SEX PISTOLS 3
El recuerdo de mi arribo
mientras estaba en el aeropuerto, las personas moviéndose de un lado a otro,
creando una propia secuencia de personas en una fila, llevando maletas o mochilas
entre sus manos, arrastrándolas por todo el lugar. Corriendo desesperados por
ir o venir.
Era bullicioso y al parecer
esto era normal. Jamas en mi vida habia sido parte de ellos, siempre me
mantenía entre las sombras, solo observar y no participar en su circulo
habitual.
Algunas personas se me
quedaban viendo extrañas, tal vez era porque me les quedaba viendo fijamente
como un loco. Esta bien, solo los miraba furtivamente, pero para ellos podía
significar que podría ser peligroso, y lo era, pero no era estúpido como para
hacer algo asi frente a todos y exponerme.
Dando unos cuantos pasos
mas, camine fuera, tratando de abrirme paso entre los demás pasajeros que
esperaban en la banda por su equipaje. Algunos estaban al teléfono en el transcurso
y otros simplemente hacían otra cosa, divagando en sus pensamientos,
acompañando a alguien o esperando por alguien.
Fue en ese momento, cuando
estaba rodeado de tanta gente, sin darme cuenta de su presencia, que sentí un
fuerte impulso, ahciendo que mi cuerpo se estremeciera y mi pelo se erizara. La
fragancia dulce y embriagante me llamaba, pero entre demasiada gente no podía
distinguir el aroma del dueño, aunque eso no evitaba que mi cuerpo se calentara
ante las feromonas que afloraban de mi piel, las miradas curiosas se volvieron
mórbidas y se me acercaban mas y mas.
Mi cuerpo se estremecio,
haciendo que todo mi cuerpo vibrar y se calentara automáticamente. La tela de
mi camisa frotándose sobre mi pecho, la friccion tan leve que podría ser
imperceptible era 1000% mas tangible.
Todo mi cuerpo se sentía sensible y cada roce que sentía cuando alguien pasaba
tocándome por accidente me hacia gemir.
En 5 minutos casi todo el
aeropuerto estaba detrás de mi trasero. Y no para golpearme. Frotándose contra
mi, era una conmosion.
Tuve que salir como alma que
lleva el diablo fuera del lugar, esquivando a medio mundo que se me ponía
enfrente, tratando de “jugar” conmigo. Rompi varias narices en el transcurso y
fue entonces cuando me di cuenta que me estaban siguiendo muy de cerca.
Sin poder controlar mi
propio espíritu animal solo pude salir corriendo y tratar de esconderme lo
mejor que pude. Mi padre había puesto a varios de sus hombres detrás de mi
huella, pero que la Agencia interviniera era demasido.
Después de meditarlo calmadamente,
y en casa, con puertas y ventanas cerradas, me di cuenta que no me buscaban por
mi padre, me buscaban porque no podia controlar mis feromonas. Y si continuaba
asi los expondría a todos los madararui, toda mi especie, pero por qué seguía
sin ser respondido.
Ahora lo sabia, estaba en
celo. Tan rápido como mis sentidos detectaron a otro madararui tipo felino mi
animal respondio a su llamado y entro en celo.
Que falta de control, serian
las palabras mas exactas que mi honorable padre utilizaría normalmente.
++++++++++++++++++++++
-
Mi nombre es Manami,
¿y el tuyo?
-
Alex. Me llamo Alex
-
Ya veo. Mamá ha dicho
que te quedaras con nosotros por un tiempo. Solo te lo advertiré una vez; no te
acerques a mi hermano Masa, ya tengo suficiente con esa reinona.
-
¿Norio?
-
No digas su nombre.
-
¿Por qué? ¿no te cae
bien?
-
Lo odio.
-
Oh, ya veo. Tienes
celos de Norio porque es la pareja de tu hermano. – su aspecto cambio,
volviéndose un poco mas sombrio, me miro fijamente, un destello brillo en sus
ojos felinos y después se me acerco un poco.
-
¿sabes? Pensaba
dejarte en paz, pero ahora me retracto de ello. VE A LIMPIAR LA CASA Y DESPUES
VE AL RESTAURANTE.
-
¿Qué? ¿Por qué?
-
PORQUE YO LO DIGO
Asqueroso mocoso. Era un
niñato de primera. Pude haberlo dejado inconsciente de 35 formas diferentes,
pero no lo hice porque la principal razón de estar en su casa era aprender
autocontrol, ¿no?
Asi que debía aguantarlo. Tu
puedes Allen, fuerza.*
*********************************
Estaba barriendo el patio,
hacia un poco de Sol asi que lo dejaría por hoy, solo queria terminar de
recoger la basura y después volveria adentro a terminar mi demás quehacer. Era
como una especie de sirviente bajo el mando de los Madarame.
-
El clima de hoy es
muy agradable. Aunque hace mucho calor, ¿no? – me sobreslate al escuchar la
tranquila voz detrás de mi oreja. Casi brinco de la impresión.
-
¿Qué? ¿Cómo…?
-
Oh, lo siento. No era
mi intención asustarte. Crei que hablabas conmigo.
-
Yo… estaba perdido en
mis pensamientos – mierda, mierda, mierda, ¿Por qué ahora?
-
Descuida. Asi que ¿de
donde eres Alex-kun?
-
¿kun?
-
Perdón, si te molesta
puedo omitirlo, solo crei que seria mas adecuado a tu personalidad.
-
No, esta bien, puede
decirme como quiera – dios, estaba actuando como un chica teniendo su primer
amor. Aunque en base el era la primera persona con la que me sentía asi de
confundido y extraño. Sacudiendo la cabeza trate de alejar esos pensamientos,
solo para marearme mas con la calor y el movimiento. Me tambalee un poco y me
sostuvieron unos brazos por detrás de los hombros.
-
¿estas bien? no
tienes buen aspecto. Tal vez deberías dejar de barrer bajo el sol del mediodía.
-
Aun tengo que
terminar mis tareas o Manami… - sonrio, dejándome sin aliento, que hermosa
sonrisa tenia. Parecia entender lo que le decía sin necesidad de explicárselo.
-
Ya entendí.
Tranquilo, yo hablare con la dueña sobre ello.
-
¿estoy en problemas?
-
No lo creo. Ahora me
responderías la pregunta.
-
¿Cuál?
-
¿de donde eres?
-
Inglaterra.
-
Que genial, yo vivi
ahí durante mi infancia, pero siempre que tenia vacaciones veníamos a Japón a
ver a la familia. Mis padres querían que yo creciera en un ambiente familiar y
pues, aunque Kunimasa y Yonekuni son mis medios hermanos, siguen siendo mi
familia y los quiero mucho.
-
Que lindo.
-
¿tu tienes hermanos?
-
Yo, no. Soy hijo
único.
-
¿Qué tal es eso?
-
Bueno, un poco
solitario. Solo somos papá y yo.
-
¿Qué hay de tu madre?
-
Ella… murió cuando
era pequeño.
-
Yo, lo siento,
perdóname.
-
No, descuida. Era un
madararui de sangre Real, pero tenia una salud muy delicada. Siempre enfermaba
y al final murió mientras dormía.
-
La querias mucho,
¿verdad?
-
Si, la echo de menos
todo el tiempo.
-
Tranquilo. Todo
estara bien. – me acerco mas contra el, colocando su brazo sobre mi hombro. La
proximidad era minima.
-
Cuando era pequeño
ella solia contarme esas historias de amor, en las que ambos madararui vivian
felices al final.
-
¿en serio? ¿podrias
contarme alguna?
-
Creo que me acuerdo
de una.
Eran
dos príncipes, el del reino de los felinos estaba comprometido con la hermana
del canino, dicha unión haría que ambos reinos se unificaran y pudieran
prosperar, era mas política que amor y ambos lo sabian.
Sin
embargo durante la noche del brindis, el rey felino paso toda la fiesta en el
balcón a solas en compañía de la oscuridad, el príncipe canino lo vislumbro
afuera, bajo la luz de la luna llena y decidio hacerle compañía, atreviéndose a
romper el hielo que habían formado sus familias años atrás. Era bien sabida la
rivalidad de dichos nobles, pero
decidieron hacer sus diferencias a un lado por esa noche. Pasaron toda
la noche platicando y riendo como tontos, ignorando a los invitados, ignorando
a sus padres o incluso a la joven canina que daba vueltas por la pista de
baile, esperando a su prometido. No fue sino hasta que el alcohol los domino,
que decidieron continuar la charla en la habitación del felino, quien lo
condujo a sus aposentos de la mano. Recostados en la misma cama, cara a cara,
fue como broto el deseo por sentir su toque, y asi lo hicieron. Sus labios se
juntaron en un apasionado beso demandante, y sus ropas salieron volando, en la
desnudez de la excitación y bajo la promesa del mañana culminaron el compromiso
del felino en un acto de amor verdadero. Palabras que nunca se habían dicho
salieron a la luz y se juraron amor eterno.
-
¿Qué paso con la
prometida?
-
Se entero del engaño
y haciendo pasar por una invitación, mato a su propio hermano, un poco de
veneno en su copa y eso fue todo lo que necesito. El príncipe felino no pudo
soportar la perdida y deshizo el compromiso, todo para terminar en el mismo
destino que su amado. Dicen que llevo el cadáver del canino al acantilado,
bebio del mismo veneno que el otro lo hizo y después de compartir un dulce
beso, se arrojo al vacio con él, sosteniendo su mano al final. Nunca
encontraron sus cuerpos, pero eso fue lo único que basto para hacer que ambas
familias se destruyeran a si mismas. FIN.
-
¿no hay final feliz?
-
No creo en los
finales felices, sino en los mas reales.
-
Pues me parecio muy
lindo el gesto del felino por su amado. ¿harias algo asi?
-
¿por amor? Tal vez,
¿por locura? Jamas.
-
Ey, dicen que el amor
es una locura, asi que no juzgues.
-
¿crees en el amor a
primera vista?
-
Si, si creo. – sus ojos me esquivaron y fueron hacia la
casa, Norio venia hacia nosotros. Rápidamente me levante del suelo, tratando de
quitar le polvo de mis ropas. Que posición tan comprometedora.
-
Hola, chicos. ¿Qué
estan haciendo?
-
Solo terminaba de
limpiar el patio.
-
Genial.
Hideikuni-kun, tus padres quieren despedirse de ti.
-
Ok, voy enseguida
-
¿tus padres se van?
-
Si, tienen que
hacerse cargo de un problema en Inglaterra y como yo aun tengo vacaciones
decidimos que mejor me quedara con Karen-san hasta que ellos vuelvan. Me gusta pasar las vacaciones de verano en
casa con toda mi familia.
-
Que buen hijo.
-
Si, lo se, pero
últimamente he estado muy aburrido. Vuelvo en un momento, ¿si? Me llaman.
Diciendo esto se marchó,
viendo como su ancha espalda se alejaba a la distancia. Me di cuenta que Norio continuaba junto a mi,
asi que desvie la mirada ahcia el cielo. Que tonto parecia eso.
-
Hola, Alex-kun. No
hemos tenido el placer de presentarnos correctamente. Soy Norio Tsubaraya, pero
puedes decirme Norio-kun, o Noririn.
-
Esta bien, lo
intentare. Yo me llamo Alexander Miller
Pasamos la siguiente media
hora platicando sobre nosotros, omitiendo algunos detalles personales sobre mi
vida, la mayoría de lo que le decía a Norio era verdad y no eran datos creados
por la agencia.
-
Deberíamos ir a la
feria. ¿Qué dices, Alex-kun?
-
Yo… creo que si. Si
la dueña no se opone.
-
Por supuesto que no.
– dijo una segunda voz detrás de nosotros. Rápidamente nos pusimos de pie,
tratando de no mostrar nuestra vagancia.
-
Pero mamá… - protesto
Manami al otro lado.
-
Silencio. Vayan y
diviértanse un poco. Pero los quiero antes de medianoche.
-
Muchas gracias
señora.
-
¿puedo ir yo también?
-
No veo porque no, es
mas, creo que deberíamos ir todos. merecemos un descanso después de toda una
semana de arduo trabajo. Esperen aquí, llamare a los demás.
Karen-san corrió, a pesar de
usar un kimono tan apretado sus piernas eran veloces, Manami mostrándonos la
lengua la siguió. Tan pronto como ella se fue, Hideikuni regreso, su sonrisa se
amplio cuando llego hacia nosotros. ¿me estaba sonriendo mas de lo usual? Que
importaba, se veia lindo.
-
¿Qué sucede?
-
Iremos a la Feria –
respondio Norio, saltando en el aire.
-
Genial.
No pude evitar unirme a su
celebración. Tratando de sonreir lo mas fuerte posible, ¿Qué era un feria?
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