mi mano sangraba por el corte que me proporcionaba. Ethan continuaba presionando, estaba cortando toda la piel, podía sentir como comenzaba a llegar al hueso de mi palma. Logre quitármelo de encima, pero su movimiento fue más rápido, sin poder detener cuando alargo su brazo. Su espada logro clavarse en la parte de mi cadera.
Maldición, Ethan era bueno, no solo era fuerte, era veloz en ataque. Mis ojos fueron hacia donde Ethan se quedaba fijo en donde su espada se clavaba.
AHORA
Avance, clavando más el arma dentro de mí. Gruñí por el dolor, ahogando el chillido, podía soportarlo, trague la sangre en mi lengua y extendí los brazos, envolviéndolos alrededor del cuello de Ethan.
-         Hermano… - pronuncie, podía escuchar como mi voz sonaba rara, ahogada.
Su espada estaba clavada en mi cadera, podía sentirla presionándose contra la superficie solida de mi hueso interno. El dolor fue a cada musculo, trataba de que no penetrara más en mi cuerpo, pero el arma seguía avanzando, destrozando en su camino. Mi mano se aferraba al arma, presionando para sacarla, Ethan me miro, incrédulo, pero comenzó a aplicar más presión, hasta sentir como el arma llevaba más y más profundo.
Gemí, escupiendo un poco de sangre en el hombro de Ethan, este no dijo nada, la presión de su espada disminuía, pero no se apartaba. El aroma a Ethan era dulce, pero mareaba el estarlo inhalando, no podía permanecer en esa posición. Suspire, dejando salir todo el aire de mi interior, un gruñido por el dolor que sentí en la zona herida. Tenía dos heridas profundas ahora, y ambas eran en los costados, solo que una de ellas era más insoportable.
-         Ethan.
-         ¿Qué sucede, hermano?
-         No iré con ustedes.
-         ¿desobedecerás a nuestro padre otra vez? Ven con nosotros.
-         No. Voy a ser libre.
-         ¿a qué te refieres?
-         Que volveré a mi hogar. Con mi familia.
-         Nosotros somos tu familia.
-         No, yo tengo una familia. Iré a verla después.
-         ¿aun crees que puedes vencerme? Soy más fuerte que tú.
-         No lo discutiré, tú eres más fuerte, y eso es una gran diferencia, pero yo también tengo algo que tu no.
-         ¿y qué es eso?
-         Que no solo me guio por mi fuera física.
Clave la espada en su espalda, este chillo al ver como se hundían completamente en su hombro. Me dio una patada, apartándome lejos de él, lo que funciono porque caí contra un grueso árbol. Gemí de dolor. Viendo como Ethan trataba de quitarse la espada del brazo, pero era imposible, estaban en un lugar que con su mano izquierda no podría alcanzar a quitarlos, y aunque lo hiciera sería demasiado tarde.
Al igual que Ethan yo también tenía algo más que nadie tenía; un creatividad innata para dejar fuera de combate a mi enemigo; en sí, mi cuerpo podía ser un arma mortal, pero lo más poderoso de mi era que no me guiaba por técnicas o por estrategias, yo era instinto. Si las cosas no están a tu favor, ¿Por qué no cambiarlas? Juega con tu contrincante y hazlo pisar en falso, solo haciéndolo podrás tener ventaja.
Ahora, yo la tenía. Ethan podía ser fuerte y convertir su cuerpo en lo que quisiera, pero ahora eso no tenía ningún valor.
Viendo como sus brazos se deformaban, el grito al sentir el dolor de su piel expuesta tocando la superficie terrosa.
Me acerque, tambaleando mis pies, comencé a correr, tomando la mayor parte de mis fuerzas en mis piernas. No me podía quedar tendido en el suelo y dejar pasar mi oportunidad de atacar, sería una estupidez tanto esfuerzo.
Ethan me volteo a ver, viendo como me acercaba a él, levanto la mano para detener mi ataque, pero su brazo ya no era una espada, sino todo lo contrario. Al parecer la apuesta había sido acertada.
Tome la espada en mis manos, dándole un giro la extendía hacia donde estaba Ethan, la espada corto rápidamente de un solo movimiento la mitad del brazo. Una pequeña cantidad de sangre me salpico en la cara, la otra comenzó a caer en el suelo, manchando todo por todo Ethan caminaba, pues el dolor debía ser intolerable.
No le preste demasiada atención, me concentre más en encontrar el maldito reloj. Viendo la extremidad tirada en el suelo, escurriendo sangre y llena de tierra. Metí mis manos dentro de la carne hinchada, era como tocar una masa blanda, pero resbaladiza, lo que me hizo sentir un poco de asco. Hasta que sentí algo duro entre tanta deformidad, usando la espada comencé a cortar la carne hasta lograr encontrar el objeto, este continuaba haciendo el mismo parpadeo continuo.
Cortando la gomilla que lo mantenía sujeto alrededor de lo que antes fue un brazo. Buscando en donde apagar los collares, el reloj solto un fuerte pitido, seguido de una maldiciones de parte de los Cazadores.
-         Maldicion, ¿Qué has hecho?
-         Vamos a morir.
-         Mierda.
Los collares estaban emitiando un extraño sonido y la lu que habia permanecido tranquila, ahora parecía un contador de los segundos de vida que les quedaban. El reloj no tenia letras, solo un botón, pero, ¿Qué si ese botón activaba todos los collares a la vez?
-         ¿Cómo se apaga esta cosa? ¿Cómo?
-         … Debes darle la orden… - una voz detrás de mi se escuchó, uno de los Cazadores se mantenía a tres pasos de mi, era el tipo de la bazuca, su ojo derecho estaba cubierto por un parche negro y por lo visto su collar comenzaba a hacer presión en su cuello, poque apenas podia articular palabra sin ahogarse por su propia voz.
-         ¿Cómo… cómo lo hago?
-         Pon tu dedo sobre la pantalla y di: DESACTIVAR – cayó al suelo, el collar comenzó a sonar más fuerte, todos los demás Cazadores de mi alrededor estaban en la misma situación, luchando por no ser asesinados por los collares, unos ya estaban en el suelo, retorciéndose, otros se aferraban a tratar de quitarse los collares.
Tenía que darme prisa, viendo el reloj, coloque mi dedo pulgar sobre la pantalla, pero este no reaccionaba. Frotándolo varias veces más, la pantalla se ilumino, unos puntos aparecieron en ella, mostrando pequeños números y no dejaban de parpadear constantemente.
-         De-Desactivar. – dije, aun inseguro de si eso era lo que tenía que hacer. La pantalla se puso completamente roja.
-         Sistema: Desactivado.
Un pitido sonó, haciéndome mirar hacia alrededor, todos los collares, TODOS, dejaron de zumbar y en cambio se apagaron, liberándolos. Los collares cayeron al suelo.
Deje salir un suspiro de alivio.
-         Gracias. – me dijo el mismo Cazador, aunque ahora ya tenía una mejor apariencia, su color había vuelto a ser normal
-         De nada. – el hombre se levantó del suelo, parecía una montaña de puro musculo.
Saco dos grandes pistolas debajo de su gabardina, reaccionando a su movimiento, levante la espada frente a mí,  sin embargo aun así disparo.
Cerré los ojos. Pero no sentía ningún dolor o me sentía morir, aunque no sabía cómo se sentiría morir. Abrí los ojos lentamente, primero el derecho, viendo como un humo salía de las pistolas, había disparado, pero no a mí. Me gire, encontrando a dos de los Fledermaus tirados en el suelo, con las cabezas perforadas por un proyectil pequeño. Lo mire, incrédulo.
-         Bien, chicos, ¿nos es momento de nuestra venganza? A MATAR A ESTOS MALDITOS CHUPASANGRE.
Un coro animado y lleno de rabia se le unieron. Los vampiros sin saber que hacer se pusieron a la defensiva. En un segundo toda la situación se había girado drásticamente. Los Cazadores apoyaban a los weres a matar vampiros. No solo sonaba loco, lo parecía. No les daba oportunidad de contratacar.
Suspire, por primera vez algo bueno pasaba.
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Elliot

Maldito ¿Cómo era posible que siguiera vivo? Incluso habiéndose enfrentado a Ethan. Quien ahora descansaba entre sus brazos, inconsciente. No había muerto, por su palpitar podía asegurarlo. Había detenido la hemorragia de su brazo, pero aún tenía que  llevarlo con un doctor para que lo atendiera adecuadamente. Maldición. Todos sus planes se iban a la mierda por idiotas de los que no tendría que encargarse, ni siquiera lo conocía, pero Bateman era autoritario y no le gustaría saber que algo le había pasado a su amado hijo.
Aunque a final de cuentas, tanto Ethan como Jason eran sus hijos. De entre ellos dos, ¿a quién escogería? Ethan no había mostrado todo de sí, eso era obvio, podía ser más fuerte, pero Jason no se quedaba atrás. El hijo de perra tenía unos trucos bajo la manga, aun teniendo dos grandes cortes en la cadera.
Mirándolo con recelo, las heridas del chico estaban sanando, la sangre había parado un poco de fluir fuera. Todos esos dichosos hijos de Bateman no eran más que simples experimentos, fenómenos de laboratorio que no murieron en las probetas.
Queria saltarle encima y cortarle la garganta, probar si asi moriría ese pequeño desgraciado.
Pero no podía. Aún no. Tendría su momento, primero debía deshacerse del idiota en sus brazos, después podría matar a su hermanito indefenso. Esbozo una leve sonrisa. Jason Snyder era muy interesante, demasiado
-         Qué pena que te tenga que matar.
Dándose la media vuelta, se alejó de lugar, a paso veloz para escapar del combate de weres-Cazadores contra Vampiros.
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Jason

Aun no me levantaba de mi lugar, mi cuerpo necesitaba un poco más de tiempo para sanar. Y necesitaba alimento. Eso ultimo no quería hacerlo presente, podía ser que todos supieran que tenía cualidades curativas, pero no les diría que tenía que beber sangre. Tan solo podría imaginar las expresiones de asco y alguna que otra burla por parte de Charlie para calmar el tenso ambiente.
Podía negarlo, pero aun así mi garganta picaba como si me metieran brasas. Tenía sed. Todo en mi cabeza era SANGRE, SANGRE, SANGRE, SANGRE, SANGRE…
Tenía que reprimir ese instinto. No ahora. Apreté la mandíbula, sintiendo el dolor de mis colmillos clavándose dentro de mis encías. Se habían alargado en un simple momento.
Un ruido se escuchó detrás de mí, al igual que el sonido de un tintineo. Me aparte rápidamente, esquivando el mortífero golpe. Mis ojos fueron hacia al figura encapuchada que sostenía el hacha, que ahora estaba clavada en el suelo. Una cadena la mantenía asegurada a su brazo. El hombre se recompuso y lanzo el hacha al aire, impulsándola con la cadena hacia mi lugar. La esquive.
El hacha paso volando por mi cabeza, pero logre esquivarla, cayendo de espalda. Al otro lado, mis ojos fueron hacia el culpable, el Cazador de mechón amarillo me miraba divertido, aun traía otra arma.
-         Corre, conejito.
-         ¿Por qué haces esto? Eres libre.
-         Yo no quiero mi libertad. ¿Qué clase de vida podría vivir ahora? He matado a los de mi especie, soy un traidor. ¿realmente crees que quiero ser libre? La libertad es una ilusión para los ingenuos, yo no soy uno de esos idiotas. Ya no más.
-         ¿quieres matarme?
-         ¿descubriste mi plan? Guau, eres genial Snyder. Así que, ¿5 segundos de ventaja? Me gusta perseguir a mis presas. – levantando la mano, sus dedos completamente extendidos.
-         … - apreté las manos en la tierra, ¿estaba jugando conmigo? El primer dedo bajo, volviendo a su lugar en la palma. Estaba contando.
-         ¿correrás o…?
No esperando que terminara su oración comencé una rápida carrera, el hombre a mis espaldas contaba en voz alta, hasta que se escuchó el CERO, AHÍ VOY.
Corría rápido por el bosque, aun sintiendo el dolor de las heridas latentes, parecía que el sudor de mi cuerpo solo hacía que las heridas dolieran el triple de lo normal. Y que las ramas las acariciaran cuando iba en mi camino ayudaba demasiado.
Revise detrás mío, el hombre no había dejado de perseguirme, me seguía el paso, aunque era más lento, una sonrisa desquiciada en su rostro. ¿Por qué siempre me tocaban los locos?
Tenía que perderle, después lo mataría.

[… ] 

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