Mestizaje - Capitulo 4


+++

No me di cuenta de la hora, solo podía sentir que era tarde y que si no me daba prisa recibiría otro retraso, aunque estos se acumulaban en mi expediente, no me afectaban directamente, porque pasaban solo por el escritorio y luego volvían a la papelera. Busque mis lentes, la luz del sol filtrándose por la ventana me lastimaba los ojos hasta el punto de que sintiera como si me echaran limón en los ojos. Sin dejar de lado como me dolía el cuerpo por dormirme encima del escritorio, malo para la postura y al parecer podía sentir como tenía la marca de la superficie de este grabada en la mejilla.

Me estire un poco, relajando los músculos, mis temores eran bien infundados, estaba más rígido que una piedra y sentía las articulaciones tensas. Aun así, a pesar de tener dolor en el cuerpo, debía levantarme, prepararme e irme al trabajo.  Todo porque me encontraba en una investigación, que podría realizar desde casa, pero necesitaba unos documentos de la biblioteca central y para poder acceder a estos, necesitaba tener un formato firmado por el museo o no vería nada de ellos, más que el estante donde los guardaban.

Me metí a la ducha, el agua era cálida y mi cuerpo la recibía con una grata bienvenida, en especial porque  relajaba cada parte de mi cuerpo, mi mente seguía divagando en cosas sin importancia mientras miraba las llaves de la regadera. Era seguro que le vería en cualquier momento del día, era inevitable que no se presentara en el museo, sobretodo porque aún no le había dado el ultimátum de nuestra relación. Aunque pensándolo mejor, tenía varias opciones como sumergirme en la lectura de los textos que me habían encomendado o solo quedarme en la biblioteca hasta que anocheciera. Pensándolo mejor, la segunda opción se escuchaba infantil y algo tediosa, era mejor que las cosas se dieran como debían ser, si el aparecía le pediría una explicación, porque no solo podía dejarme llevar por lo que Mimí dijera o lo que una fotografía revelara, y que ahora dándome cuenta, no tenia, porque había destruido mi celular.

Genial, pensé, ahora necesitaba la foto incriminatoria, que sería fácil de sacar a  Mimí, y un nuevo celular, aunque no quería desechar el otro sabía muy bien que era un imposible el pedir que este volviera a su estado original o mínimo que fuera decente a presentar.  No quería seguir dándole vueltas al asunto, me duche rápido, enjabonando todo mi cuerpo, sin dejar un centímetro de mi piel que no fuera limpiado por la barra de jabón.

Como acostumbraba hacer, tome la primera camisa de mi closet, un pantalón, mis mocasines y una corbata. Si iba a presentarme en la biblioteca central, debía lucir lo mejor posible a mi cargo.  Después de vestirme, tome un poco de café, aprovechando el momento que tenia me dedique a revisar el contestador de llamadas, tal vez tenía alguna llamada, pero no fue el caso al escuchar “usted tiene 0 mensajes”.  Tan desesperado estaba, o nervioso por saber  de él. Mire el reloj, dándome cuenta que estaba perdiendo tiempo en cosas personales, y que me costarían más adelante en el trabajo. Nunca había hecho semejante cosa como mezclar ambos asuntos. Tome mi maletín, metiendo hasta el último de los papeles y mi portátil dentro, no quería tener que regresarme a casa por cosas como esas, y sin mas que decir salí con dirección al museo para encontrarme con el profesor Webman.

+++++++++++

El trafico había sido horrible, después de un embotellamiento, por una calle en reparación, casi tuve suerte de haber llegado al museo antes de mediodía. Me topé con algunos compañeros que iban de salida, mientras yo era todo lo contrario, trate de esconderme de ellos, cubriéndome con el maletín, pero fue imposible.

-          Oh, mira es Alex. ¿acabas de llegar?

-          Umm… si, es que tuve un contratiempo para llegar.

-          ¿en serio? ¿Cuál?

-          Un embotellamiento. Al parecer un camión destruyo parte de la cuadra y el equipo de construcción ha estado haciendo remodelaciones para arreglarlo, así que esta horrible.

-          No me digas eso, apenas estaba pensando usar esa ruta, que bueno que me has informado.

-          De nada, ya sabes para eso estamos. Informar a la comunidad.

-          Ya lo creo. Bueno, tengo que irme, vamos a almorzar y regresar, al parecer tenemos mas trabajo de lo normal. Por cierto el profesor Webman quería que fueras a su oficina.

-          ¿te dijo para que?

-          Creo que era algo sobre la biblioteca. No se muy bien, solo se que era importante.

-          Gracias por avisarme. Tengan buena comida.

-          Gracias, te veré luego.

Me despedí de él y de los demás que lo esperaban en la entrada levantando la mano. Ellos lo correspondieron y se fueron en dirección desconocida para mí, pero que tampoco deseaba saber. Si podían tomarme como un ermitaño que no socializaba a menos que fuera necesario, pero ese era mi forma de ser, ese el motivo de mi fascinación con lo antiguo y los libros. Por el momento mi prioridad era ir a la oficina del profesor Webman. Solo podía suponer que se trataba acerca de mi investigación. Ese hombre era puro trabajo, vivia dentro de su oficina y solo salía cuando tenia alguna conferencia a la que presentarse como ponente. Debía reconocérselo era uno de los mejores investigadores que conociera, a pesar de su avanzada edad.

No tuve tiempo de dejar mis cosas a mi escritorio, solo continúe con dirección a la oficina del profesor. Que cuando entre note era un completo desastre, libros regados por todos lados, notas adhesivas colgando de varias hebras de hilo formando una enorme red, sin mencionar que el aroma de que en el lugar no había entrado el aire fresco era evidente, café, cigarrillos y un poco de aroma a comida. El profesor no noto mi presencia hasta que me aclare la garganta llamando su atención.

-          Oh, por fin estas aquí. ¿Dónde te has metido muchacho?

-          Estaba en casa, haciendo mi investigación como usted me pidió la semana pasada.

-          Ya lo recuerdo. Bueno, solo quería saber cómo va todo eso. Alguna novedad que quieras decirme.

-          No mucho, a excepción que hay muchas variantes en lo que respecta a las pinturas que encontró su colega, algunas tiene matices un poco extraños, que no he podido identificar. Por eso mismo necesito que firme una autorización para poder revisar unos textos de la biblioteca central, que se están ahí porque yo mismo los lleve.

-          Está bien. ¿tienes el formato?

-          Sí. ¿necesita pluma?

-          No, yo siempre cargo con una. Nunca se sabe.

-          Exactamente.

-          Toma.

-          Por cierto, tome esto – dije extendiendo el sobre amarillo en el escritorio.

-          ¿Qué es?

-          Es el avance de mi investigación, todo está organizado tal como lo pidió. Solo hace falta una cosa, pero fuera de eso, todo está bien. lo revise varias veces.

-          Todo parece correcto, lo revisare cuando tenga más tiempo. Confió en que está bien, pero debo estar seguro.

-          Bueno, me marcho.

-          Suerte. Espera. ¿puedes llevar unos libros por mí?

-          Claro. ¿cuantos son?

-          Están en el sofá de la esquina. Unos pocos.

-          ¿pocos? Casi se ha traído media colección.

-          Sabes que amo los libros, si no lo supieras no serias mi ayudante.

-          Esta bien. yo me encargo de ellos.

Sali de su oficina, caminando a través de los escritorios de mis demás compañeros, al parecer no bromeaban cuando decían acerca del trabajo, sus mesas estaban llenas de libros y pilas de hojas revueltas.  Los libros en mis brazos pesaban demasiado, casi podía asegurar por el simple peso que eran de unos 700 o 800 paginas cada uno, incluso mas. El llevarlos seria un horror si tomaba en cuenta que este era mi ejercicio diario, pero esto era una exageración a la regla de cargar libros, creo que ningún estudiante de secundaria debería permitírsele llevar tantos libros en la mochila, que era un claro ejemplo de mi situación. Tome los papeles de mi escritorio y continúe hacia la biblioteca.

---

La biblioteca era enorme, un majestuoso lugar digno de alabanza. Con sus enormes pilares en su entrada, como en los mismísimo templos griegos, todo de mármol. Sus techos abovedados y esas majestuosas hileras de estantes en los que descansaban las palabras de grandes hombres y mujeres plasmadas en varias de hojas.

Este era mi lugar favorito, si, podía llegar a considerarme un ratón de biblioteca, en especial porque después de un libro, continuaba con otro rápidamente hasta devorar casi medio estante, y eso era mucho, considerando que los estantes eran enormes y solo verlos hacia pensar a uno que era imposible. Bueno, no lo era y yo podía dar prueba de ello. Desperté de mi absoluta fascinación y camine hacia donde estaba el escritorio del bibliotecario. No había nadie por ninguna parte, toque varias veces el timbre, pero nadie contestaba. Los libros cansaban mis brazos, otro poco mas y podría considerar perder la movilidad para siempre.

Estaba a punto de dejar caer los libros cuando una voz llamo mi atención, haciéndome girar para responder.

-          ¿puedo ayudarlo? – el hombre era mayor, e incluso podría decirse que de mi edad

-          Oh, si, vengo del museo. Necesito pedir prestados unos documentos de la biblioteca.

-          ¿puedo ver su identificación y su permisiva?

-          Claro. Tome – extendi mi brazo, alcanzándole la hoja de papel hasta el, de tanto no prestar atención los libros cayeron de mis brazos al suelo, uno cayendo sobre mi pie.

-          ¿se encuentra bien?

-          Si, solo fue un accidente. Dios, este no es mi dia.

-          Tranquilo, todos tenemos días malos, solo no te rindas. Déjame ayudarte.

Ambos levantamos los libros del suelo, me ayudo colocando algunos en uno de los carritos donde después alguien se encargaría de llevarlo a su lugar, no sin antes pasarlos por el escáner para asegurarse de que no quedaran como adeudo y el profesor Webman recibiera una responsiva por ello.

-          Todo parece estar bien. conseguí todos los libros que me pidió, pero por órdenes de la biblioteca solo puede tener acceso a ellos dentro de ella, no puede llevárselo o sacarle un duplicado porque se considera ilegal.

-          Si me lo imaginaba.

-          ¿quiere un lugar para poder leerlos? Tenemos varios despachos disponibles.

-          Estaré bien siempre y cuando este silencioso y pueda concentrarme. Necesito terminar esto pronto, tal vez me tome un par de días.

-          Bueno, en ese caso tal vez nos veremos mas seguido. Puedes usar el ala este, es mas tranquila y solo el conserje se presenta hasta las 7:00pm.

-          Gracias.

-          No dejes caer mis bellos libros o no volverás a entrar aquí.

-          Lo prometo.

Me despedí, tomando la llave que abría las puertas del lugar, con los libros bajo mi brazo. Tenia demasiado sobre mi para esperar que se terminara pronto.

----

Al parecer el chico no había mentido sobre que era tranquilo y también que el conserje llegaba a las 7:00pm a limpiar el polvo de los estantes y pulir el piso. Tenía varias notas escritas por todos lados, anotaciones importantes y otras que pronto desecharía.  

-          Maldito cabello – dije, tratando de controlar el mechón de mi cabello que caía frente a mi, impidiéndome terminar de escribir los últimos fragmentos.

-          Hola – escuche la voz detrás de mi, la reconoci al principio, antes de girarme.

-          Ho… hola.

-          ¿problemas de cabello?

-          Algo asi. Creo que lo cortare.

-          No, se ve genial. Mejor toma – dijo extendiéndome un pasador entre sus manos, le mire desconcertado – descuida, esta limpio.

-          Muchas gracias. – me coloque el pasador entre el mechón y lo acomode por encima, ajustándolo perfectamente para que no volviera a cubrir mi rostro.

-          ¿y que estas buscando en estos libros? Si se puede saber, claro.

-          Es una investigación para el museo. Sobre una nueva exposición de arte que presentaremos muy pronto.

-          ¿entonces formas parte del equipo del museo? Genial. En lo particular yo amo las exposiciones del museo. ¿de que se trata esta?

-          Son unas viejas pinturas. Se nos entregaron varios cuadros que fueron encontrados en un viejo desván, al parecer estaban guardados y fueron donados cuando el dueño murió al museo.

-          Suena como alguna novela de ficción, pero bueno, quien soy yo para decir los juegos que hace la vida. Por cierto mi nombre es Doug. ¿y el tuyo es…?

-          Alex. Encantado de conocerte formalmente.

-          Lo mismo digo. ¿Qué me cuentas de ti Alex?

-          No lo se. ¿Qué quieres saber?

-          ¿eres casado? ¿tienes hijos? ¿alguna vez has considerado la posibilidad que el sol deje de brillar en algún punto de futuro?

-          Um. Muchas cosas, la primera no soy casado, asi que no tengo hijos y lo tercero pues pienso que puede ser una posibilidad pero en millones de años mas.

-          ¿Cómo puedes estar tan seguro que no tienes hijos en alguna parte esperando por ti?

-          Créeme cuando te digo que la reproducción humana no esta en mi lista de cosas importantes, por eso me dedico a estudiar lo que ya nacieron y descifrar como vivieron.

-          Hup. Ok. Bueno, tengo que regresar a mi puesto, pero si quieres podemos ir a tomar un café cerca de aquí durante mi descanso y asi sirve para sacarte por un poco de aire fresco.

-          No lo se.

-          Confía en mi, el lugar vale la pena de ver en persona. No te arrepentirás, además es solo un café. Sal un poco de tu concha.

-          Ok, tal vez mañana.

-          Prometido. Nos vemos mañana tengo que atender unos últimos asuntos.

-          Gracias por la invitación.

No se si era mi imaginación o el tipo era demasiado agradable, pero podía jurar que pude notar cierto coqueteo en sus palabras mientras me invitaba a tomar café con el. Aunque eso estaba muy lejos de mi vista por el momento, no tenia intención de comenzar una relación con nadie. Estaba harto de los hombres y si me ofrecía una amistad estaría bien conmigo, de eso no avanzaría.

Mi investigación se había llevado mas tiempo del que creía y ahora debía volver a casa, a refugiarme dentro de mi cueva hasta la siguiente mañana para volver al trabajo. Tome todas mis cosas, regrese los libros a su estante de donde los había tomado y salí del recinto, despidiéndome del conserje. Mis ojos estaban cansados de estar pegado a cada letra que estaba escrita en el papel.

-----------

Deje las cosas sobre el sillón, me quite los zapatos, mi cabeza estaba en ceros. Frotándome las sienes trate de controlar el dolor de cabeza, que palpitaba de felicidad en mi cerebro. No tenia ganas de nada, a excepción de dormir en mi suave cama, que seria una enorme felicidad volver a dormir en ella y no en otra parte de la casa, ya que tenia esa mala costumbre de despertar en el sillón, en una silla, en el comedor e incluso una vez dentro de la tina. Era algo que no podía evitar.

Sin mas que decir me deje caer sobre la cama, era tan suave y reconfortante el no sentir de nuevo mi cuerpo en una posición rígida. Distendiéndome dentro de las sabanas, me acomode en posición fetal, atrayendo una de las almohadas hacia mi pecho, apresándola entre mis piernas. Tenía que dormir abrazando algo y ya que no tenia un cuerpo al cual sostener, tendría que confortarme con este suave e inanimado cuerpo. Un dolor en mi espalda me indico que había algo sobre la cama. Me gire y levante las sabanas, encendiendo la lámpara. Era el diario. ¿Cómo lo había olvidado en la cama? Eso era extraño porque juraría que lo hubiera dejado en el escritorio. O no. Diablos, de por si la cabeza ya me dolía de solo pensar en que hacia ahí como para preocuparme en donde dejaba las cosas.

Había una página marcada, abrí el diario. Al parecer había dejado un pequeño lápiz dentro para no olvidar que página era en la que me había quedado. Mis ojos buscaron entre las palabras hasta encontrar ese pequeño párrafo en el que la lectura continuaba. Fantástico, la curiosidad mataba al hombre de nuevo, podría quejarme en la mañana de no haber dormido apropiadamente, ahora mismo sentía la necesidad de leer ese diario que cada vez me atrapaba mas y mas en la historia de la familia.

++++

Después de que despertara, la lluvia disminuyo un poco, aunque no se fue tan rápido como creímos, porque justo cuando pensé salir, la lluvia asomo su cara nuevamente. Esta vez más fuerte, haciendo que los árboles se movieran salvajemente y que tuviera que permanecer en la cabaña de Edgar. Al parecer ese era su nombre, aunque no podía pronunciar demasiado bien la “R” parecía como si estuviera ronroneando cuando lo hacia. Estaba seguro que lo único que podía hacer en esa cabaña era golpearme la cabeza contra el suelo para matar el aburrimiento, pero mejor decidi comenzar a conocer al hombre, mínimo así no tendría que ensimismarme en mis pensamientos sobre mi padre y mi prometida Nathaly.

-          ¿de donde eres tu?

-          Umm… yo naci aquí, pero me reclutaron para que fuera parte de las filas cuando la colonia comenzaba a unificarse en esta región. Después tuve que dejar mi isla y pude viajar un tiempo con otros hombres iguales que yo. aunque después de un tiempo tuvimos que regresar. Solo para terminar siendo mas que esclavos de estos sujetos. No se ofenda por mi comentario.

-          Descuida, no me ofende. Yo no quiero que me tomen del mismo nivel que mi padre, mi forma de pensar es mas diferente, y no creo que nadie tenga porque estar al servicio de otro o tener la libertad de otra persona en su autoridad. Es algo demasiado ruin y a la vez lo veo bárbaro, nada que ver con nuestra susodicha alta sociedad.

-          No crei que pensara de esa forma sobre sus padres.

-          No me malentiendas, los quiero, pero no apruebo su forma de ser, aunque no puedo culparlos, asi fueron educados durante toda su vida.

-          … - me miraba incrédulo, sin saber que responder, trate de romper nuevamente el silencio.

-          ¿te gusta leer? – dios, era la pregunta mas estúpida que se me había ocurrido, pero como provenía de mi, creo que era algo normal que yo la formulara.

-          Ummm… no mucho, de hecho no se leer. – ocultando su rostro, avergonzado de mi tajante pregunta.

-          Espera ¿no sabes leer?

-          No. Tampoco escribir si quiere saber.

-          Pero si eras general, capitán o lo que sea ¿Cómo le hacías para poder responder las cartas?

-          Sobre eso, tenia un ayudante que lo hacia por mi, solo le decía que responder y el obedecía. Aunque yo era mas puños que letras.

-          ¿te gustaría aprender? - ¿Qué? Diablos, me estaba metiendo en mas problemas, por supuesto que el se negaría, yo era como la peste para el y todos los habitantes de este pueblo. Pero aun asi la simple pregunta había salido de mis labios sin pensarlo dos veces si hacerlo o no.

-          No lo se, yo nunca fui a la escuela, estaba prohibido y además ¿Quién querria perder su tiempo enseñándole a un mestizo como yo?

-          ¡No te llames asi! – grite, rápidamente cubrí mi boca con ambas manos, avergonzado por mi imprudencia. – lo lamento, no debi haber dicho eso.

-          No, esta bien. solo me sorprendió un poco, eso es todo.

-          Sobre lo otro ¿Qué te parece si yo te enseño? No soy muy bueno enseñando, pero puedo mostrarte lo básico.

-          ¿en serio haría eso por mi? No quiero molestarlo.

-          No será ninguna molestia, solo si tu estas de acuerdo

-          Por supuesto.

-          Ok, empezaremos este fin de semana

Después de conversar de cosas tan triviales y algo tontas, aunque no nos parecieron ais en ese momento, la lluvia ceso y pude regresar a casa. Claro que cuando regrese la reprimenda de mi padre fue grande y sobretodo aun con el asunto de Nathaly, pero al menos tenia un poco de alegría el que hubiera hecho un nuevo amigo en la isla, asi sería mucho mas soportable el estar aquí.

++++++

Deje el diario en la mesita de noche y me acomode en la cama, perdiéndome en la inconsciencia, Timothy tenia demasiadas cosas en la cabeza, y al parecer quería que su historia fuera escuchada por alguien, al menos eso parecía con todas las paginas que había en el. Mi pensamiento vago de Timothy hasta Edgar. ¿Cuál era su papel en toda esta historia? ¿A lo mejor un buen amigo o un simple conocido? Con eso ultimo cerré los parpados y dormi.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuerpo Frío, Corazón Caliente - Capítulo 11- Competencia de Bastadors (Parte 3)

Cuerpo Frío, Corazón Caliente - Capítulo 7 - Carnaval (parte 2)

LAZOS (Parte 1)