Cuerpo Frío, Corazón Caliente - Capítulo 5 - Despertar

[Capítulo 5 – Despertar]


Solo se escuchaba el sonido de la misma naturaleza. Los insectos (grillos) cantaban, mientras la brisa nocturna acariciaba el follaje de las copas de los árboles. Uno que otro animal deslizándose bajo la hierba, cazando, aprovechando las sombras a su favor.
Todo era una absoluta tranquilidad, como cualquier otra noche.
O eso parecía, hasta que el sonido de pisadas retumbo, haciéndose más pronunciado.
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[Derek]
Cuando finalmente el “castigo” termino, estaba molido. O más bien cuando los matones de Joe decidieron que era suficiente y que podían dejarle ir. No sin otra advertencia sobre su comportamiento futuro.
Todo su cuerpo palpitaba de dolor y estaba seguro que tenía algo roto. Se aferraba a la pared, intentando no estamparse con la pared, mientras con la otra se apretaba la parte del costillar, como si eso fuese suficiente para mantener el dolor, pero sabía que necesitaba atención médica.
No podía ver porque su ojo derecho estaba demasiado inflamado como para dejarle ver y eso le dolía aún más. Su boca tenia sabor a oxido y no podía hacerla desaparecer de ella. Las partes más afectadas eran su rostro y su torso, que habían sido golpeados hasta que se habían sentido satisfechos.
No era un castigo lo que Joe trataba de imponer, sino un ejemplo. Un ejemplo para todos aquellos que se le opusieran y que entendieran de una buena vez por todas que la Colonia estaba a su mando ahora y que cualquier discrepancia no sería tolerada.
Finalmente no pudo más y cayó. Deslizándose sobre la superficie de la pared hasta que sus rodillas tocaron el suelo. Se aferró a sí mismo, tratando de contener las lágrimas, porque en realidad le dolían más en el estado en que estaba.
¿Cómo había terminado así? La Colonia ya no era segura, era… un lugar desconocido.
Sin Jason, ¿Cuánto tiempo tardaría en despedazarse por completo?
Salió de sus pensamientos tan pronto como visualizó una silueta al otro lado del pasillo. ¿Sería otro de los matones de Joe, quizás alguno que no había logrado ventilar toda su frustración en su cuerpo?
Trató de retroceder, pero falló. No tenía fuerzas y sus piernas estaban demasiado cansadas como para responderle correctamente. Ni arrastrarse serviría. Solo podía dejar que lo machacaran nuevamente.
Entrecerró los ojos, viendo como se le acercaba, esperando el primer golpe.
Sin embargo este nunca llegó, en su lugar la persona se inclinó, aun con la poca iluminación podía decir que le observaba.
-                  ¿D-Derek? – su corazón se agitó y lo reconoció inmediatamente, resistiendo las ganas de llorar nuevamente.
-                  ¿Charlie?
-                  ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Qué haces tirado en el…? ¡¿Es sangre lo que huelo?! – su tono de voz se elevó, demasiado como para pasarlo por alto.
-                  N-No, es… - trató de mentir, pero Charlie le cortó, tomándolo de los hombros.
-                  ¡Derek! ¿Quién te hizo esto? ¡Dime! Le hare pagar por lo que te han hecho.
-                  No puedes hacer eso, Charlie.
-                  ¿Por qué no? Mira en el estado en el que te dejaron. Apenas te puedes mantener en pie.
El que alguien que no fueran sus amigos se preocupara por él de este modo, le hacía sentir, de cierta forma, bien. Era reconfortante, y más porque se trataba de Charlie, un were.
Apretó suavemente la mano de Charlie, que aún permanecía sobre su hombro.
-                  Porque si le pones una mano encima al responsable de esto, tus compañeros… les harán daño. Y eso es lo que él quiere. No lo complazcas. No por mi culpa.
Charlie pareció meditarlo por un largo tiempo, porque no se movió ni un centímetro desde que Derek dejo salir aquellas palabras. Suspiró y asintió, como un niño al cual acababan de ganarle en una discusión.
-                  Está bien. Deja y te ayudo. – se inclinó, envolviendo su brazo alrededor de la cintura de Derek, pero Derek negó.
-                  No, estoy bien. Solo… - sin embargo, por más pataletas que hacía, cuando se dio cuenta Charlie lo había levantado entre sus brazos.
-                  Solo dime si te lastimo, ¿sí? No soy muy bueno con eso de “cuidadoso”. – dijo, esbozando una media sonrisa y Derek sintió que su cerebro dejo de funcionar por unos instantes. Lo suficiente como para que cuando su cerebro volviese a responder él le imitará y riera.
Sentirse cómodo entre los brazos de otro hombre, respirando su esencia y dejándose envolver por la temperatura de su cuerpo, eso era escalofriantemente bueno.
***********
[Oficina de Adam Snyder Joe]

Solo quedaban ellos tres en la oficina, bebiendo, cortesía de la vinatería de Adam Snyder. Brodie se acercó, dejando la colilla de su cigarrillo en el cenicero.
-                  ¿Y? ¿Ahora qué hacemos, Joe? Me refiero a los weres.
Joe se reclinó en su asiento y dejo el vaso en el escritorio, soltando un suspiro.
-                  ¿A qué te refieres? No vamos a hacer nada.  – alargó la mano y tomó un cigarro, solo para metérselo a la boca y comenzar a fumarlo.
-                  Esto no estaba previsto. Nos ha jodido todo.
-                  Todo seguirá igual. – dejo salir el humo del cigarro, sobándose el cuello  - Bateman ya ha dado la orden y todo esto, la Colonia, terminara.
-                  ¡Finalmente! Estoy harto de jugar a las niñeras.  – dijo su compañero, Sam, a un lado.
-                  ¿Cuándo se hará?
-                  Tres días. Bateman está cansado de esperar y quiere hacer un buen uso de estas instalaciones.
-                  Ya veo.
-                  Por el momento, continúen observándolos. En unas horas se habrán ido, así que…
-                  Entendido.
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[Jason – Zona de Contención]

Trate de recomponerme. Era demasiada información la que estaba procesando. En un segundo tenia a Thomas Dale frente a mí, luego a Bateman y después… a mí mismo. Creo que realmente estaba perdiendo la cabeza.
-                  ¿Q-Qué esta…? – él me cortó, levantando un dedo al aire, negando.
Iba de un lado a otro, pasando las manos sobre la superficie, buscando algo con su tacto. Finalmente pareció encontrarlo, presionando suavemente, un tablero apareció en la pared y tras unos segundos pude sentir como el tranquilizante dejaba de ingresar en mi sistema. Lo había detenido.
-                  No tenemos mucho tiempo. Sé que tienes dudas, pero no es el momento. Primero quiero saber una cosa; ¿qué rayos estás haciendo aquí?
-                  ¿Qué? ¿A qué te refieres? Fui capturado y ustedes me trajeron aquí.
-                  ¡Eso ya lo sé! Lo que pregunto es; ¿Por qué? Se suponía que estabas a salvo con los weres. Entonces, ¿Cómo?
De repente, como un balde de agua fría, todo se me esclareció. Alguien que puede cambiar de apariencia a voluntad propia e infiltrarse sin ningún problema.
-                  Tú eres el que me atacó en la Guarida. – no lo había preguntado, lo estaba afirmando. Él asintió, regresando a su asiento.
-                  Sí, lo soy. Y realmente lo siento. Yo… me descontrole.
-                  ¡Gracias a ello estuve a punto de morir! – técnicamente se lo escupí en la cara y él se levantó de su asiento.
-                  Tenía que sacarte de ahí. No era seguro.
-                  ¿Según quién?
-                  Yo.
-                  ¿Y el Bosque de los Azules, lleno de vampiros, era más seguro?
-                  … Lo siento. – fue lo último que dijo, ya que después de ello le siguió un silencio muy largo. Quería decirle un par de cosas más, pero no me salía nada. Por alguna razón, el verlo en ese estado me hacía sentir pena por él, lo cual en si ya era decir demasiado considerando que todo esto era su culpa.
De repente, la puerta volvió a abrirse, esta vez quien ingreso fue un chico de cabellos oscuros, que usaba unos lentes de cristal delgado. Nos miró, yendo de uno a otro.
-                  Parece que he llegado a tiempo. ¿Cómo va todo? ¿has suspendido el tranquilizante? – le pregunto el chico, acercándose. El chico desvió la mirada, tratando de no mirar a su compañero directamente.
-                  Si, lo hice. Estamos… tratando algunos temas delicados.
-                  Griffin, no. Tenemos poco tiempo. Déjamelo a mí.
-                  Pero…
-                  Ya has hecho suficiente. Cuando te dije que debías traerlo no me refería a esto. Debido a ello tenemos menos tiempo y tendremos que adelantar nuestros planes.
-                  Lo siento.
-                  Si lo sientes, encárgate de los esbirros de Dale y deja de darme excusas.
-                  Si, hermano.
Griffin, como le había llamado el otro chico, salió por la puerta, volviendo a adoptar la forma de Thomas Dale, pero no sin antes mirar por encima de su hombro hacia mí. Me dirigió una sonrisa apagada y después salió, la puerta cerrándose tras él.
-                  Ahora bien, ¿Qué tenemos aquí? – girándose hacia mí. Se acercó, tomándome del mentón, y aunque lo parecía, no era un gesto agresivo. Tenía cuidado con la forma en que lo hacía, sin dejar de observarme fijamente.
-                  ¿Y tú eres…? – pregunte finalmente.  Él se inclinó y se colocó a mi altura
-                  Chris, no es tiempo para seguir con estos juegos. No tenemos tiempo.
-                  ¿Tenemos? ¿A qué te refieres? – volvió a mirarme, esta vez con una expresión interrogante.
-                  ¡Maldición! ¿Aún no has despertado? – abrió mis parpados y luego mi boca, no sé qué buscaba, pero parecía que no lo encontró, por su expresión de exasperación  - Pero si te di de mi sangre, ¿Cómo es…? ¡Esos hijos de puta! - abrió los ojos de golpe, yendo a la parte trasera de la silla, donde estaban conectados los tubos que seguían extrayendo mi sangre.
-                  ¿Qué estás haciendo?
-                  ¡MALDITOS! Todo mi trabajo, ¿para qué? ¡Maldito seas, Thomas Dales!
Lo vi dar vueltas alrededor del lugar, una mano sobre su frente, parecía estar impaciente. Finalmente se giró hacia mí y me tomó de los hombros, sacudiéndome un poco.
-                  Chris, escúchame. Desde ahora estarás solo. Ya no puedo seguir ayudándote como lo he hecho.
-                  ¿Qué? ¿De qué…? – su mano se colocó encima de mi boca, acallándome. Quise morderlo, pero me detuve. Algo no estaba bien conmigo hoy. Tal vez aun seguía drogado.
-                  Calla y escucha, por favor. Es importante.  – no sabía qué hacer, así que asentí – Bateman me tiene vigilado y cada movimiento que haga, desde ahora, estará siendo monitoreado. No te preocupes, nos volveremos a ver, pero no será pronto. Solo… me habría gustado poder ayudarte más.  – viendo su rostro, podía decir que era honesto, ¿hasta qué punto? Eso lo desconocía. Estos supuestos “hermanos” solo o resultaban atacándome o terminaban metiéndome en alguna situación peor.
Tragué en seco.
-                  Podrías liberarme.
-                  No, si lo hago, ahora que no has despertado, no sobrevivirás.  – iba a decir algo en respuesta a ello, pero se me adelanto - Eres fuerte, lo sé, pero tú viste tu propio potencial actual en el bosque de los Azules. Aun te falta. Aun sigues dormido.
-                  ¿En el bosque de los Azules? No te estoy siguiendo, ¿Qué me estas…?
-                  Tú moriste, ¿lo recuerdas?
-                  Sí, pero… - era exasperante que no me permitiera terminar ninguna oración y que toda la conversación la llevara él.
-                  ¿Cómo crees tú que volviste a la vida?  - deje de pensar en otra cosa y me fije en lo que decía - Estabas hambriento y herido, tu muerte era segura, pero yo… use mi sangre, creyendo que con ello podrías despertar totalmente. Pero parece que me equivoque.
-                  ¿Fuiste tú? ¿Por qué? – su mano se acercó, posándose sobre mi mejilla.
-                  Eres mi hermano. Fuera de todos mis planes, tú sigues siendo mi hermanito. – ahora ambas manos sostenían mi rostro, obligándome a mirarle fijamente. Tragué en seco, nervioso.  - Chris… no, Jason, tienes que despertar. Sino lo haces, morirás. No temas a tu pasado, o de lo contrario este te consumirá. Tus enemigos… sino despiertas no podrás derrotarlos.  Recuerda tu pasado.
Las palabras resonaron en mi cabeza. Pasado, nunca le había dado muchas vueltas al vacío mental que había en mi cabeza. Era más fácil seguir sin él y nada bueno salía de indagar entre el polvo. Lo sabía, mi pasado era importante, pero había hecho caso omiso y lo había dejado atrás. No quería recordar, pero sabía que había una parte de mi vida que me estaba perdiendo. Algo que debía recordar.
Maldición, las pesadillas me habían advertido un millón de veces, pero al igual que había esa parte de mi vida, también estaba ese yo que desconocía y que me llamaba durante mis sueños. Ese yo que me daba temor conocer. ¿Despertar? Eso significaba que mi otro yo también lo haría. No estaba preparado para ello. ¿Cómo enfrentarte a ti mismo, cuando no te conoces totalmente?
Sudor frio cubría mi frente y no dejaba de sentir un leve palpitar en mi cabeza, uno que estaba comenzando a hacerse más fuerte. Era como si al empezar a pensar en mi pasado, un interruptor se hubiese activado. Un escalofrió recorrió mi cuerpo, seguido de un dolor en el pecho. Trague en seco, sintiendo la lengua como una lija.
-                  Lo sé. Hay una parte de mí que nunca ha encajado en mi vida, pero… nunca me pareció correcto indagar. Mi abuelo me dijo…
-                  Mentiras.
Ante esto me sobresalte, tratando de ponerme de pie y darle un golpe en la cara, pero las restricciones me obligaron a sentarme de nuevo.
-                  ¡No es así! Él era el único que me quería. Él era la última familia que me quedaba.  Y ahora esta… - apreté las manos en puños y me mordí la lengua, tratando de contener la bilis que se formaba en mi estómago.
-                  ¿Es así? Entonces, dime, ¿recuerdas a tus padres?
Asentí, molesto.
-                  Por supuesto que… - mis palabras se quedaron en el vacío. Algo estaba mal. Mi mente… estaba en blanco.
¿Padres? El único recuerdo que tenia de ellos era una fotografía que mi abuelo guardaba en su oficina, pero fuera de ello; nada. A decir verdad, nunca había tocado el tema de mis padres. Nuevamente, debido a que mi abuelo no era exactamente afín a él, le parecía doloroso y prefería morderme la lengua antes de hacerlo sufrir.
Pero… ¿Por qué no podía recordarlos? Solo una foto y las cosas que mi abuelo me contaba antes de que ellos murieran. Sin embargo, nunca había estado ese sentimiento de soledad, de añoranza por ellos, solo los veía como unas figuras lejanas que me habían dejado atrás.
-                  Algo más simple, ¿tienes un recuerdo de ellos y tú? Lo que sea.
-                  ¡Claro! Yo… - vació. Nada. Aunque trataba de recordar algo, lo que fuese, nada venía a mi mente. Era como si no hubieran estado. Abuelo me había contado  muchas cosas de ellos, de cuando aún vivían y yo era pequeño, pero… - ¿Eh? ¿Por qué…? ¿Por qué no…? – el dolor se hizo más fuerte y ahora estaba peleando contra él, tratando de no doblegarme ante el dolor intenso que me embargaba. Sentía como si cada musculo de mi cuerpo estuviera ardiendo. El dolor se intensificaba, me estaba costando trabajo no solo respirar, sino también mantenerme atento.
-                  ¿No recuerdas ninguno? – volvi a mirarlo, tratando de no desmayarme – Eso es porque nunca tuviste unos padres, al menos no humanos.
-                  Pero yo…  - acalle al sentir el dolor y como las náuseas comenzaban a formarse en mi estómago. Escupí un poco de un líquido transparente, quizás agua, no lo sabía. Sintiendo la boca amarga y la debilidad por la falta de alimento. Otro dolor volvió a recorrer mi espina, esta vez no pude contenerlo y solté un aullido de dolor, clavando mis dedos a la silla en la que me encontraba.
-                  Adam manipuló tus recuerdos, Jason. A tal grado que ni siquiera recuerdas quién eras en realidad. Solo para poder utilizarte en sus investigaciones. Adam no están diferente de Bateman, ¿sabes?
-                  No me lo puedo creer. Eso es…
-                  Tienes razón. Hay una parte tuya que no encaja, y nunca lo hará, a menos que despiertes. Cuando lo hagas todas tus dudas se disiparan. Solo tienes que aceptar tu pasado.
-                  Y-Yo… mi otro yo es… peligroso. Es…
-                  ¿Temes cambiar? ¿Es eso? Jason, no puedes seguir así. Pelear contra ti mismo es estúpido e inútil, te terminara consumiendo. Acepta tu pasado, no huyas de él. Mira en tu interior. En tus recuerdos. Tanto Bateman como Snyder ya no tienen poder sobre ti, pero sigues aferrándote a ellos. Es cierto, ellos son tus enemigos, pero ahora mismo tienes un enemigo peor: tú.  – quiero negarme y decir otras cosas, pero el dolor es mayor y solo me limito a escucharle.
Se aleja unos segundos, solo lo suficiente para acercar su mano su boca, mordiendo la carne de su palma, donde sangre comienza a manar y que sin perder un segundo, comienza a beber lentamente, pequeñas gotas carmesí se deslizan por su barbilla y yo no puedo más que mirar, absorto, saboreándome. El ardor en mi garganta se intensifica, ahora como si me metieran un fierro ardiendo y tragó en seco, sabiendo que eso no hará más que aumentar mi sed.
Deja de beber y me mira. No dice nada, solo me quedo embobado, cautivado por aquellos ojos de un color rosa sangre. Se acerca y antes de que pueda decir algo, sus labios y los míos se juntan. Su lengua se abre camino y yo le acepto, sin oponer resistencia. Tal vez estoy demasiado sorprendido o tal vez ya no me importa.
Cuando nuestras bocas se sellan en un beso tan inmoral y nuestras lenguas se acarician, no puedo evitar gemir. Sintiendo la calidez de la sangre que se desliza a mi interior, aplacando mi sed, el ardor va descendiendo levemente. Estoy perdiendo el control, nuestras bocas se devoran con ferocidad y todo lo que puedo pensar es que su sangre es deliciosa.
Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos y sin poder detenerlo, todo mi cuerpo se estremece. Él también llora y sé que es un sentimiento compartido. No mío, de mi otro yo, quien no puede contener el dolor de ver a alguien que ama herido. Y eso también me duele, porque sé que aunque lo niegue, Ethan, Griffin, él, forman parte de mi pasado y están arraigados profundamente en mi corazón.
En una parte que yo mismo desconozco.
Sin embargo, mi corazón se siente cálido. Por segunda vez, desde que Randolph me confesó su amor. Y no puedo evitar volver a llorar, porque siento que le estoy siendo infiel. No de forma directa, pero si al hacer esto.
La sangre ingresa en mí y puedo sentir un fuerte escalofrió. Todo mi cuerpo se estremece, a tal grado que dejo salir un leve gemido. El dolor en mi cabeza ha desaparecido y en su lugar solo hay calma y puedo sentir como mis músculos se relajan, poco a poco, hasta que me pregunto si realmente sigo teniendo mis extremidades.
Se separa, limpiando mis labios con su pulgar.  Esbozando una media sonrisa. Mi cabeza da vueltas, o tal vez solo estoy demasiado exhausto como para poder seguirle el paso a lo que dice. No puedo más y caigo, cerrando los parpados.
***********

Solo fueron unos segundos antes de que se desmayara, cuando Jason volvió a abrir los ojos. Ben tuvo que retroceder, sorprendido, casi perdiendo el equilibrio. No había esperado esa reacción automática.
Y ahí, frente a él, se encontraba su hermano. Los ojos se habían tornado de un color carmesí, pero no le miraban a él o algo en particular. Había sido una reacción espontaneo. Prueba de que su sangre estaba haciendo efecto en él.
Se acercó, tomando su rostro entre sus manos, fascinado por la imagen de su hermano. Era la perfecta mezcla entre la inmortalidad y el salvajismo.
-                  El sujeto perfecto – pronunció suavemente, liberando el rostro de su hermano. Jason volvió a cerrar los ojos, dejando caer la cabeza. Todo su cuerpo quedó inmóvil.
Ben lo envolvió entre sus brazos, sintiendo el calor corporal de su hermano contra el suyo, el palpitar de su corazón y su respiración tranquila. Esto era todo lo que podía hacer para ayudarle.
-                  Despierta, Chris. Recuérdame… - se detuvo y se corrijo a sí mismo - …a todos nosotros. Te necesitamos.  – dicho esto, Ben se separó de su hermano y se encamino hacia la puerta, sintiendo un leve mareo por la falta de sangre.
Griffin ingresó, notando a su hermano menor inconsciente y a Ben tambaleándose, debilitado. Le extiende su mano y le ayuda mantener el equilibrio, sentándolo.
-                  ¿Cómo salió todo? – pregunto, mirándolo cuidadosamente, yendo de Ben a Jason.
-                  Bien. El resto depende de él. – presionando el dedo índice y pulgar sobre su frente, calmando un poco el dolor.
-                  ¿Crees que lo logre?
-                  Debe hacerlo, o si no perderá todo. Presente, pasado y futuro. La batalla que se avecina será difícil, por eso es necesario que el despierte.
-                  ¿Nos lo llevamos?
-                  No. Por el momento se quedara aquí.
-                  ¿Eh? ¿Por qué?
-                  Te lo dije; Bateman me mantendrá vigilado. Así no puedo continuar lo que estoy preparando y cuidarlo, no sin exponerme y que todo se venga abajo. Además, le será de ayuda. Tú, mejor que nadie, debería saberlo: el camino fácil no es divertido.
-                  Pero… - temeroso de dejarlo en las manos de Thomas Dale. Aunque si eran honestos consigo mismos, entre los dos sujetos, este era un riesgo menor.
-                  Él no sucumbirá a los caprichos de Thomas. Vámonos, aún hay cosas que hacer. – Ben se levantó de la silla y comenzó a caminar, sintiendo a Griffin detrás de él, quien había vuelto a tomar la apariencia de Thomas.
Mientras caminaban por el largo pasillo, Griffin no dejaba de mirar hacia las cámaras, nervioso. Les había tomado un poco más de tiempo del que habían imaginado y ahora iban con prisa. Tenía que salir de inmediato de ahí, ya que si los atrapaban Bateman no les tendría piedad.
-                  ¿Estás seguro que no es peligroso exponerte así? Si Padre se llega a enterar…
-                  Cuento con que no le llegue la información. Además, aún queda arreglar el asunto de la Colonia.
-                  ¿No debimos decirle?
-                  No, eso solo lo alteraría y no quiero tener que lidiar con ello. Tiene que hacerlo por sí mismo.
***************
[Ethan]

Las pisadas resonaban, provocando que los animales huyeran despavoridos por el ajetreo que se gestaba en el bosque. Las sombras se deslizaban rápidamente entre los árboles, de un lado a otro, sin perder el ritmo.
-                  ¡Vuelvan aquí, malditos! – gritó, pero ninguno de los hombres obedeció, en su lugar habían acelerado el paso.
Por primera vez en sus vidas no atendían a las órdenes del joven y eso lo enfurecía aún más. Eran libres y no iban a permitir que les arrebataran ello, no cuando les había costado años.
-                  ¡Y una mierda que lo haremos!
-                  ¡Púdrete!
Los sujetos estallaron en risas y eso irrito a Ethan aún más. . Le estaban dejando atrás, a ese paso les perdería la huella y eso no se lo podía permitir. Una cosa era perder a Chris, pero perder a todo un grupo de Cazadores significaba que su padre lo asesinaría.
Se detuvo y apuntó, disparando cuando tuvo a los primeros en la mira. Las cintas salieron disparadas y tres sujetos cayeron, estrellándose fuertemente contra el suelo, por la restricción en sus piernas.
Se apresuró, saltando encima del primero, quien al no poder correr, se arrastraba. Iba a ponerle el collar de nuevo, cuando tomó su arma y la levantó encima de él, protegiéndose del cuchillo. Uno de los cazadores le amenazaba con su arma, mientras los demás liberaban a sus compañeros caídos.
Ethan empujó a sujeto y le apunto, pero su arma fue cortada por la mitad antes de poder presionar el gatillo. El cazador alargó el cuchillo y Ethan retrocedió al ver como el filo de este pasaba muy cerca de su cuello.
 Lanzó una patada contra el Cazador, pero este se defendió con su brazo, reteniendo su extremidad. Girando su cuchillo entre sus manos, el cazador intentó clavar su cuchillo en la pierna de Ethan, pero cuando la punta tocó la carne, el arma se partió.
Molesto, alargó la mano y le atravesó el pecho al cazador. El cazador lo liberó y Ethan lo sostuvo un momento, mientras este clavaba sus uñas en su pecho, tratando de decir algo, pero que no salía nada más que leves quejidos ahogados.
-                  Así es como se hace, niño – dijo Ethan, lo soltó y dejo su cuerpo caer al suelo.
Los demás cazadores miraban, todos preparados para atacar cuando el vampiro mostrara alguna intención de enfrentarlos y que así sería.
Un sujeto rubio se colocó delante de sus compañeros, sacando dos espadas de su espalda.  Rápidamente se colocó en posición.
-                  Iveth, Hakim, se quedan conmigo. – dijo el rubio y los sujetos asintieron, dando un paso adelante. Una mujer de tez oscura y cabello corto en forma de casco y un sujeto con el cabello rapado se situaron a sus costados, ambos sacando su respectivo armamento. La chica optó por una pistola, mientras el hombre sacaba dos cuchillos. - Los demás, avancen.
-                  Pero… - dijo uno de los hombres, pero Dune (el rubio) negó.
-                  Nosotros nos encargaremos de él. Los alcanzaremos, así que dense prisa y váyanse.
Reacio a obedecer, al ver las expresiones de sus compañeros, no tuvo más opción que asentir.
-                  Entendido.
Dicho esto los hombres comenzaron a correr, dejando atrás a sus compañeros.
Ethan les miro, arqueando una ceja. Yendo de ellos a los que recién acababan de escapar.
-                  Ustedes realmente aman complicarme más las cosas, ¿verdad? – dijo, apretando los puños, echando la cabeza hacia atrás. Suspiró, divertido. Dune levantó su espada, señalándole con la punta.
-                  No te permitiremos que vayas tras ellos.
-                  Acabaremos contigo aquí mismo.  – fue Hakim quien dijo esto, haciendo un gesto con su cuchillo sobre su cuello.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, riendo suavemente. Estaba cansado y realmente quería regresar a casa. Sino ponía un alto al juego, se las vería muy graves con su padre. Solo le quedaba una opción. Era mejor nada que regresar derrotado.
Volvió a recuperar su postura.
-                  ¿Permitirme? ¿Acabarme? Son muy graciosos, pero… - en cuestión de segundos Ethan rompió el espacio que los separaba, llegando hasta donde estaba Dune. Alargó su brazo, ahora convertido en una larga hoja que iba en dirección a su cuello.
Sin embargo el corte nunca le llego. Ya que Ethan salió volando por los aires. En un descuido, Hakim se había adelantado a su ataque y le había detenido, aprovechando ello para lanzarlo por el aire con un golpe en el pecho.
Ethan se estrelló contra el suelo, levantando tierra y escombros. Sin perder un segundo, se levantó, lo suficientemente rápido para poder defenderse del siguiente ataque de Hakim, quien ahora lo mantenía con ambos brazos protegiéndose.
Hakim era rápido, y sus golpes eran fuertes. Era obvio que tomarlo a la ligera solo le provocaría que lo acabara de inmediato. No era un humano normal y podía dar por sentado que los otros compartían su habilidad inhumana. Lo sabía, ellos habían bebido la sangre de vampiro y sus habilidades estaban por encima de un humano promedio.
Ethan, deja de jugar. Pensó para sí mismo. Y volvió a intentarlo.
Pero no contaba con que ahora le ataque seria por parte de dos. Deteniendo los golpes de Hakim, esquivando el filo de las espadas de Dune. Mientras golpeaba a uno, alejándolo, aprovechaba el momento y volvía su atención al otro para poder derrotarlo.
Eran rápidos y lo estaban acorralando. Solo le quedaba utilizar sus mejores trucos.
Su mano derecha dejo de ser una espada y se convirtió en un látigo. Lo sacudió y atrapó a Hakim con él, usando toda su fuerza lo atrajo hacia él. Alargando su otra mano en forma de espada. Pero, nuevamente, el tercer cazador hizo su aparición.
El disparo retumbó en todo el bosque y el cuerpo de Ethan cayó al suelo, un agujero en la parte izquierda de la cabeza.
Hakim se acercó, sin soltar el cuchillo. Listo para cualquier cosa.
Le dio una patada al cuerpo, dándole la vuelta. La herida del disparo de Iveth seguía sangrando. Se acercó, en busca de alguna arma que tuviera o algún comunicador. No podían simplemente dejar el cadáver ahí, no si tenía alguna cosa útil.
Pero no tenía nada. Ni siquiera un cuchillo. Al parecer su única arma había sido la pistola y su cuerpo.
-                  Parece que está limpio.  No trae nada más que su ropa.
-                  Bien, creo que con eso logramos ganar el tiempo suficiente para los demás.
-                  Pero, ¿Qué clase de sujeto…? – Hakim no terminó su oración. Escupió un poco de sangre y llevando su mano hacia su garganta, noto el largo corte. Se giró hacia Dune e Iveth, mostrando su mano ensangrentada, pero no tuvieron tiempo de reaccionar.
Ethan se levantó, quitándole el cuchillo a Hakim y lanzándolo hacia Dune, pero falló en darle. Sin embargo, al oír un leve gemido detrás de él, supo que no era para él.
Iveth dejo caer su arma, unas pequeñas gotas de sangre se deslizaban por todo su rostro, dejándose caer de rodillas, se hizo más visible el largo cuchillo clavado en su frente. Intentaba quitárselo, pero el resultado sería el mismo si lo removía o si lo dejaba; moriría.
Dune se giró, yendo hacia Ethan. Ambos se encontraron, sus espadas contra el cuchillo de Hakim. Atacó, provocándole un pequeño corte en el hombro, pero Ethan no parecía inmutarse por el dolor de la herida. En su lugar continuaba retándolo. Alargando su cuchillo, haciendo un movimiento en forma de arco, Dune retrocedió y volvió a atacar, clavando ambas espadas en el pecho del chico.
Ethan chilló por el dolor, tratando de imponerse y no ser empujado hacia atrás. Plantó sus pies y presiono. Ambos se detuvieron finalmente, pero Dune no dejaba de presionar sus espadas en el cuerpo de Ethan y las heridas comenzaban a hacerse más visibles, manchando sus ropas, goteando la sangre sobre el suelo húmedo. Solo tenía que seguir así, era cuestión de tiempo antes de que lo terminara de una vez por todas.
Eso es lo que pensaba, cuando intento empujar las espadas en el interior del cuerpo de Ethan, estas no se movieron. Estaban rígidas, como si el cuerpo se hubiese solidificado y estas hubieran quedado atrapadas.
Una media sonrisa se dibujó en el rostro de Ethan y dándole un puntapié, lo apartó. Dune soltó las espadas, tratando de no caer de espaldas por el golpe, intento mantener el equilibrio. Cuando Ethan, en un rápido movimiento, no solo había sacado las espadas de su pecho, sino que se dirigía hacia él. Intento bloquearlo, pero al hacerlo, sus brazos fueron cortados hasta por encima de los codos.
Sus extremidades cayeron al otro lado del lugar, mientras él se retorcía de dolor en el suelo, apretando contra su pecho su corte, pero la sangre simplemente no paraba de manar.
Unas piernas se hicieron presentes delante de él, levantó la mirada, intentando, en vano, de ponerse de pie. Una de las piernas se posó encima de su hombro, obligándolo a regresar a su posición y tras un leve movimiento, la espada en manos de Ethan entró por su boca.
Le había tomado más tiempo del necesario. ¿Aún seguía débil por su pelea con Chris/Jason?
Las heridas profundas aún estaban sanándose, y los cortes de la pelea ya habían cerrado. Incluso sus manos se movían más fáciles. Se quitó la camisa, comprobando si quedaba algo metido en su cuerpo que impidiera la curación, pero no lo había.
Le quito el equipo a Dune, ajustando las correas que mantenían las fundas de las espadas en su espalda. Optó por no tomar su ropa, sería un desperdicio usarlas si al final terminarían igual que la suya. Así que era mejor solamente utilizar las espadas y las correas que se ajustaban a su cuerpo.
-                  Bien, mi turno.  – dijo, mirando hacia donde los cazadores habían huido.
***************
[Charlie y Derek – Enfermería de la Colonia – Planta baja]

Habían terminado de curar a Derek y aunque no quería admitirlo, agradecía que fuera Charlie quien lo encontró y no algún miembro de la Colonia. No podría con el interrogatorio nocturno y mucho menos quería que lo vieran de esa forma, porque solo serviría para elevar el ego de Joe.
-                  Listo – dijo Charlie con una media sonrisa, no estaba nada feliz de tener que curar las heridas de su amigo, más que nada porque no deseaba verlo de esa forma.
Derek aun no había dicho nada, solo se había limitado a aceptar el trato por parte de Charlie, dejándose curar.
Muchas de las cosas que había dicho Joe eran ciertas, pero él no quería creer que la gente a la que alguna vez Jason había protegido, ahora le daba la espalda.
“No siempre puedes salvarlos a todos. Pero si salvas más de los que sacrificas, estás haciéndolo bien”
Lo había visto un millón de veces. Siempre que la situación lo ameritaba, los muchos terminaban dejando a los pocos. Era la mejor solución posible y les ayudaba a sobrevivir.
Pero, ¿¿Cuándo ya no quedaban los muchos y eras de los pocos? ¿Dejarías morir a tu compañero para salvarte?
La respuesta seria sí. En especial teniendo en cuenta que eran humanos contra monstruos. Ellos no durarían ni un segundo. Eso era lo lógico, pero no lo que Derek quería seguir. Un ideal egoísta y “realista”.
La Colonia estaba repitiendo los mismos errores, a este paso no sobrevivirían. No con la guía de Joe. La Colonia iba a caer y cuando lo hiciera, Joe no asumiría la responsabilidad. Eso lo sabía muy bien. Podía decir que Joe estaba al mando, pero no significaba que se fuera  a hacer cargo de todos. Solo los que le fueran útiles.
Eso es lo que él quería evitar, pero ahora no había oportunidad. Lo había estropeado todo.
Lo que más le carcomía el alma es que Charlie y toda su manada le habían seguido, creyendo que podrían rescatar a Jason, y aunque no entendía bien su relación, sabía que les había fallado y ahora ellos no podían regresar a su hogar. No sin ser atrapados en el camino.
-                  Sino lo dices en voz alta, jamás sabré que es lo que pasa por tu mente, Derek.  – no sabía en qué momento, pero Charlie se había agachado hasta estar a su altura, lo suficiente para poder encararlo. Derek desvió la mirada, pero la mantuvo con la de Charlie.
-                  Y-Yo… ¿qué es lo que harán ahora, Charlie? Me refiero a tu manada.
-                  ¿Te refieres a si tenemos un lugar al cual volver? – Derek asintió, aun cabizbajo.
-                  Lo seguimos pensando. No tenemos…- Charlie se hundió de hombros, rascándose la nuca. – Aunque regresáramos, nuestra Guarida fue destruida. Solo nos queda encontrar un nuevo hogar.
-                  Lo lamento.
-                  ¿Por qué?
-                  Es mi culpa que terminaran aquí. Y ni siquiera puedo ayudarlos. Todos son…
-                  No es tan malo. Digo, nos sacaron del bosque y gracias a ello puedo decir que ganamos algo de tiempo y ahora nos encontramos en una zona segura. De no ser por ustedes seguiríamos allá y probablemente ya nos habrían atrapado.
-                  ¿Cómo estas tan seguro?
-                  Es una posibilidad. Y sobre el asunto de Jason, no hay nada que hacer. Tus compañeros han hablado y han dejado en claro que no lo harán.  – tragó en seco, avergonzado, pero Charlie continuo - Sin embargo, nosotros no somos tus compañeros y sabemos lo que haremos ahora. Iremos por Jason. – diciendo esto, Charlie finalmente se puso de pie, levantando los brazos al aire, estirándose. Derek levantó la mirada, siguiéndole.
-                  ¿Qué? Pero… eso es…
-                  ¿Arriesgado? ¿Estúpido?  Lo sé. Pero tengo una deuda enorme con Jason, además es momento de un contraataque, ¿no?
-                  Charlie, ¿es enserio lo que dices?
-                  Sí. Muy en serio.  – respondió con una enorme sonrisa, que hizo su corazón estremecer, indicándole que no estaba mintiendo. Lo harían.
Él no se podía quedar atrás. Él también quería salvar a Jason, aunque la idea significara suicidio, sus probabilidades de sobrevivir eran mayores con los weres que con Joe. Así que, ¿Por qué no hacer algo útil? Aun tenia eso que Jason le había dejado a su cuidado.
Se armó de valor, no podía dudar en un momento como eso. Si los weres estaban planeando ir tras Jason, arriesgando sus vidas, él no podía tomarse a la ligera el asunto. Tenía que arriesgar algo a cambio.
-                  Entonces, llévenme con ustedes. – dijo, tratando de que no tartamudear mientras hablaba.
Charlie le miro con los ojos abiertos, como si hubiese escuchado mal. Pero Derek no desistió, mirándole fijamente con una expresión seria.
-                  Derek, eso no es…
-                  Tú lo dijiste; una deuda enorme. Y creo que es momento de pagarla.
-                  ¿Qué hay de tus compañeros? ¿Qué hay de los que confían en ti? ¿Qué hay de Joe?
Apretó la mandíbula, sintiendo como los dientes rechinaban por la fuerza con que lo hacía. Suspiró, calmándose. Por alguna razón, el asunto de considerar la opinión de sus camaradas ahora le parecía algo gracioso, dando por sentado el estado en el que se encontraba. Gracias a ellos.
-                  Mis compañeros fueron los que me hicieron esto, porque han dejado de confiar en mí, bajo las órdenes de Joe. Quedarme aquí… - se atragantó, sintiendo el nudo en su garganta formándose más y más. Desvió la mirada, aun con los ojos húmedos, sacando la pequeña tarjeta de su bolsillo.  –Esto no es vida. Encerrado y ahora bajo las órdenes de Joe, solo es cuestión de tiempo antes de que todo esto termine. No quiero esperar a que ellos vengan por mí. Si hay alguna oportunidad de rescatar a Jason la tomaré. Así que, ¿Qué dices, Charlie?  - Charlie pareció meditarlo, considerándolo.
-                  Iremos a un lugar peligroso. ¿aun así vendrás?
-                  Morir es lo de menos.  – dijo con una media sonrisa, aunque internamente estaba muriéndose de los nervios. Charlie lo tomó de los hombros, sacudiéndolo un poco, demasiado brusco.
-                  ¡Por favor, tómalo con seriedad!
Esta vez fue el turno de Derek de levantar la voz, liberándose del agarre de Charlie.
-                  ¡Lo hago! Sé las consecuencias, pero si no hacemos algo la situación no cambiara. Si ustedes van a rescatar a Jason, yo quiero ir.
-                  ¿Y si fallamos?
-                  Al menos lo habremos intentado.
-                  Eres un humano. ¿Qué podrías hacer para ayudarnos? No podre protegerte cuando hayamos entrado en la ciudad.
-                  L-Lo sé. Y no estoy indefenso. Jason me dejo esto – dijo Derek, mostrándole la pequeña tarjeta de color negro a Charlie. A simple vista podría pasar por solo eso, una tarjeta, pero con ella tenía acceso a todas las instalaciones de la Colonia, incluso a las zonas que Jason había asegurado antes de su partida y que solo eran de conocimiento de él y su abuelo, y en menor instancia de Derek puesto que tenía que saber lo que se encontraba resguardado detrás en cada habitación.
-                  ¿Q-Qué es eso?
-                  Mejor te lo muestro. – diciendo esto se levantó, tomando la mano de Charlie, sin percatarse de que alguien les observaba cuidadosamente desde entre las sombras.
******
[Jason]
Chris…
Chris… ven aquí, cariño…
Chris… lo siento…
Todo saldrá bien, mi amor…
Perdóname, Chris…
Mamá te ama, Chris…
Ahí está. La voz de mis pesadillas ha vuelto. Hacía tiempo que no la escuchaba y ahora es más fuerte. Puedo decir que es la voz de una mujer, pero no sé de quién se trata.
Alguien sostiene mi mano, su tacto es cálido y delicado. Tengo que levantar la mirada para verla, es una mujer muy hermosa. Cabello oscuro cae detrás de su espalda, liso y sin ningún rulo. Viste un vestido de color blanco, contrastando el tono de su piel aún más.
Ella me mira y cuando nuestros ojos se encuentran me regala la más dulce y hermosa sonrisa de todas.  Sus rasgos son tan finos que parecen irreales. Unos labios rosados finos, una nariz chata y un par de ojos del mismo color que el oro. Ella habla, pero no le escucho, estoy cautivado por su belleza. ¿Ella es real o es otra ilusión de mi cabeza?
Por alguna razón nos detenemos y le extiendo mis brazos, pidiendo que me cargue. Ella se agacha y me toma entre sus brazos, envolviéndome gentilmente, el aroma a flores inunda mi nariz y me recargo en su pecho, dejándome arrullar por su tarareo.
Me aferró a la tela de su vestido, pero cuando parece que hemos llegado a nuestro destino me deposita en una suave cama. Arregla mi almohada y me cubre con una sábana, peinando mi cabello hacia atrás, la caricia me va relajando lentamente y aunque no quiero siento la impetuosa necesidad de cerrar los ojos.
Sin embargo, cuando creo que voy a caer dormido, ella se acerca y me da un beso en la frente. Acariciando mi mejilla, en un acto que me parece lo más íntimo y puro. Un sentimiento que me llena y me hace sentir cálido. Un sentimiento que jamás había experimentado.
-                  Duerme, mi niño. Mamá regresará muy pronto.
***************

Estaban en una de las zonas prohibidas, porque así lo había establecido Jason, para mantener a la gente alejada. Derek sacó la tarjeta de su pantalón y la metió en la ranura, colocando su dedo pulgar sobre la pantalla.
Tras un pequeño pitido. Se escuchó como múltiples engranes se movían detrás de la puerta, crujiendo. En un segundo la puerta se fue abriendo, deslizándose hacia un costado. Derek apretó la mano de Charlie y lo guió entre las sombras.
-                  Los vampiros son fuertes, por eso necesitamos algunas cosas antes de ir tras ellos.
-                  Nosotros somos más fuertes.
-                  Físicamente hablando, sí. Ellos planean y atacan con armas, no solo usando sus habilidades. Así que… - Derek le soltó por unos segundos, lo suficiente para que unas pequeñas luces comenzaran a iluminar el interior de la habitación, encendiéndose en secuencia.
Charlie no sabía cómo reaccionar ante aquello. Así que solo se limitó a mirar a Derek, obviamente sorprendido.
-                  Esto es…
-                  Si vamos a pelear, lo haremos bien. – viendo a Derek cruzar los brazos, con una sonrisa de satisfacción.
Era como si todas las armas que nunca se habían usado en toda la guerra contra los vampiros estuvieran reunidas ahí mismo. Era una colección, la cual habría hecho llorar a cualquier fanático de las armas.
Vehículos alineados en ambos costados. Incluso podía asegurar que había vislumbrado un tanque entre ellos. Las armas estaban colgadas en una estantería, que ocupaba lo de tres espacios, mostrando desde armas pequeñas hasta grandes. Granadas, cuchillos, rifles, pistolas, machetes, cuerda, todo lo que te imaginaras en una guerra, estaba ahí.
-                  ¿Estás seguro que podemos usarlo?
-                  ¿Crees que ellos lo van a usar estando encerrados? Solo si lo usan para matarse entre ellos. Mejor nosotros que ellos.
Charlie quería decir algo, pero sabía que el corazón de Derek se hallaba herido, defraudado  por sus compañeros y decirle que no era así sería una estupidez, porque ambos sabían que la Colonia lo había dejado claro. Solo esperaba que Derek no estuviera haciéndolo en un arrebato de ira, porque esos eran los que lo cobraban más grande.
Por otro lado, si Derek estaba haciéndolo bajo su conciencia, entonces solo quedaba apoyarlo y aceptar su oferta. Serian momentos difíciles desde ahora y tendrían que cuidarse las espaldas, al menos hasta que la operación tuviera lugar.
Estaban a pocos centímetros de distancia, pero aun así podía percibir el dulce aroma que el cuerpo de Derek despedía. Era provocador. Charlie quería acercase un poco más, mucho más. Aunque fuera solo sostener sus manos como lo había hecho Derek, sin darse cuenta de lo que provocaba su acción al cuerpo de Charlie, hacia unos minutos. Su mano aun palpitaba por el tacto de Derek.
Era extraño y tener esos pensamientos le avergonzaba a tal magnitud que no podía verlo directamente a los ojos, no sin sentir la impetuosa necesidad de sostenerlo.
Pero antes de poder acercar su mano para tocarle el hombro a Derek, un fuerte pitido resonó, provocando que ambos se sobresaltaran.
Luces rojas comenzaron a parpadear, iluminando toda la habitación.
-                  Oh, no.  – dijo, sintiendo como toda la sangre de su cuerpo se detenía.
-                  ¿Qué sucede?
-                  Problemas. – fue lo único que pudo decir. Y justo como lo había predicho, los altavoces comenzaron a resonar y eso solo indicaba que tenía razón.
-                  ¡VIOLACIÓN DE PERIMETRO! ¡VIOLACIÓN DE PERIMETRO!  - la voz de Norman resonó en el lugar y Derek comenzó a correr, tenía que ir rápidamente hacia el Centro de Control y verificar lo que estaba pasando. Charlie detrás de él, siguiéndole el paso, lo que agradeció. - Repito: ¡VIOLACIÓN DE PERIMETRO!  NO COMBATIENTES VAYAN AL REFUGIO DE INMEDIATO. ESTO NO ES UN SIMULACRO.
Derek se giró y volvió a asegurar la puerta. Hasta que escucho la confirmación, fue que comenzaron a alejarse. No tenían tiempo.
Alguien había llegado lo suficientemente cerca de ellos como para encender las alarmas y no era una coincidencia.
*****************

No era una sorpresa que las alarmas despertaran a todos y que tanto weres como humanos se estuvieran concentrando en la plaza, inquietos. Simon no sabía cómo lidiar con la situación de los weres y estaba teniendo más problemas para calmar a los suyos, indicándoles que fueran al refugio.
Pero sabía que no podía decirles lo mismo a los weres, porque la Colonia se molestaría y volverían a pelear. Tenía que calmar a unos primero y lidiar con el resto después. Por suerte para él, Derek apareció entre la multitud, seguido por uno de los weres, el pelirrojo que no recordaba su nombre.
-                  ¡Simon! ¿Qué está sucediendo?
-                  ¡Derek! ¡Demonios! ¿Dónde te…? ¿Qué te pasó? – viendo la condición de su amigo. Solo lo había dejado unas horas y el sujeto estaba como recién salido de un encuentro de boxeo. Lleno de vendas y con el rostro aun moreteado.
-                  Y-Yo… - dijo, avergonzado, desviando la mirada. Pero Simon fue directamente al were.
-                  ¿Acaso fue él? – lo tomó de la camisa, pero Charlie no se inmutó. -  ¡Si le hiciste algo, te juro que…! – Derek se acercó y lo obligo a soltarlo, negando con la cabeza.
-                  ¡No, él no fue! Fue… - su amigo se encorvo, mordiéndose el labio. Algo le estaba ocultando, pero por el momento podría dejarlo pasar, ya que tenían un asunto entre manos que debían tratar antes.
-                  Lo que sea. Tenemos cosas más importantes de las que encargarnos.  Estamos… será mejor que entres y lo veas por ti mismo.
Nadie dijo nada cuando Derek ingresó con Charlie detrás de él, tal vez porque todos estaban más preocupados por lo que sucedía en el sector que por un were en el Centro de Control.
-                  ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cuál es la situación?
-                  Los sensores de movimiento captaron algo, o alguien más bien. – dijo Norman, adelantándose. El sujeto era un hombre con unos enormes lentes rectangulares, cabello grisáceo y de estatura mediana, casi le recordaba un poco al doctor Mason, y no despegaba la vista de la pantalla, tecleando de una manera que parecía fuera a dejar las teclas sumidas en el teclado.
Pasaba de un teclado a otro, moviéndose gracias a la silla con ruedas, iba de un costado al otro, intercambiando su atención a un nuevo monitor. En lo que parecía un plano desde arriba de lo que era el área alrededor de la montaña se mostraban pequeños puntos rojizos que se movían de un lado a otro. Unos estaban más cerca de llegar al pie de la montaña y otros se habían quedado algunos metros atrás.
-                  Esta fue la última captura que nos dio el centinela en los últimos 5 minutos. Además, los sensores de movimiento se activaron al mismo tiempo que aparecieron en el radar.
-                  ¿Vampiros?
-                  No lo sé. Primero creí que se trataba de algún animal salvaje. ¿Recuerdas el desastre que nos hizo esa camada de conejos? – Derek asintió.
-                  Si, atrajeron a varios depredadores y las alarmas terminaban encendiéndose cada 15 minutos. Además, algunos se comieron el cableado y perdimos muchas cámaras.
-                  Bueno, al parecer no son conejos.
-                  ¿A qué te refieres?
-                  A esto – presionó otro botón y en segundos una imagen comenzó a aparecer en la pantalla, donde bien se podía ver tres figuras vestidas totalmente de negro, al parecer en una clase de enfrentamiento mortal. No tenía que ser un genio para identificarlos. Tragó en seco, apretando las manos, sintiendo como su corazón se aceleraba. Era la primera vez que un incidente de este tipo pasaba y no sabía cómo reaccionar.
-                  Nunca se habían acercado tanto.
-                  Es por eso que estamos en esta situación. Si mis cálculos son correctos estarán aquí en 45 minutos, quizás un poco menos.
Era muy poco tiempo. Reunir un equipo, además de que no todos en la Colonia eran combatientes. Algunos solo se dedicaban a ser labores simples. No eran guerreros.
Tal vez si ni atacaban y se mantenían ocultos, no los descubrirían. Solo tendrían que mantener calmados. Después de todo, ellos aun creían que esto era una montaña, no una base artificial.
Iba a decir algo, cuando Joe hizo su entrada, yendo directamente hacia la pantalla. Brodie se le acerco y se susurró algo al oído, señalando el mapa.
-                  Nos encargaremos.
-                  Joe… - intentó llamar su atención, pero esté le ignoró.
-                  Lleven a todos al refugio. – dirigiéndose al grupo que se encontraba cerca. Estos asintieron y comenzaron a movilizarse. - Puede que las cosas se pongan… algo movidas.
-                  Son vampiros, Joe.  – remarcó Derek, a lo que Joe rodó los ojos.
-                  Lo sé.
-                  ¿Crees tener alguna oportunidad?
-                  Lo creo.
-                  Pero…
-                  Basta de palabrerío. Se de utilidad y obedece lo que te digo, por una vez en tu patética vida. No tenemos mucho tiempo.
-                  Joe, estamos listos. – anunció Sam.
-                  ¿Qué van a hacer? – la pregunta se le salió de la boca, retractándose inmediatamente, pero no había nada que hacerle ahora.
-                  ¿Qué crees? Vamos a darles caza.  
Derek se acercó, tomándolo del brazo.
-                  ¿Y si en realidad no saben que estamos aquí?
-                  No importa. Se han acercado demasiado, algo que ninguno había hecho. Demasiada coincidencia – era como si Joe le hubiese leído el pensamiento.
-                  Tal vez los weres los atrajeron, ¿sabes? – el comentario salió de alguna parte entre el grupo de hombre que lo acompañaban, por lo que no supo quién fue realmente. Joe se giró, una sonrisa burlona apareció en su rostro.
-                  Si, de no por ti, Derek, esto no estaría pasando.
-                  ¿Eh? ¿Me están echando la culpa?
-                  ¿Y de quién más crees que es? – Joe le empujó, provocando que se tambaleara - Yo no fui el que trajo una manada de weres a la Colonia.
-                  Eso fue…Lo siento. – fue lo único que pudo decir al sentir como había llegado directamente a la pared. Todos veían, pero nadie hacia nada, incluso Simon. Charlie quería hacerlo, pero sabía que solo comprometería a su manada. Los recuerdos previos de Joe y sus matones golpeándolo regresaron y le provocaron escalofríos. Joe lo tomó del cuello de la camisa, levantándolo un poco del suelo.
-                  ¿Lo sientes? ¿El qué? ¿Exponernos o traicionarnos? Confiábamos en ti y tú… - notando la multitud de gente que se les quedaba viendo. Era un buen espectáculo, pero no tenía tiempo para seguir con ello. Se acercó a él, lo suficiente para susurrarle algo que no todos escucharían  – Si fuera tú, consideraría abandonar la Colonia. Es más, estoy seguro que si se los pides a los weres te dejaran que vayas con ellos. Como su mascota, quizás.
Joe se alejó, liberando su agarre de su camisa. Derek se quedó aferrado a la pared, clavando los dedos en la superficie, sintiendo que si no lo hacía no sentiría la realidad a su alrededor.
-                  ¡Vámonos! Tenemos trabajo que hacer.
Todos asintieron sin protestar y rápidamente la Colonia volvió a movilizarse. Simon hizo gesto de querer acercarse a Derek, pero desistió, yendo a ayudar a los demás. Era como si todos hubieran vuelto a sus vidas y Derek solo formara parte de la decoración.
Charlie apretó los puños, tan fuerte que sintió el dolor llegar hasta sus hombros.
****************

El presentador hizo su entrada, aferrándose al cable que lo mantenía en el aire, mientras saludaba a los invitados.  Dio un leve giro y cuando sintió sus pies tocar el suelo, tomó el micrófono y comenzó a hablar.
Era un show especial, o al menos eso le había dicho su jefe, así que tenía que hacer un buen trabajo.
Elevó la mano al aire y todas las luces se enfocaron en él, la pantalla regalándole una hermosa vista de su rostro. Les regaló un guiño a todos y comenzó.
-                  Antes de empezar, este será un show diferente. Ya que tenemos con nosotros a todo un grupo de novatos que se mueren por entretenerlos. Así que sean amables y denles una cálida bienvenida. ¡Y que empiece el Carnaval!
Tras hacer las presentaciones, todo el lugar estallo en risas y aplausos, el presentador se quedó viendo como las puertas de los novatos eran abiertas, curioso por ver a los nuevos candidatos. ¿Serian cazadores o terminarían como la cena de esta noche?

Jalo el cable y comenzó a ascender. Era el momento de empezar con un nuevo juego. Y no quería estar en el medio de ello. 

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