Labios Helados, Lengua Caliente - Capítulo 16
[CACERIA:
BATALLA MIXTA: FINAL 3]
[Ethan]
¿Qué es eso? ¿Esa
desagradable criatura es mi hermano? ¿Jason
Snyder? Incluso el nombre me provocaba asco. Una figura delgada y llena de
vida, era demasiado evidente al ver el color en sus mejillas, al igual que el
sonido que hacían sus pulmones y corazón
funcionando, incluso estando tan lejos podía escucharlo latiendo. Bump, bump, bump, bump…. ¿en esto se había
convertido mi hermano?
NO ME JODAN.
Era desagradable escuchar ese palpitar.
Sus movimientos eran
restringidos, no se movía demasiado más que para hacer pasos cautelosos, sin
que fueran tomados como una amenaza, ¿estaba tratando de disminuir el nivel de
desconfianza de mis hombres? No, estaba atento a los movimientos de ellos, pero
también estaba haciéndolos bajar la guardia.
Chico listo.
¿Así que era precavido? Bien hecho, al menos
esa parte desconfiada de él seguía intacta, su instinto natural de no confiar
ni apegarse a los demás, no confíes en
nadie. Un consejo que muchas veces le había remarcado. Pero que ahora mismo
el no recordaría aunque se lo jurara.
Por lo visto, en su cuerpo y
ropas, había estado peleando con mis hombres – de Bateman – y no se había
dejado hacer demasiado daño. Sus manos se mantenían en puños, y sus ojos
giraban en torno de todo el lugar, vigilante de los movimientos de los
vampiros. Somos el enemigo, ¿eh?
Apreté la mandíbula, ¿lo
habían puesto en nuestra contra? Todo esto era una mierda, los humanos
pagarían, incluso aunque Adam Snyder estuviera muerto, eso no significaba que
no pagarían. Además, eran humanos, subespecies que pronto formarían parte de su
alimento.
Con ese pensamiento en la
cabeza pude sonreír, feliz de sentir la venganza. ¿Era alguien sanguinario? Un
poco, podríamos decir que era alguien que no podía soportar que le hicieran
daño a sus seres queridos y su hermanito, además de Nova (su hermana gemela)
y su padre Bateman, era parte de sus
SERES QUERIDOS. No sin pagarlo caro, que en mi diccionario significaba ser despedazado,
miembro por miembro.
-
Yo soy Jason Snyder.
– el chico frente a mi interrumpió mis pensamientos, que lo hizo en buen
momento porque me estaba yendo por las ramas. Lo inspeccione de pies a cabeza,
tenía el cabello un poco largo y era de un color castaño, ojos verdes, y una
piel, sino muy clara por estar demasiado tiempo en el Sol, solo eran detalles
mínimos. Sus miradas se encontraron, y no le gustaba lo que veía en esos ojos
verdes; repudio, ira, y una sed de arrancarle la cabeza.
-
Aja, eso veo. – trate
de relajar el rostro, mostrándole la más cálida sonrisa que pudiera imaginar.
No es que no sonriera del todo, pero en su interior estaba una ira que no podía
ser aplacada, entre la mayor era ver a su hermano en tal estado. ¿Cómo se
habían atrevido a hacerle algo como eso? Ahora él parecía una humano. Un
asqueroso humano.
No puedes enojarte con él, él no tiene la culpa de lo que
paso. Además, no viniste a regañarlo ni nada por el estilo, viniste a ayudarlo.
A que recordara su verdadero YO.
Trate de tranquilizarme, era
verdad. No podía enojarme con él, es mi hermano. Libere un poco la presión de
mi cuerpo, liberando los puños, relaje los hombros y la sonrisa salió
involuntariamente esta vez. La verdad era que me alegraba verlo, tanto tiempo
sin estar cerca de él, solo quería estrecharlo contra su cuerpo, aunque ahora
estuviera vivo, quería volver a sentir a su hermanito en sus brazos.
********************************************
Jason
Todos guardaron silencio al
verme, el sonido del aire acariciando las copas de los arboles era el único que
podías escuchar, trague en seco, aun sintiendo mis manos temblando, por eso las
tenía en puños para evitar que se notara. Tienes
que ser fuerte.
El tipo de cabello castaño
me miro, sus facciones eran serias, comenzó a caminar hacia mí, los Cazadores
lo observaban, precavidos, sin dejar de tenerme en el foco de su mira. Maldición,
ni siquiera tenía un plan y aquí estaba, al parecer mi estupidez era mayor de
lo que creía. Randolph no dejaba de taladrarme la cabeza con regaños y
bramuras, al igual que los demás chicos, buen momento para utilizar mi
loboquinesia. Trate de no concentrarme demasiado en ello, ya que mientras más lo hacía más se intensificaba,
además tenía un problema mayor frente a mí,
y se acercaba más y más.
Solo cuando estaba frente a mí,
fue que mi cuerpo se movió como un auto reflejo y retrocedí un paso.
-
No lo hagas.
– ordeno, sus ojos, esos mismos ojos de color rosa oscuro me estudiaban a cada
segundo, era extraño sentirse presionado por una simple mirada, pero era
verdad. Al mismo tiempo que su voz no decía una sugerencia, era una orden
definitiva. Trague en seco y lo encare, mi corazón palpitaba al 100% podía
escuchar los latidos en mis oídos zumbando como tambores. – Jason, no lo hagas.
– no fue sino hasta que pronuncio mi nombre que me quede helado. Sentí todo el
aire de mis pulmones salir de mi cuerpo, y mi boca se abrió por si sola.
-
¿Q… Quién eres? –
pregunte involuntariamente, mis piernas temblaban, quería correr e irme de
aquí, pero al ver la situación en la que los weres se encontraban, ¿Cómo podía
darles la espalda?
-
Ya veo, así que no me
recuerdas. Está bien, solo debes tener en cuenta dos cosas; una, estas en
desventaja, así que no hagas nada estúpido; dos, somos familia, y no se daña a
la familia, ¿verdad? – esbozando una leve sonrisa, que hizo suavizar un poco su
expresión seria. Era joven, o al menos lo aparentaba. Sus palabras resonaron en
mi cabeza, Somos familia. Sacudí la
cabeza, negando, era como si todo lo que dijera me bloqueaba completamente, no
podía pensar bien, ni siquiera podía moverme. Mi cuerpo seguía estático en el
mismo lugar, y solo podía sentir los escalofríos recorrer mi cuerpo.
-
¿Familia? No entiendo
que quieres decir, yo tengo una familia y tú no eres un miembro. – mi voz
seguía sin recuperar su tono, pero me las ingenie para no sonar asustado, o
tartamudear en este caso.
Dando un paso hacia
adelante, su cuerpo se movió más rápido de lo que predije, rompiendo el espacio
entre los dos, no me había dado tiempo de reaccionar. Estaba sorprendido. Sus
manos me tomaron de los hombros, creyendo que me atacaría con algún golpe o me
lanzaría contra algo sólido, pero eso no paso, sino que comenzó a sacudirme, me
miraba con el ceño fruncido, apretando la mandíbula, poseído por un deseo
extraño que ni siquiera yo mismo comprendía. Randolph parecía sacado de sus
casillas, fuera de control y quería arrancarle la cabeza, lanzarse
inmediatamente en mi ayuda, pero le advertí que no era lo más factible. Espera un momento, solo un momento. El pareció
entenderlo y dejo de gruñir, aunque eso no bajo su temperamento.
-
Jason, esa “familia”
a la que te refieres no es tu verdadera familia.
-
Mentira, deja de
decir mentiras. Tú no me conoces. – sacudiéndome, tratando de apartarlo, pero
sus manos no me lo permitían, de hecho
continuaban sacudiéndome y obligándome a mirarlo directamente.
-
Claro que te conozco,
soy tu hermano mayor, Ethan. ¿Por qué no me recuerdas? Tú eres mi hermanito. Y
Bateman es nuestro padre – mi cerebro dejo de pensar, era como un balde de agua
fría. Había sido un golpe bajo, y ninguna sola palabra salió de mi boca. Mi
cabeza dolía, era un dolor que comenzaba en mis sienes, palpitante, como si
alguien martillara mi cráneo con un pico.
¿Qué acababa de decir? Bateman, ¿mi padre?
¿Nuestro? No, escuchaba mal. Era mentira, trataba de engañarme, jugar con mi
mente. Eso es lo que hacen los vampiros, ¿no? Juegan con nuestras mentes, y
cuando bajas la guardia te apuñalan por la espalda. Son manipuladores, usando
un lenguaje bonito cualquier mentira puede sonar verdadera. Y este vampiro no
era la excepción.
Apreté las manos en puños,
sintiendo la presión de mi mandíbula, juraría que mis encías sangrarían si
seguía apretando los dientes de esa forma. Todo esto era muy confuso, no
entendía nada de esto. Sintiendo la presión en mis hombros, levante la mirada
al responsable. ¿Por qué? ¿Por qué estaba haciendo todo esto? Sentía mis
piernas débiles, pero no caía, aun me sostenía de no hacerlo por lo hombros.
Mis manos cayeron a ambos costados, abiertas, la presión de resistirme se había
ido. Demasiadas cosas pasaban por mi cabeza, pero todo parecía ir más lento.
Nuestras miradas se
encontraron, solo por una fracción de segundo, sus ojos estaban húmedos,
dándole una expresión de sufrido, ¿Por qué se veía más herido él que yo?
parecía al borde las lágrimas. Eso era algo completamente extraño. Un vampiro
llorando. Y justo cuando imaginaba que nada más raro podría pasar, sus brazos
me envolvieron, me resistí, pensando que era un truco para someterme o algo así
como clavarme un cuchillo en el vientre mientras me estrechaba, pero se hizo
reacio a soltarme, formando un candado por detrás de mi espalda. Deje de
forcejear, algo no estaba bien. No estaba intentando hacerme daño, estaba
¿abrazándome?
Esperaba sentir un frío
helado que emanara de su cuerpo, haciendo que mi piel se estremeciera por el
contacto, pero no fue así. Su cuerpo era caliente, en un sentido de
temperatura, porque el calor comenzaba a pasar hacia mi cuerpo. Muy cálido, pensé. Un pequeño tamboreo
bailo en mis oídos, era el palpitar de un corazón.
Eso era… imposible. ¿Un vampiro con un corazón funcional?
Rompía todo el significado de vampiro. ¿Qué era Ethan? ¿Vampiro? U otra cosa.
Despedía una extraña
fragancia de sí mismo, en mi nariz provocaba una rara reacción a sentirme más y
más cansado, mi cuerpo comenzaba a sentirse entumecido, era dulce y a la vez
sentía que debía inhalar más de ella.
-
Incluso el nombre de Jason es una mentira, tu
verdadero nombre es Christopher, Christopher Raleigh. – pronuncio suavemente en
mi oreja, casi como un susurro, la confesión fue lo que me provoco que me
apartara de él, esta vez mas dócilmente. Coloque mi mano sobre su pecho y lo
aparte lentamente.
-
No, eso es…
-
Verdad. Debes
aceptarla. No sé cómo fue que olvidaste todo, pero todo lo que conoces es una
mentira. Confía en mí. – había un tono de súplica en sus palabras, pero no
podía dejarme llevar. Aunque mi cabeza estaba mareada no podía simplemente
decir que sí. Era darle la espalda a todo lo que representaba. ¿una vida llena
de mentiras?
-
Yo… no puedo. Estas
hablando de mi vida, la única cosa que conozco. Ustedes son vampiros, son el
enemigo, no puedo confiar en ninguno de ustedes.
Iba a apartarme lejos de él,
mi mente me pedía que me alejara del lugar, y aunque mis piernas no quisieran
moverse, por mil demonios que correrían.
Una mano se cerró sobre mi
muñeca y me retuvo, el mismo dulce aroma seguía volátil en el aire, y eso me
provocaba un dolor de cabeza. ¿Qué estaba pasando? Era como si… abrí los ojos
de par en par, levante la mirada hacia Ethan, él no estaba haciendo nada, pero
¿Qué tanto de ello era verdad? El aroma se intensifico, podía sentir como todo
el lugar a mi alrededor estaba siendo inundado por una fragancia empalagosa.
Tragué, sintiendo mi garganta reseca, no podía sentir mi lengua.
Así que eso es lo que quieres hacer,
¿no? Gas somnífero.
Ethan me miraba serio, por primera vez veía
una parte de él típica de un vampiro. Sus ojos brillaban, detrás de ese rostro
amable, había un vampiro manipulador. Con que ese era su plan. Me mordí el
labio, tratando de aguantar las ganas de abalanzarme sobre él y partirle la
cara, pero lo reconsidere, todavía estaba el hecho sobre esa extraña habilidad
de transformar tu brazo en una navaja lo suficientemente filosa como para
cortar la cabeza de una persona.
-
Ven conmigo. –
pronunció las palabras en modo imperativo, lo mire a los ojos, esta vez trate
de ser firme, no podía flaquear en un momento como este. Todo dependía de ello.
Primero lo primero. Lo siento, Randolph.
-
No. – respondí,
serio, su expresión se vio oscurecida por una leve mancha de enojo, pero
rápidamente la borro.
-
¿Qué? Jason, debes
venir conmigo. Es por tu bien. ¿no quieres saber la verdad sobre ti?
-
Si quiero, pero antes
quiero que me prometas algo.
-
¿Qué cosa? – me miro
confundido, tenía que ser hábil con la palabra, o me jugaría chueco. Si su plan
era capturarme, los weres no les eran necesarios, así que tenía que sacarlos de
su mirada primero.
-
Promete que no les harás
daño a los weres – todos me miraron y no falto uno que otro respingo por parte
de los hombres de Ethan. Bueno, vampiros hombres, lo que fueran.
Ethan me miro dubitativo,
pensando su respuesta. Obviamente dejar vivos a los weres no era uno de sus
planes, pero ahora debía decidir. Si decía que no, escaparía. Si decía que sí,
igualmente escaparía, pero primero debería interpretar muy bien mi papel hasta
poder escapar.
-
Está bien, acepto. No
les hare daño a los weres. A cambio vendrás conmigo. Sin oponer resistencia.
Hubo muchos descontentos,
además de caras perplejas, incluyendo la mía. Ethan asintió con la cabeza hacia
los vampiros y me tendió la mano, no podía negarme, así que simplemente la
acepte. Un trato es un trato.
El rugido de Randolph resonó
en mi cabeza, haciéndome tambalear, se formó un eco prolongado que duro más de
1 minuto. Me aferre a lo primero que mis manos agarraron, que fue el brazo de
Ethan. Me miro preocupado, pero esboce una suave sonrisa, aunque aún seguía
escuchando el sonido de la severa voz de Randolph regañándome con insultos que
no conocía. Cálmate, y confía en mí. Por
favor.
Finalmente la voz dejo de
hacer ruido en mi cabeza, después de un gruñido molesto todo quedo en silencio.
Ethan me condujo hacia uno
de los vehículos en los que habían llegado. Esa cosa tenía más la apariencia de
un tanque militar, solo que un poco modificado. Su tamaño era mayor al de un
vehículo cualquiera. Reforzado por todos lados con gruesas placas de metal en
las paredes, parecía más un caparazón de tortuga que un vehículo, de no ser por
los grandes neumáticos.
Estábamos por subir al
vehículo, cuando alguien se nos interpuso, Ethan se detuvo, uno de los
Cazadores se acercó hacia nosotros, guardando su arma detrás en señal de no
agresión, aun así Ethan me coloco detrás de él.
Abrí los ojos de par en par,
casi emitiendo un gruñido molesto. Maldito
bastardo. Era el mismo sujeto del bosque, el del mechón rubio, solo que
esta vez estaba completamente mojado del cuerpo, no necesariamente por agua,
había pequeños restos en sus ropas de sangre.
Ethan me hizo gesto para que
subiera al vehículo, y así lo hice. Trague en seco, pasando junto a él, casi
podía sentir sus ojos fijos en mi nuca. Así que levante la mirada,
encontrándome con sus ojos calculadores. No había ninguna emoción, era la
típica expresión que tienen los que han presenciado la muerte por mano propia,
los que han dejado de ser los perseguidos y se han vuelto ejecutores de su
propia raza.
La mirada de un Cazador.
Me sonrió al verme, esbozando una media sonrisa, sus dientes
salieron a la luz, divertido al darse cuenta que me había percatado de la
sangre encima de él, evidencia de que los weres habían sido masacrados como
animales, no, mucho menos que eso. Quería borrar esa estúpida sonrisa de su
rostro y remplazarla por una siniestra mueca, necesitaba ser castigado. Y por
lo visto a través de su mirada, él pensaba lo mismo. Ethan cortó nuestro
pequeño encuentro de miradas, llamando la atención del Cazador.
-
Señor, entonces ¿Qué
hacemos con los weres? – pregunto, en tono respetuoso, no había burla o al
menos ninguna pizca de rudeza en sus palabras. ¿tanto le temían a Ethan?
-
Oh, sí, métanlos a
las jaulas. Los llevaremos con Bateman – todos asintieron y yo rápidamente me
coloque enfrente de Ethan, negando fuertemente la cabeza.
-
¿Qué? ¡No! ¿Por qué?
-
Jason, son animales,
además Bateman tal vez quiera examinarlos. Serán un buen presente para sus
experimentos. – sonrió, sus colmillos sobresalieron de su boca, divertido ante
la idea. ¿Bateman? ¿usarlos para sus experimentos? Eso era una jodida broma de
mierda. Así que Ethan no era lo que pensaba, que sorpresa considerando que es
un vampiro. No esperaba que mostrara tan rápido las uñas. Lo tenía planeado
desde un principio. Alejarme del conflicto.
Sabía que me arriesgaba a no
saber nada sobre “ese pasado que desconocía” pero no podía simplemente asentir
y dejar que los vampiros llevaran a los weres a ciudad Zwielicht.
-
Prometiste no
hacerles daño. – dije, apretando los puños a mis costados, tenía ganas de darle
un buen golpe en la boca, pero debía medir mis movimientos. Estudiando cada
posibilidad en mi cabeza, Randolph también me mostraba como estaba la situación
afuera, los weres esperaban ver quien iba a dar el primer movimiento. Ethan
puso sus manos sobre mis hombros y suspiro, volviendo a mostrarme una media
sonrisa.
-
Y lo cumplí, yo no
les hare daño, aunque no puedo controlar las acciones de mis hombres.
-
Ethan, tu dijiste…
-
Jason. No dejare que
me pongas en vergüenza frente a mis hombres, si yo doy una orden debe ser
obedecida. ¿entendido? – me mordí el labio, viéndolo furioso, apreté los puños.
Lo sabía, no puedes confiar en un vampiro, en especial en Ethan. ¿hermano? Y
una mierda.
Viendo la mano extendida
hacia mí, mis ojos iban de Ethan hacia el conflicto que se desencadenaba detrás
de mí, entre los weres y los Cazadores, una pelea que no tenía un ganador
definido. Los weres parecían poder controlar la situación, pero los Cazadores
eran un número mayor, acompañados de un masivo armamento y el grupo de
Fledermaus. ¿Qué hacer?
La balanza estaba desequilibrada
y a mi parecer, los Cazadores las tenían todas de ganar, solo necesitaban
hacerlos retroceder a un punto y seria su final. Apretaba mis manos en puños,
sintiendo la impotencia y la ansiedad carcomiéndome internamente.
¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Qué
hacer? No tenía la menor idea. Un gruñido resonó detrás de mí, haciéndome
girar. Tanto cazadores como vampiros preparaban sus armas, apuntando hacia los
grandes lobos.
NO. No los dejare hacerlo, estaba por girarme completamente, cuando una voz en mi
interior hizo que mi cuerpo se paralizara instantáneamente.
“Vete, Jason, lo que estás pensando es una locura. Seria
suicidio. Vete.” – era la voz de
Randolph en mi cabeza.
-
Hermano, ven.
Volvamos a casa – la mano de Ethan se extendía hacia mí, largos dedos
blanquezcos esperaban por ser tomados. Los mire un minuto más, ¿Qué estoy
haciendo? No puedo dejarlos atrás. Imposible. Ethan me miraba, estudiándome. Algo
más llamo mi atención, el extraño objeto que estaba alrededor de la muñeca de
Ethan; era un reloj. Aunque podría parecer algo inútil, este era diferente,
pitando varias veces, un destello rojo en la pantalla.
¡El control de los colleres!
Así que así funcionaba todo
este teatro. Los vampiros controlaban a los Cazadores con collares, y al
parecer solo era necesario que uno estuviera a cargo de todo este ejército, lo
que decía que sabían que si uno se rebelaba tendrían que matar a los demás, así
de simple. Todos para uno y uno para todos. Qué manera tan distorsionaba de ver
un grito de guerra.
Ethan tenía razón, tal vez
había un pasado del que era ignorante, pero, ¿y a mí qué? Lo importante es
vivir el presente, seguir adelante. Lo que paso antes del hoy no puedo
rehacerlo, además ¿de qué me serviría saber quién fue? Yo sé quién soy, soy
Jason Snyder.
-
Lo siento, Ethan. No
iré contigo. – dije, apretando los puños, todo mi cuerpo comenzaba a arder,
sintiendo una rabia creciendo por cada célula.
-
¿Qué? ¿Qué dices,
hermano?
-
He dicho: QUE NO IRE
– mi voz resonó en el lugar, haciendo que algunos levantaran las armas hacia
mí, la posición inicial de los cazadores y de los Fledermaus había cambiado,
todos me miraban.
-
No te iras con ellos,
vendrás con nosotros. Así lo quieras o no. – me tomo del brazo y comenzó a
jalarme hacia el vehículo, sin embargo me aparte de él, quitando su mano de mi
brazo. Aunque había sido un simple movimiento había podido sentir que su fuerza
era mayor que la mía.
-
Ese fue tu plan desde
el principio, ¿verdad?
-
Así es. No te
perderemos otra vez.
-
¿incluso si me
resisto?
Ethan camino nuevamente hacia
mí, una sonrisa oscura se formó en sus labios, haciendo ver esos ojos rosa
sangre brillar con malicia. Se detuvo frente a mí, colocando su mano sobre mi
mejilla, estaba listo para golpearlo.
-
Oh, Jason, ¿crees
poder derrotarme? Estamos en categorías diferentes. Tal vez puedas curarte de
mis ataques, pero ¿Qué hay de los weres? Ellos morirán a manos mías. – avanzo,
no retrocedí, permanecí frente a él. No podía dejarlo avanzar. Si tenía que
matarlo, lo haría.
-
No te lo permitiré.
-
Eso es lo gracioso,
no podrás hacer nada. – levantando su puño, moviendo su cuerpo más rápido, el
espacio entre ambos se hizo más corto, casi teniéndolo de frente, me apresure a
intentar bloquear su golpe, pero este no llego. Viendo como su pierna se movía
del otro lado, trate de frenar el impacto, pero no fue posible, golpeo
fuertemente contra mis costillas, el dolor fue hacia cada parte de mis huesos.
Alguna costilla rota, quizás. Caí al suelo, dand0 vueltas en la tierra. Respire
con dificultad, sintiendo el dolor en todos mis músculos, podía sentir la
sangre de mis órganos heridos en la lengua. Me apoye en los antebrazos y me
puse de pie al instante, gruñendo por el esfuerzo. Ethan me alcanzo hasta donde estaba, tratando
de lanzar un golpe directo con su puño, pero logre esquivarlo. Me recupere,
lanzando un golpe de codo, pero este me freno, ¿Cómo…? - No eres rival para mí,
Jason, ríndete.
-
Jamás. – brame las
palabras, está ya no era una pelea de puños o un simple conflicto por saber
quién era más fuerte, me estaba jugando mi propia libertad y la vida de los
weres, si desistía ahora sería el final para todos.
-
Entonces, tendré que
castigarte por atacarme. – la presión de su agarre aumento, mi brazo estaba
atrapado entre sus manos. Levantándome
del suelo, me arrojo lejos de él como si fuera un saco, haciéndome volar en el
aire, cuando toque el suelo la hierba y
la tierra me saludaron. Escupí, rastros de sangre. Apoyándome con los codos, me
levante del suelo, sintiendo el fuerte dolor en mi costado derecho cuando trate
de recargar mi peso. Maldito, me había
lastimado solo con un golpe. Era fuerte, lo admitía, pero no me rendiría. ¿Qué no era rival para él? Hasta ahora no
había podido soltarme como quería, tenía que ser cuidadoso con la fuerza que
ocupaba, porque al igual que un humano normal la mía dependía de mi
alimentación.
-
TODOS, APUNTEN A LOS WERES NO DEJEN NINGÚN
SOBREVIVIENTE. MATENLOS A TODOS. ESOS MALDITOS WERES DEBEN MORIR ESTA NOCHE.
-
¡¡¡SI!!!
Todos los vampiros
comenzaron a movilizarse, tomando las armas, ahora los juegos para grandes
comenzaban. ¿Matarlos? Estaban subestimando a los weres, ellos no eran simples
mascotas de 4 patas. Si alguien debía preocuparse, deberían ser ellos.
Los weres también tomaron
posiciones de ataque, mostrado los colmillos que se escondían en sus hocicos, y
las garras que arañaban la tierra bajo sus patas. El primero en soltar el
primer ataque fueron los Cazadores, disparando su arma, uno de los weres se les
lanzo encima y los demás lo siguieron. Comenzó un ataque entre disparos y
mordidas, acompañados de heridas de armas blancas y garras afiladas. Los
cazadores les lanzaban su arsenal de bombas y los weres saltaban hacia sus
débiles cuellos, partiéndolos y dejándolos en el suelo desangrándose.
Nosotros tampoco nos
quedábamos atrás, Ethan se movía a mí mismo tiempo, impidiéndome atacarle como
quería. Odiaba su sonrisa de satisfacción, solo necesitaba un poco más de
tiempo y estaría completo. Solo un poco más y podríamos ver quién era el más
fuerte.
Ethan ataco, lanzándome un
golpe a la cara, lo esquive, haciendo un giro de 360° sobre la punta de mis
pies, fui agachándome entre más iba haciendo el giro, bajando hasta estar por
debajo de su brazo, mi puño fue directo hacia su estómago, usando toda la
fuerza que tenía. Ojo por ojo.
Él gimió, escupiendo sangre
también. Me aparte, asegurando mi posición. La presión se acumulaba alrededor
de nosotros. Una simple mirada fue suficiente para darme cuenta que todos
habían olvidado su conflicto y ahora era “El conflicto de los hermanos”. Mantuve mi posición de ataque, pie derecho
frente, pie izquierdo atrás, a la medida igual que la cintura, ambos puños cerrados,
a la altura de l0s hombros frente a mí,
esperando por el siguiente movimiento.
Una risa enloquecida retumbo
en todo el lugar, eso hizo que un escalofrió recorriera mi piel. Y el
responsable era Ethan, parecía fuera de sus cabales. Echo la cabeza hacia
atrás, haciendo que su voz resonara aún más, no era una risa normal, era como
de alguien que ha perdido la cordura, alguien desquiciado.
Levanto el rostro, nuestros ojos se
encontraron, algo andaba mal. No podía decirlo a ciencia cierta, pero había
algo diferente, parecía… peligroso. Esta vez estaba 100% seguro de ello.
-
Muy bueno, Jason,
pero… no es suficiente. – escupiendo a un lado, se limpió la sangre. Se quitó
los mechones de cabello que le cubrían la cara, destapando su frente, donde una
larga cicatriz en línea llegaba hasta su entrecejo, levantando la mano derecha
hacia el aire. – YO SOY MÁS FUERTE – su brazo se deformo, una líneas de sangre
comenzaron a brotar de su piel, casi como si fueran auto infringidas desde el
interior, convirtiéndose en una gran masa sin forma, el sonido de los huesos
siendo destrozados cuando esto paso fue tan fuerte que podía sentir yo mismo.
Esas bolas de carne que rodeaban
lo que solía ser su brazo parecían protuberancias, rosadas y bañadas en sangre,
palpitantes. Era algo aberrante. Las protuberancias dejaron de moverse, solo
para comenzar a moverse más fuerte. La sangre seguía saliendo de su brazo,
manchando todas partes. Y al igual Ethan seguía gruñendo, bramando palabras
obscenas y maldiciones de dolor.
En un segundo, todo se
detuvo, la carne rosada bajo su inflamación y comenzó a tomar forma, como si
estuvieran tratando de meterse en su brazo y dejarlo como si no hubiera pasado
nada. Pero eso no fue así.
El brazo desapareció. No
había rastros de los dedos o de la palma.
Abrí los ojos, incrédulo.
¿Era verdad lo que veía? Entonces, ¿Por qué? ¿Cómo?
Donde alguna vez había
habido una extremidad con dedos, ahora estaba una larga hoja afilada. No era
metal, estaba hecha de algo más. Huesos, tal vez. El punto era que esa arma era
imposible de romper.
*******************************
[Ethan]
Ethan sonrió al ver la cara
pasmada de Jason, excelente, como en los
viejos tiempos de entrenamiento. Y como esas múltiples veces, iría con
todo. No podía decepcionar a su hermanito, ¿verdad?
Agito su espada, quitando el
rastro de sangre y piel desgastada. Ese proceso era una mierda, odiaba tener
que pasar por el cada vez que necesitaba usar un arma como su brazo, pero Qué
mejor ocasión.
Le demostraría a su
hermanito porque debía dejar de pelear y rendirse inmediatamente. A menos que
quisiera recibir un fuerte ataque de su espada, del cual nadie había logrado
sobrevivir para contar sobre su hermosa arma.
Se dirigió hacia donde
estaba un árbol grande, extendiendo su brazo izquierdo, toco la superficie, era
frondoso y grueso. Excelente.
Levanto su espada por encima
de él, esbozando una sonrisa de satisfacción al ver como todos mantenían la mirada
sobre él. Era momento de probarle a todos que Ethan White no era alguien débil,
sino alguien que temer y respetar.
Haciendo un movimiento en
forma de diagonal, blandió su brazo espada contra el tronco.
Espero. Nadie decía nada.
Un extraño sonido se escuchó
y todos quedaron boquiabiertos al ver como en el árbol se abría una larga línea
que lo atravesaba hasta el otro lado. El árbol se partió y cayó al suelo,
provocando un sonido fuerte y pesado al impacto.
*********************************************************
Jason
Eso había sido una
monstruosidad. Acabar con un árbol de un solo movimiento, sus temores habían
sido confirmados. Ethan era peligroso, pero ahora no podía decirle simplemente
“lo siento” y rendirse.
Jamás.
Sin embargo pelear con Ethan
era una muerte segura, con sus golpes fuertes y ahora una espada como brazo de
extensión. Solo había dos cosas que hacer, pelear y evitar ser herido. Sonaban
fácil en mi cabeza, no eran imposibles, pero no había visto todo el repertorio
de Ethan, podía incluso llegar a ser más veloz que yo.
Sacando la pequeña hoja de
metal de mi bolsillo. La coloque frente a mí, sosteniéndola con mi mano
derecha.
Tomando una gran bocanada de
aire, cerré los ojos, sintiendo como mi cuerpo comenzaba a sentirse más ligero.
Todo a mí alrededor, pulsaciones, el sonido de los pájaros, la corriente de
aire, el latir de los corazones, pisadas, todo.
Ethan avanzaba hacia mí,
dando pasos grandes, su movimiento no era tranquilo, venía con todo contra mí.
Bien, no esperaba menos. Yo también lo haría.
Abrí los ojos, encontrándome
con Ethan, comencé a correr contra él, él lanzo su golpe, extendiendo su brazo
para alcanzarme, pero logre esquivarlo, surtiéndole un fuerte golpe en la cara
con la rodilla, justo entre la nariz y el labio superior, lo hice retroceder.
O eso pensé, ya que
rápidamente volvió a lanzar un segundo ataque, esta vez haciendo un giro con la
espada. Atrapándome aún en el aire la punta de la hoja apenas alcanzo a
tocarme, rasgando mis ropas solo un poco. Retrocedí, colocando mi arma frente a
mí, revise el corte; nada. Solo había sido superficial, no había tenido tiempo
de cortarme.
Esta vez no le permitiría
siquiera penetrar mi espacio de ataque.
Él se lanzó primero, esta
vez, con la espada en línea recta, listo para clavarla en mi cuerpo. Ese ataque
fallaría si me mantenía alejado de la dirección de la espada, un simple giro y
un golpe, eso bastaría. Avancé, esquivando el filo de su espada, alargando mi
arma. Lo tenía, no podía escapar a un
golpe directo. La punta alcanzo a cortar su mejilla, pero no siguió avanzando.
Viendo que algo se
interponía entre ambos, su brazo estaba extendido, manteniéndome a una
distancia lejos de él. Su palma golpeo directamente contra mi abdomen, el golpe
fue fuerte, que me alejo de él en un segundo. Caí sobre mi propio trasero, el
dolor no era en la parte de mis posaderas, no, el dolor provenía de mi
interior, justo donde había golpeado con su palma.
Cuando lleve la mano hacia
donde me dolía, me percate de una mancha rojiza que bañaba mis dedos. ¿Qué?
Revise nuevamente, dándome cuenta como una línea, no tan profunda, pero si
grande se abría en la parte de mi cadera.
Maldito.
La espada no me hirió como
esperaba, pero el corte en mi cadera me impedía moverme más libre como antes.
Así que no había sido descuidado, sino que lo había planeado así desde el
principio. Sabía que lo atacaría directamente, así podrá esquivar su ataque y
herirlo. Todo había salido igual, a excepción de eso último. El único herido
era yo. Además, ese corte en su mejilla no significaba nada, era un roce sin
valor.
Paso su lengua por donde una
pequeña línea carmesí manchaba la hoja de su espada, una media sonrisa se
dibujó con sus labios.
-
Nada mal. Esta vez no
fallare. – diciendo esto mismo su cuerpo se movió más rápido, rompiendo el
espacio entre ambos, atacándome por un
costado, lo bloquee con la pequeña espada, haciendo que sonara el metal cuando
chocaron ambas armas.
No sé en qué momento paso,
que su otro brazo se alargó y una punta filosa paso por encima de mi cabeza.
¿Otra espada? No podía ser verdad. Apenas podía llevar el ritmo de una, ¿Cómo
podía contra otra? Retrocedí, dando un paso precavido. Tal y como haba
previsto, la herida en mi cadera estaba sanando, pero al mantenerme en
movimiento constante esta no cerraba como era debido. Había más sangre
manchando mi ropa. Maldición, Ethan no dejaría que sanara mis heridas, porque
aunque no fueran profundas, seguían siendo heridas y la sangre se escapaba de
mi cuerpo por ellas.
Tenía que hacer algo, pero
realmente no sabía qué hacer. Ethan era fuerte y sabia pelear, no era un
novato. Ese instinto asesino de querer arrancarle la cabeza a tu contrincante
no lo encontrabas en cualquier persona. Sin darme tiempo a continuar en que
hacer, Ethan volvió a atacar, al parecer tenía razón, no me dejaría curarme.
Me atacaba a ambos lados con
sus dos espadas de brazos, esquivando una, defendiéndome de la otra con la
pequeña daga en forma de hoz. No podía atacar, lo único que hacía era
defenderme y retroceder. Cada intento de
ataque directo él lo bloqueaba cruzando las espadas.
Una defensa muy buena, solo
utilizando ataques, no necesitaba un escudo o algún otro objeto para bloquear
mis movimientos. A este paso no llegaría a nada más que a desangrarme antes de
tiempo. Si seguíamos así el único que gastaría su energía seria yo, y Ethan
podría atacarme en estado débil. Odiaba admitirlo, pero no tenía muchas
opciones a mi favor.
Piensa, Jason, piensa. No había
otra cosa más cerca de mí que utilizar contra Ethan. Incluso mis movimientos
eran inútiles, mientras tuviera esas dos espadas como extensiones de sus brazos
me sería imposible.
Aunque, ahora que lo pensaba
bien, el poder formar una espada con tu brazo debe costar mucho trabajo, ¿no?
No es trabajo físico, debe estar completamente concentrado. ¿Cómo distraerlo?
No parecía de los sujetos que les decías: “¿Qué es eso que hay detrás de ti?”
¿Qué es lo que me quedaba en
los bolsillos? Alambre, una bomba y los dardos paralizantes.
ESPERA. ¡LOS DARDOS!
Lanzarle un dardo no
funcionaria, era una estupidez pensarlo si quiera, podría simplemente esquivarlo o detener su
lanzamiento a mitad de camino. Si bloqueaba mis ataques, ¿Qué no le impediría
librarse de un simple dardo? Nada.
Solo había una opción, era
apostarlas todas por una oportunidad casi imposible, podría decirse que un 35%
de éxito y el demás dependían de la habilidad del sujeto.
Rebuscando en mis bolsillos,
logre hacerme de tres de ellos, tenían un líquido verde dentro, que estaba
comprimido en un pequeño tubo cilíndrico y esa típica aguja puntiaguda. Estaba más
que claro que no las lanzaría, incluso teniéndolo cerca, solo había una forma
de hacer que el líquido hiciera efecto. Atacar indirectamente.
Apretándolos en mis manos,
el cristal se rompió y el líquido quedo en mis manos, manchándolas de un verde
fluorescente, acerque mi mano hacia la hoja de mi espada y lo pase por toda la
superficie, dejando que el líquido bañara el arma. Solo un toque, eso era todo
lo que necesitaría.
Ethan ataco, yo bloquee, su
segunda espada trato de cortarme la cabeza, pero logre detenerla con mi propia
mano. Apretando la espada, mi mano sangraba por el corte que me proporcionaba.
Ethan continuaba presionando, estaba cortando toda la piel, podía sentir como
comenzaba a llegar al hueso de mi palma. Logre quitármelo de encima, pero su
movimiento fue más rápido, sin poder detener cuando alargo su brazo. Su espada
logro clavarse en la parte de mi cadera.
Maldición,
Ethan era bueno, no solo era fuerte, era veloz en ataque. Mis ojos fueron hacia
donde Ethan se quedaba fijo en donde su espada se clavaba.
AHORA
Avance, clavando más el arma
dentro de mí. Gruñí por el dolor, ahogando el chillido, podía soportarlo,
trague la sangre en mi lengua y extendí los brazos, envolviéndolos alrededor
del cuello de Ethan.
-
Hermano… - pronuncie,
podía escuchar como mi voz sonaba rara, ahogada.
Su espada estaba clavada en
mi cadera, podía sentirla presionándose contra la superficie solida de mi hueso
interno. El dolor fue a cada musculo, trataba de que no penetrara más en mi
cuerpo, pero el arma seguía avanzando, destrozando en su camino. Mi mano se
aferraba al arma, presionando para sacarla, Ethan me miro, incrédulo, pero comenzó
a aplicar más presión, hasta sentir como el arma llevaba más y más profundo.
Gemí, escupiendo un poco de
sangre en el hombro de Ethan, este no dijo nada, la presión de su espada disminuía,
pero no se apartaba. El aroma a Ethan era dulce, pero mareaba el estarlo
inhalando, no podía permanecer en esa posición. Suspire, dejando salir todo el
aire de mi interior, un gruñido por el dolor que sentí en la zona herida. Tenía
dos heridas profundas ahora, y ambas eran en los costados, solo que una de
ellas era más insoportable.
-
Ethan.
-
¿Qué sucede, hermano?
-
No iré con ustedes.
-
¿desobedecerás a
nuestro padre otra vez? Ven con nosotros.
-
No. Voy a ser libre.
-
¿a qué te refieres?
-
Que volveré a mi
hogar. Con mi familia.
-
Nosotros somos tu
familia.
-
No, yo tengo una
familia. Iré a verla después.
-
¿aun crees que puedes
vencerme? Soy más fuerte que tú.
-
No lo discutiré, tú
eres más fuerte, y eso es una gran diferencia, pero yo también tengo algo que
tu no.
-
¿y qué es eso?
-
Que no solo me guio
por mi fuera física.
Clave la espada en su
espalda, este chillo al ver como se hundían completamente en su hombro. Me dio
una patada, apartándome lejos de él, lo que funciono porque caí contra un
grueso árbol. Gemí de dolor. Viendo como Ethan trataba de quitarse la espada
del brazo, pero era imposible, estaban en un lugar que con su mano izquierda no
podría alcanzar a quitarlos, y aunque lo hiciera sería demasiado tarde.
Al igual que Ethan yo también
tenía algo más que nadie tenía; un creatividad innata para dejar fuera de
combate a mi enemigo; en sí, mi cuerpo podía ser un arma mortal, pero lo más
poderoso de mi era que no me guiaba por técnicas o por estrategias, yo era instinto.
Si las cosas no están a tu favor, ¿Por qué no cambiarlas? Juega con tu
contrincante y hazlo pisar en falso, solo haciéndolo podrás tener ventaja.
Ahora, yo la tenía. Ethan podía
ser fuerte y convertir su cuerpo en lo que quisiera, pero ahora eso no tenía
ningún valor.
Viendo como sus brazos se
deformaban, el grito al sentir el dolor de su piel expuesta tocando la
superficie terrosa.
Me acerque, tambaleando mis
pies, comencé a correr, tomando la mayor parte de mis fuerzas en mis piernas. No
me podía quedar tendido en el suelo y dejar pasar mi oportunidad de atacar, sería
una estupidez tanto esfuerzo.
Ethan me volteo a ver,
viendo como me acercaba a él, levanto la mano para detener mi ataque, pero su
brazo ya no era una espada, sino todo lo contrario. Al parecer la apuesta había
sido acertada.
Tome la espada en mis manos,
dándole un giro la extendía hacia donde estaba Ethan, la espada corto rápidamente
de un solo movimiento la mitad del brazo. Una pequeña cantidad de sangre me
salpico en la cara, la otra comenzó a caer en el suelo, manchando todo por todo
Ethan caminaba, pues el dolor debía ser intolerable.
No le preste demasiada atención,
me concentre más en encontrar el maldito reloj. Viendo la extremidad tirada en
el suelo, escurriendo sangre y llena de tierra. Metí mis manos dentro de la
carne hinchada, era como tocar una masa blanda, pero resbaladiza, lo que me
hizo sentir un poco de asco. Hasta que sentí algo duro entre tanta deformidad,
usando la espada comencé a cortar la carne hasta lograr encontrar el objeto,
este continuaba haciendo el mismo parpadeo continuo.
Cortando la gomilla que lo mantenía
sujeto alrededor de lo que antes fue un brazo. Buscando en donde apagar los
collares, el reloj solto un fuerte pitido, seguido de una maldiciones de parte
de los Cazadores.
-
Maldicion, ¿Qué has
hecho?
-
Vamos a morir.
-
Mierda.
Los collares estaban
emitiando un extraño sonido y la lu que habia permanecido tranquila, ahora parecía
un contador de los segundos de vida que les quedaban. El reloj no tenia letras,
solo un botón, pero, ¿Qué si ese botón activaba todos los collares a la vez?
-
¿Cómo se apaga esta
cosa? ¿Cómo?
-
… Debes darle la
orden… - una voz detrás de mi se escuchó, uno de los Cazadores se mantenía a
tres pasos de mi, era el tipo de la bazuca, su ojo derecho estaba cubierto por
un parche negro y por lo visto su collar comenzaba a hacer presión en su
cuello, poque apenas podia articular palabra sin ahogarse por su propia voz.
-
¿Cómo… cómo lo hago?
-
Pon tu dedo sobre la
pantalla y di: DESACTIVAR – cayó al suelo, el collar comenzó a sonar más
fuerte, todos los demás Cazadores de mi alrededor estaban en la misma situación,
luchando por no ser asesinados por los collares, unos ya estaban en el suelo, retorciéndose,
otros se aferraban a tratar de quitarse los collares.
Tenía que darme prisa,
viendo el reloj, coloque mi dedo pulgar sobre la pantalla, pero este no
reaccionaba. Frotándolo varias veces más, la pantalla se ilumino, unos puntos
aparecieron en ella, mostrando pequeños números y no dejaban de parpadear
constantemente.
-
De-Desactivar. –
dije, aun inseguro de si eso era lo que tenía que hacer. La pantalla se puso
completamente roja.
-
Sistema: Desactivado.
Un pitido sonó, haciéndome
mirar hacia alrededor, todos los collares, TODOS, dejaron de zumbar y en cambio
se apagaron, liberándolos. Los collares cayeron al suelo.
Deje salir un suspiro de
alivio.
-
Gracias. – me dijo el
mismo Cazador, aunque ahora ya tenía una mejor apariencia, su color había
vuelto a ser normal
-
De nada. – el hombre
se levantó del suelo, parecía una montaña de puro musculo.
Saco dos grandes pistolas
debajo de su gabardina, reaccionando a su movimiento, levante la espada frente
a mí, sin embargo aun así disparo.
Cerré los ojos. Pero no sentía
ningún dolor o me sentía morir, aunque no sabía cómo se sentiría morir. Abrí
los ojos lentamente, primero el derecho, viendo como un humo salía de las
pistolas, había disparado, pero no a mí. Me gire, encontrando a dos de los
Fledermaus tirados en el suelo, con las cabezas perforadas por un proyectil
pequeño. Lo mire, incrédulo.
-
Bien, chicos, ¿nos es
momento de nuestra venganza? A MATAR A ESTOS MALDITOS CHUPASANGRE.
Un coro animado y lleno de
rabia se le unieron. Los vampiros sin saber que hacer se pusieron a la
defensiva. En un segundo toda la situación se había girado drásticamente. Los Cazadores
apoyaban a los weres a matar vampiros. No solo sonaba loco, lo parecía. No les
daba oportunidad de contratacar.
Suspire, por primera vez
algo bueno pasaba.
*************************************************************
Elliot
Maldito ¿Cómo era posible
que siguiera vivo? Incluso habiéndose enfrentado a Ethan. Quien ahora
descansaba entre sus brazos, inconsciente. No había muerto, por su palpitar podía
asegurarlo. Había detenido la hemorragia de su brazo, pero aún tenía que llevarlo con un doctor para que lo atendiera
adecuadamente. Maldición. Todos sus planes se iban a la mierda por idiotas de
los que no tendría que encargarse, ni siquiera lo conocía, pero Bateman era
autoritario y no le gustaría saber que algo le había pasado a su amado hijo.
Aunque a final de cuentas,
tanto Ethan como Jason eran sus hijos. De entre ellos dos, ¿a quién escogería?
Ethan no había mostrado todo de sí, eso era obvio, podía ser más fuerte, pero
Jason no se quedaba atrás. El hijo de perra tenía unos trucos bajo la manga,
aun teniendo dos grandes cortes en la cadera.
Mirándolo con recelo, las
heridas del chico estaban sanando, la sangre había parado un poco de fluir
fuera. Todos esos dichosos hijos de Bateman no eran más que simples
experimentos, fenómenos de laboratorio que no murieron en las probetas.
Queria saltarle encima y
cortarle la garganta, probar si asi moriría ese pequeño desgraciado.
Pero no podía. Aún no. Tendría
su momento, primero debía deshacerse del idiota en sus brazos, después podría matar
a su hermanito indefenso. Esbozo una leve sonrisa. Jason Snyder era muy
interesante, demasiado
-
Qué pena que te tenga
que matar.
Dándose la media vuelta, se alejó
de lugar, a paso veloz para escapar del combate de weres-Cazadores contra
Vampiros.
*************************************************
Jason
Aun no me levantaba de mi
lugar, mi cuerpo necesitaba un poco más de tiempo para sanar. Y necesitaba
alimento. Eso ultimo no quería hacerlo presente, podía ser que todos supieran
que tenía cualidades curativas, pero no les diría que tenía que beber sangre. Tan
solo podría imaginar las expresiones de asco y alguna que otra burla por parte
de Charlie para calmar el tenso ambiente.
Podía negarlo, pero aun así
mi garganta picaba como si me metieran brasas. Tenía sed. Todo en mi cabeza era
SANGRE, SANGRE, SANGRE, SANGRE, SANGRE…
Tenía que reprimir ese
instinto. No ahora. Apreté la mandíbula,
sintiendo el dolor de mis colmillos clavándose dentro de mis encías. Se habían alargado
en un simple momento.
Un ruido se escuchó detrás de
mí, al igual que el sonido de un tintineo. Me aparte rápidamente, esquivando el
mortífero golpe. Mis ojos fueron hacia al figura encapuchada que sostenía el
hacha, que ahora estaba clavada en el suelo. Una cadena la mantenía asegurada a
su brazo. El hombre se recompuso y lanzo el hacha al aire, impulsándola con la
cadena hacia mi lugar. La esquive.
El hacha paso volando por mi
cabeza, pero logre esquivarla, cayendo de espalda. Al otro lado, mis ojos
fueron hacia el culpable, el Cazador de mechón amarillo me miraba divertido,
aun traía otra arma.
-
Corre, conejito.
-
¿Por qué haces esto? Eres
libre.
-
Yo no quiero mi
libertad. ¿Qué clase de vida podría vivir ahora? He matado a los de mi especie,
soy un traidor. ¿realmente crees que quiero ser libre? La libertad es una ilusión
para los ingenuos, yo no soy uno de esos idiotas. Ya no más.
-
¿quieres matarme?
-
¿descubriste mi plan?
Guau, eres genial Snyder. Así que, ¿5 segundos de ventaja? Me gusta perseguir a
mis presas. – levantando la mano, sus dedos completamente extendidos.
-
… - apreté las manos
en la tierra, ¿estaba jugando conmigo? El primer dedo bajo, volviendo a su
lugar en la palma. Estaba contando.
-
¿correrás o…?
No esperando que terminara
su oración comencé una rápida carrera, el hombre a mis espaldas contaba en voz
alta, hasta que se escuchó el CERO, AHÍ VOY.
Corría rápido por el bosque,
aun sintiendo el dolor de las heridas latentes, parecía que el sudor de mi
cuerpo solo hacía que las heridas dolieran el triple de lo normal. Y que las
ramas las acariciaran cuando iba en mi camino ayudaba demasiado.
Revise detrás mío, el hombre
no había dejado de perseguirme, me seguía el paso, aunque era más lento, una
sonrisa desquiciada en su rostro. ¿Por qué siempre me tocaban los locos?
Tenía que perderle, después lo
mataría.
[… ]
Comentarios
Publicar un comentario