Solo... 3
[Capitulo
3 – No veas, solo siénteme]
Takao sentía su corazón acelerarse más de la
cuenta, a punto de saltar de su pecho en cualquier momento por la intensidad
con la que este se agitaba. No podía ver nada. Después de que Midorima le
sujetara las manos con su cinturón para evitar que se moviera y lo dejara
encima de la cama, no supo qué hacer.
Se sentía inquieto, pero había cierto morbo en lo
de no ver y estar amarrado. Su miembro
seguía duro entre sus piernas, completamente desnudo y expuesto, ante la mirada
de Midorima. Se preguntaba, ¿lo estaba mirando? ¿Qué expresión tendría? Se
mordió el labio. Un paso, se giró a la
derecha; nada. Un sonido frente a él, levanto la barbilla, pero igual nada.
No fue sino hasta que la cama crujió y se hundió,
balanceando el peso hacia atrás de él, que se dio cuenta que Midorima subía a
la cama, acercándose a él.
En un segundo, la caricia que empezó desde sus
hombros le indico que estaba detrás de él, ahogando un gemido de satisfacción
por la sensación de los dedos del más alto sobre su piel, un escalofrió que
hizo que todo su cuerpo vibrara de felicidad. Las grandes manos posándose sobre
sus hombros, bajando hasta sus antebrazos. Apretó sus piernas, tratando de
ocultar su intimidad entre ellas, pero Midorima se lo impidió, tomando sus
rodillas, separó ambas, dejando al descubierto su miembro erecto.
-
Que
bello. – susurró, las palabras se deslizaron en el
aire, poniendo su piel de gallina, fue casi orgásmica, doblando la espalda,
dejándose caer sobre el pecho desnudo de Midorima. La cadera de este golpeando
contra las nalgas de Takao, sintiendo la prominente erección debajo de su
pantalón, frotándose suavemente con el balanceo de sus cuerpos sobre la cama.
Mordiéndose el labio. No podía verlo, pero podía sentir cada toque. Era como si
su sensibilidad hubiera aumentado al verse privado del sentido de la vista.
Un beso en la nuca, otro en el cuello, en el
hombro. Era su zona más sensible y Midorima lo sabía perfectamente, puesto que
había recorrido ese cuerpo un millón de veces, conocía cada detalle, cada
línea, cada lunar, cada marca de alguna herida infantil. Inclinándose para
darle mayor acceso, Midorima continua acariciando el cuerpo ajeno, la piel
suave, el sonido de su respiración agitada y como la piel se erizaba con cada
roce. Takao era hermoso ante sus ojos, o tal vez no solo los suyos, cosa que le
molestaba.
Pero solo él podía tenerlo, abrazarlo, besarlo,
sostenerlo y hacerlo ahogarse en un vórtice de placer.
Unos largos dedos comenzaron a acariciar su falo,
produciendo un escalofrió en todo su cuerpo, sus pezones poniéndose
completamente duros, dejando salir un largo suspiro. Midorima comenzó a frotar
el glande de este con su dedo pulgar, mientras apretaba suavemente su eje, sin
dejar de besar su cuello. Su otra mano apretando con un poco de rudeza aquel
botón rosado sobre su pecho, produciendo más jadeos en su pareja, que parecía
presa de un ataque de asma.
Deslizando la punta de nariz por la longitud de su
cuello, hasta poder besar la parte trasera de la oreja de Takao, atrapando su
lóbulo, lamiéndolo. Takao gimió en voz baja, empujando su cadera contra la mano
de Midorima, pero este le detuvo.
-
No, aun no. Seria aburrido si solo
terminamos de esta manera, ¿verdad? Quiero jugar un poco más con tu cuerpo.
-
Shi-Shin-chan, por favor.
-
Tranquilo, te dije que te iba a hacer
gozar, ¿no? ¿no confías en mí?
-
S-Si…. Confió…
-
Buen chico. – musita, depositando un suave beso en su
cuello.
Esparció un poco de lubricante entre sus dedos,
hasta que estuvieran totalmente lubricados. Acerco aquellos largos dedos,
presionando su digito contra la entrada que se apretaba entre las nalgas de
Takao, hasta sentir como el calor del interior de Takao apretaba su dedo índice.
La tensión a través del cuerpo, la presión de la entrada al sentir la invasión.
Comenzó a acariciarle, dando leves giros, fue como se permitió ingresar el
segundo dedo.
Viendo como Takao se retuerce, tratando de cerrar
sus piernas, chocando sus rodillas en un intento fallido, mientras su otra mano
se lo impide. Su miembro salta entre sus piernas, el rastro del pre semen
escurre por toda la base. Si continua jugando con su entrada, solo con sus
dedos, Takao no durará mucho.
No puede contenerse más. Él también lo necesita,
desea hacerle amor, ya no le basta solo tocarlo. Besa su nuca, lamiendo en ese
pequeño hueco que se forma, baja el cierre y descubre su miembro, totalmente
duro y que pulsa un rastro de pre semen, aliviado de liberarlo de su prisión de
tela.
Detiene el movimiento de sus dedos, tomando sus
muslos, le levanta un poco para colocarlo. Frotando aquella apretada entrada
con su glande, después de ver como este, impaciente, se aprieta ante la anticipación,
se empuja suavemente contra la entrada. Hay un poco de resistencia, siempre la
hay. Pero en segundos la cabeza entra con facilidad y la entrada le da acceso a
lo más íntimo de Takao. Deslizándose centímetro por centímetro, hasta que está
totalmente dentro. Es tan caliente y puede sentir la presión de su interior rodeándole.
Takao, por otro lado, se muerde el labio, deleitándose
con la longitud que le acaba de penetrar, sus manos apretando las sabanas
debajo de ellos y su pene totalmente duro. Es tan grande y siente como todo su
cuerpo reacciona ante él. Un leve dolor, pero ahora está listo para lo que
sigue. Desea sentirlo embistiendo contra su entrada, desea esto, que lo tome ahí
mismo y lo haga llegar al orgasmo. Su pene pulsa en su interior, tan caliente, provocándole
espasmos.
Los brazos de Midorima se envuelven alrededor de
su cadera, y sin anticipación le empuja fuerte
contra su eje. Takao no puede evitar gemir y doblarse. Sintiendo como el eje de
Midorima golpea lo más interno de él. Quiero alejarse, pero Midorima se lo
impide.
Comienzan un movimiento en el que las caderas de
Takao suben y bajan sobre el eje de Midorima, perdiéndose cada vez que
descienden. El otro solo se retuerce, echando la cabeza hacia atrás, recargándola
contra su hombro para tener un apoyo, Midorima no desaprovecha esa oportunidad
y ataca su cuello con su lengua, moviendo su pelvis hacia arriba. El sonido de
sus cuerpos chocando, el calor del cuerpo ajeno y los sonidos que salen de sus
bocas, mezclándose en la pequeña habitación.
Sus corazones parecen fueran a estallar por la
velocidad con la que palpitan, la humedad del sudor de ambos mezclándose cuando
ambos cuerpos se frotan mutuamente, Takao sostiene sus testículos, para
permitir que el más alto tenga un mayor acceso y las embestidas se aceleren. Moviendo
su cadera sobre su pene, empujándose más y más fuerte contra él.
Su pene escurriendo pre semen, Midorima alarga su
mano y comienza a masturbarle, sintiendo como su interior le aprieta de repente
debido a la ajena caricia. Takao dobla las piernas, apretando los dedos de los
pies, sintiendo como si su cuerpo fuera a entrar en combustión en cualquier
momento.
Las embestidas disminuyen lentamente, lo que le
sorprende, pero antes de reclamar siente su peso ser levantado, aun sin salirse
de su interior, los labios posados sobre su cuello lamiendo y dando suaves
mordidas a su piel. Finalmente siente como es empujado hacia adelante y la
suavidad de las sabanas frotándose contra su pecho y su mejilla
Lo ha colocado en cuatro, antes de decir algo más
para agregar, Midorima se empuja fuertemente, embistiéndole, llevándole hacia
adelante. El pequeño dobla su espalda, sus manos totalmente aferradas a las
sabanas, acallando sus gemidos contra el colchón, sintiendo su pene balancearse
entre sus piernas y una leve humedad escurriendo entre sus nalgas y en su
perineo, de seguro el lubricante, ya que Midorima aún no termina.
Midorima, sin poder contenerse vuelve a besar la
piel de su nuca, mordiendo suavemente el hombro, Takao se estremece, levantando
las caderas en busca de esas fuertes embestidas.
No le niega nada, lo embiste fuerte, quedando
totalmente hasta dentro de él, quien no se opone y lo recibe gustoso,
acompañado de gemidos y jadeos.
La mano de Takao viaja hacia su miembro y comienza
a tocarse, sintiendo como una mano extra se le une y le ayuda en su tarea.
-
Kazunari… - la voz grave, la respiración
caliente contra la parte trasera de su oreja, lo estremece, provocándole espasmos.
En un segundo siente como Midorima comienza a embestir más fuerte en su interior,
golpeando aquel punto que le lleva al orgasmo. No durará más.
Un par de embestidas más y Takao termine, su semen
sale disparado contra la cama, mientras gime y todo su cuerpo se tensa por el
orgasmo. Apretando el miembro del peli verde, quien no soporta la presión tan
caliente que le envuelve y se viene dentro, disparando su semen hasta llenarle.
Takao se estremece por el líquido caliente y por
la tensión del miembro pulsando en su interior. Su respiración agitada, con los parpados
cansados. Siente sus piernas como gelatina y su trasero como si le hubieran
dado una buena tunda, la sensación de escalofrió al sentir como algo se desliza
por sus piernas, seguramente el semen de Midorima que se desborda fuera de su
interior. En pocos segundos, Midorima se desploma sobre su espalda, dándole un
beso en el cuello y susurrándole cosas al oído. Finalmente Takao cae dormido.
***************
Cuando finalmente despierta, se sobresalta. En especial
al notar la ausencia junto a él. Busca con la mirada a su amante, y antes de
ponerse de pie, la puerta se abre, dejando ingresar a un peli verde todo
desordenado, en boxers y una camisa ligera, sosteniendo entre sus manos una charola.
-
Buenos días. – le saluda, dejando la
bandeja encima de la cama. Este se acerca y le da un beso en la boca, muy
corto.
-
Buenos días. ¿y esto?
-
Pedí servicio a la habitación. Takao,
sobre lo de anoche… - de repente el ambiente se tensa y Takao le mira fijamente
- Realmente quiero redimirme. Por favor,
haré cualquier cosa. Soy seria sobre ello, no te quiero perder.
-
Está bien. Una oportunidad. Estas
cosas suelen pasar entre parejas, pero no por eso significa que deba pasar todo
el tiempo. Yo te amo, Shintarou, y quiero que tú también me ames. – Takao alarga su mano y le acaricia la
mejilla.
-
Te amo. – contesta Midorima.
-
Pruébamelo. No te lo guardes, dime que
me amas, bésame o hazme el amor. Cualquier cosa esta bien conmigo, pero no me
hagas a un lado.
-
Por supuesto. Gracias. Prometo no
defraudarte.
Dando por finalizado eso, Takao se acercó y le
besó en la boca, riendo entre besos.
-
Por cierto, ¿Cómo supiste en que
habitación estaba?
-
Amenace a la recepcionista con
demandarla por impedirme ver a mi paciente que sufre de una anomalía cerebral.
-
¿En serio le dijiste eso?
-
Puedes apostarlo.
-
Eres genial, Shin-chan, incluso
inventaste una enfermedad. Creo que te amo más.
-
Prometo no estropearlo esta vez.
-
Puedes empezar por desayunar muy bien,
porque tenemos hasta la tarde antes de ir a ver a mi madre. Y sabes que haremos
durante ese tiempo, ¿no?
-
Se me ocurren algunas ideas, pero creo
que tú ya lo has decidido, ¿verdad?
-
¿Qué te parece si nos damos una ducha
juntos?
-
¿Es seguro que podremos darnos una
ducha? Tú y yo juntos bajo la misma regadera, no lo sé.
-
Bueno, veamos si hay suficiente agua
caliente.
-
¡Ven acá! – Midorima corrió tras de
él, tomándolo entre sus brazos, cargándolo como una princesa hacia el baño.
kyaaa!!!! me encanto amo a esta pareja pobre de Takao como siempre aguantando a Shin-chan pero asi es el amor :)
ResponderEliminarJajaja, mucha razón. Me alegro que te haya gustado, tanto como para comentarme aqui (en el blog y en AmorYaoi. *Explota de felicidad* Muchas Gracias, Dulce.
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