El Exorcista y El Tigre - Capitulo 1 (parte 2)

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Parte 2


El tentáculo se enredaba alrededor de mi pierna, subiendo. Lance dos pequeñas esferas en forma de canica sobre este, un líquido transparente le mojo y la extremidad oscura comenzó a echar humo, desintegrándose.
Me libere y continúe corriendo, hasta llegar al borde del edificio, el cual estaba protegido con una reja para evitar accidentes.
Perfecto, sin escapatoria. Tenía que detenerlo aquí mismo o saldría disperso a la ciudad. La oscuridad en la puerta se volvió más fuerte, haciendo sonidos animales, unas manos negras salían de ella, tratando de alcanzarme. Saque mi pistola detrás de mí cinturón, apuntando hacia la oscuridad, pero no podía identificar el espíritu principal que los estaba reuniendo. Las manos retrocedieron dentro de la oscuridad.
No baje el arma, apuntando, el dedo en el gatillo, vista al frente. Espera. Espera. Espera.
Un gruñido animal se escuchó, y de entre la oscuridad algo se removió en su interior, aun no se podía distinguir completamente.
Dos segundos más y unos tentáculos largos salieron y vinieron contra mí, apunte y dispare, las balas dieron justo en el blanco. Los tentáculos desaparecieron, saliendo de la oscuridad el cuerpo de la criatura salió arremetiendo contra mí. Lo esquive, rodando por el suelo hasta el otro lado. Rápidamente me recompuse y apunte hacia donde estaba la criatura.
La masa deformica comenzó a adoptar su verdadera apariencia. Revolviéndose en el suelo, unas grandes garras salieron de entre la masa y una cola larga, igual a la de una serpiente, su cabeza igual a la de un cocodrilo, solo que con un ojo en forma de bola de cristal me miraba. Un naiko. Se colocó en posición de ataque.
Antes de esperar su movimiento. Dispare, la bala impacto directamente contra su cuerpo, pero eso no le afecto en absoluto. Soltando un rugido, comenzó a arrastrarse hacia mí.  Comencé a correr, recargando munición en el transcurso.
La bestia se dio una vuelta, girando en el suelo, cuando vi como su cola se acercaba frente a mí, fue demasiado tarde. Arremetiendo contra mi cuerpo. El golpe fue directo hacia mi estómago, empujándome contra la reja que bordeaba el techo. Gemí al sentir el dolor en mi  cuerpo, escupiendo un poco de sangre.
Los tubos que la sostenían se rompieron y toda la estructura comenzó a caer, yo aferrado a la malla protectora. Mi cuerpo se sintió dar un giro de 180° en el aire. Antes de resbalar, alcance a agarrarme del borde. Mis dedos incrustados en la construcción como si mi vida dependiera de ello. Trague en seco al sentir mis piernas flotar en el vacío.
Me apoye en el borde y trepe, volviendo a subir a la azotea.  Me hinque en el suelo, llevando la mano hacia mi pecho. El golpe me había dado fuerte, apretando los ojos mire hacia todas las direcciones, el demonio estaba flotando en el aire, su hocico escurriendo baba. Arroje nuevamente otras tres esferas sobre él, haciéndolo chillar de dolor cuando el líquido cayó encima de su cuerpo. Agitándose salvajemente en un intento por calmar el dolor. Casi toda su piel había sido desintegrada, y podía verse el hueso en algunos lugares de la espalda y el cráneo.
Aterrizo fuertemente, provocando que se levantara el polvo y destruyera parte de la azotea, restregándose contra el suelo por un intento de calmar el dolor, pero el líquido le quemaba. Haciendo que su cuerpo echara humo y piel se agrietara, manando sangre de las heridas.
Soltó un gran y fuerte rugido de dolor. Girándose contra mí. Su ojo se tornó de un color rojizo más intenso.
Maldición.
Comenzó a correr hacia mí, lo esquive, por poco. Pero alcanzo a arrebatarme el arma de la mano.  La pistola salió volando hacia el otro lado, aterrizando muy lejos de mí. Abriendo sus fauces, la lengua se mostraba agitándose levemente, alargándose contra mí, retrocedí un paso. La lengua de los naikos tiene veneno por la saliva, como la mayoría de los reptiles.
Tome una respiración. ¿Qué estás haciendo Tetsuya? Se supone que ya no eres un niño, deja de jugar y pelea.
Utiliza un pergamino y congela su pata. Te dará tiempo para recuperar tu arma. – un eco se escuchó en mi cabeza, asentí.
Es cierto. Pergamino.
Lo saque de mi bolsillo y lo coloque entre mis dedos índice y pulgar, cerré los ojos, concentrándome. Abrí los ojos rápidamente al escuchar su rugido y lo lance hacia el naiko, directamente hacia su pata derecha, el pergamino se pegó.
Dibujando una cruz en el aire con los dedos.
-       Einfrieren – pronuncie fuerte y audible, el símbolo en el pergamino emitió un pequeño destello y rápidamente una capa de hielo comenzó a cubrir la pata del naiko, haciéndolo perder el equilibrio. Aproveche el momento. Corriendo hacia donde estaba mí arma. El naiko me vio y salto encima de mí.
Alargue mi mano frente  a mí, el suelo se volvió de hielo. Barriéndome por el suelo, debajo de él, casi tocando su vientre. Hasta llegar al otro lado. Rápidamente tome la pistola y dispare justo en el ojo. La bestia perdió la vista y cayó al suelo, arañándose la cara por intentar calmar el dolor.
Baje el arma y me coloque en posición. Junte ambas manos frente a mí, separándolas al instante, alargue la mano derecha, completamente abierta, y fije mi objetivo en la bestia.
-       Immobilisierung – unas líneas brillantes aparecieron debajo de la bestia, emitiendo un destello más fuerte, el cuerpo de esta quedo completamente paralizado, saque otros tres pergaminos y los lancé al aire. Los tres papelitos quedaron alrededor del naiko, formando un triángulo dentro del círculo. Rápidamente una estrella de 6 picos apareció y el naiko se agito más fuerte, chillando de dolor. – Reinigung – pronuncie, un destello más fuerte apareció y la criatura comenzó a desintegrarse dentro del circulo de retención. Viéndolo como su cuerpo era despedazado y regresado al inframundo. Un último gruñido y este desapareció por completo. Dejando el lugar en completo silencio.
Suspire, que bueno que los humanos no podían ver esta clase de resplandor, mucho menos oír los gritos de las bestias. Sería complicado.
A diferencia de los otros chicos de mi edad que suelen ir a fiestas, juegan videojuegos u otras cosas de chicos, yo paso mi tiempo libre persiguiendo espíritus.
Sonreí ante tal afirmación. Pero era demasiado tarde para pensar en ello, ahora ¿Cómo me podía relacionar con alguien sin que se viera siendo perseguido por un bestial o algún otro demonio?
Además, ¿Cómo se hacen amigos hoy en día? Dios, los problemas humanos son tan complicados.
-       Buen trabajo – dijo una segunda voz, rápidamente me puse de pie al reconocer al dueño de esta, colocándome más firme que una tabla. Trague en seco. Frente a mí, estaba Akashi-kun, levitando en el aire, aun portaba su uniforme de escuela, lo que indicaba que había venido directo de la ceremonia de bienvenida hacia acá, igual que yo después de ser perseguido por el espíritu a mitad del camino a casa. – lo hiciste bien, Tetsuya. Los examinadores estamos muy impresionados como te encargaste de ese naiko. – dijo, esbozando una leve sonrisa, que para mí era considerada un aliento, ya que casi no lo veía sonreír de esa manera. Asentí, inclinando la cabeza en señal de respeto. Tardando un poco en entender sus palabras. ¿examinadores? – veo que entiendes. Este fue tu examen para darte el título de Exorcista Novato.  – alargando sus brazo a ambos lados, donde los 3 sirvientes de Akashi-kun (espíritus) sostenían cada uno un espejo y en ellos aparecía un rostro diferente.
-       Akashi-san, ¿está seguro de darle el titulo? Esa demostración fue un tanto… peculiar. – dijo un sujeto con lentes y una mirada filosa, el cabello peinado hacia atrás, casi como si fuera un casco de jugador, su traje de etiqueta demostraba que era un hombre de enseñanza. Trague en seco al sentir su mirada observarme minuciosamente de pies a cabeza.
-       Y los destrozos que creo del lugar. – esta vez fue uno de los hombres más grandes y un poco más viejo, las arrugas le hacían parecer a un San Bernardo, su cabeza completamente calva.  No me miraba, se mantenía acariciando su mentón.
-       Basta. Tetsuya lleva tiempo ayudándonos a perseguir espíritus, está listo para ingresar en nuestra Orden. Además, ¿Qué con el desastre? No he conocido ningún exorcista que no tenga dificultades, aun es joven siendo exorcista. Sin embargo se ha ganado su título. ¿no lo creen? – hubo discrepancias en las palabras de Akashi-kun, pues a todos les cambio el rostro.  Baje la mirada, sintiendo las ganas enormes de desaparecer.
-       Concuerdo con Akashi-san, el chico tiene talento para ser exorcista. Necesitamos tener más compañeros como él.  – dijo la única mujer del grupo que traía el cabello lacio, y con un corte recto.
-       Caballeros, ¿Qué dicen ustedes?
-       Le daré una oportunidad. Como profesor estoy interesado en ver esta clase de exorcistas. Además, la señorita Bennett ha tocado un buen punto, no estamos en condiciones de rechazar exorcistas con buenas habilidades. – bien, al parecer el profesor podía entender que no era un simple exorcista. Sino que era el exorcista.
-       Puede que tengan razón, aun esta verde, pero, con la práctica puede mejorar. – casi sin animo, asintió. – por mi está bien.
-       Bien, parece que está decidido. Kuroko Tetsuya, desde hoy, por el poder que me confiere la Santa Orden de la Estrella Plateada y el Consejo de Exorcistas, te otorgo el título de Exorcista Novato. Bienvenido a la Orden.
Las personalidades frente a mi realizaron una pequeña reverencia, a la cual yo respondí con el mismo ademan. Después de unos minutos más, los espejos que sostenían los sirvientes de Akashi-kun desaparecieron, volviéndose humo negro. Akashi-kun descendió, tocando el borde de la reja que aún quedaba.
-       Felicidades, Tetsuya. – mirándome fijamente, con su par de ojos bicolores, prueba de su herencia exorcista. Un ojo rojizo y el otro dorado.
-       Gracias, Akashi-kun. – sentía que iba a llorar, pero no frente a Akashi-kun, eso sería vergonzoso. Incluso aunque le conociera casi de toda la vida.
-       No me agradezcas, todo esto es por ti mismo. Estoy complacido con tu progreso. – cruzándose de brazos, una sonrisa acompañando su rostro. – Por cierto te recomiendo que dejes de utilizar la pistola.
-       ¿Por qué?
-       Porque te expone. Si fueran dos sujetos los que te atacan, solo podrías bloquear a uno. – analice sus palabras, tenía razón, si hubieran sido dos naikos no podría hacerle frente a ambos, tal vez uno, pero eso aumentaría el margen de error y ambos terminarían asesinándome.
-       No lo había pensado así. – dije, viendo mi arma aun en mi mano. Jamás había pensado utilizar otra arma, puesto que mi torpeza no ayudaba demasiado, solo podía utilizar cosas que fueran de largo alcance. Pero tomándolo a consideración, poder dar un ataque directo aceleraría el tiempo de derrotar a un demonio.
-       Deberías. Tal vez no necesariamente deshacerte de ella, sino no depender de ella para protegerte al 100%. Puedes conseguir otra arma y  protegerte. Recomiendo algo que sea fácil me manejar y que no sea muy pesado. – casi podía escuchar entre líneas la palabra, “espada”. Asentí. - Bueno, te veré después. Tengo que regresar al templo y arreglar unos asuntos familiares. Nos vemos, Exorcista Tetsuya.
Como todo el tiempo, uno de los sirvientes de Akashi-kun apareció detrás de él, enredando su brazo alrededor de su cintura, cuando estuvo listo se lo llevo lejos, desapareciendo tras dar un salto al aire.
Me quede ahí unos segundos más, viendo por donde se veía la figura de su sirviente moverse sobre los edificios.
Solté un largo y prolongado suspiro, mis piernas se sintieron de gelatina y me deje caer al suelo. Estaba hecho polvo. Sonreí, satisfecho. De tener más energías… no, hubiera sido la misma reacción.
Ahora era un exorcista. Con todos los derechos. Lo mejor del asunto, sería que me pagarían, cosa que no me vendría nada mal, podría dejar de trabajar en la biblioteca.
Casi quería llorar de felicidad. Pero me contuve y me puse de pie. Este día había sido agotador.
Camine hacia el borde de la azotea, suspire, sintiendo como toda la tensión desaparecía de mi cuerpo. Finalmente había terminado, o comenzado. Akashi-kun era una buena persona, pero un demonio con los entrenamientos y ahora solo quería tirarme sobre mi cama y morir.
El aire de la noche mecía mis cabellos celestes, sonreí un poco tonto al mirar las estrellas en el cielo. A pesar de todo había valido la pena tantos golpes y días de desvelo.
Tomando una bocanada de aire, cerré los ojos, concentrándome en todo, en nada, en mí mismo. Soltando todo el aire de mi interior, finalmente  deje caer mi cuerpo al vacío. Sintiendo el viento frio de la noche.
Abrí los ojos, deteniéndome antes de alcanzar a tocar el suelo. Levitando unos segundos en el aire, aterrice suavemente.
Los gatos y ratas del callejón se asustaron por la leve ventisca que se levantó.
Me disponía a unirme a los demás caminantes nocturnos, cuando algo me tomo del brazo, jalándome dentro del callejón, nuevamente. Había poca luz, pero me las ingenie para no caer igual que mi atacante. ¿Un ladrón? Mire mejor lo que no me soltaba. Una mano ensangrentada se cerraba alrededor de mi muñeca. Como en cualquier situación, no grite, me tranquilice y ayude al sujeto a salir, podía decir que era un hombre por el tamaño de mano.
-       Oye, ¿estás bien? – me acerque, no era un ladrón, mucho menos un humano. Era un espíritu y estaba herido. Tenía largas líneas rojizas marcadas en el vientre. Necesitaba atención médica, pero no podía llevarlo así. Tendría que suturarlo yo mismo. Al menos podía hacer eso, gracias abuela por enseñarme a tejer. Reí, y yo que pensaba que había sido algo que jamás usaría en la vida más que como pasatiempo.
Aferrándose a mi camisa, el hombre soltó un gruñido y después cayo inconsciente. Mis manos estaban cubiertas de sangre, al igual que mi uniforme. Maldición. Ahora no lo podía dejar aquí tirado.
Maldije un millón de veces. Dando un gran suspiro. Viendo el cuerpo en el suelo, ese sujeto necesitaba ayuda y yo era el único que podía verlo. Podía decirle a Akashi-kun, pero sería más piadoso dejarlo desangrarse aquí.
-       Debes irte.
-       Espera. Esta herido.
-       Olvídalo.
-       Cállate un segundo, lo llevare a casa. – pasándome la mano por los cabellos.
-       ¿estás seguro?
-       Mira, señor consciencia, será mejor que te calles, tus palabras no me ayudan a levantarlo.
-       ¿Por qué no convocas algo que te ayude?
-       Umm, sabes lo que pienso de las invocaciones.
-       Solo invoca unos Fenios.
-       ¿si sabes que los Fenios queman cosas?
-      
-       Está bien, convocare un Stairon.
-       Lo supuse.
Tome el pequeño pergamino entre mis dedos, respirando más tranquilo, podía sentir el aire de la noche y los sonidos de la ciudad. Cerré los ojos e imagine la forma de la criatura en mi cabeza. Cuando la tuve, abrí los ojos y lance el pergamino al aire. Dio varios vuelos, cayendo al suelo finalmente derecho. El circulo de invocación apareció a su alrededor.

-       Stairon, responde a mi llamado y sírveme. Aparece.  – una pequeña ráfaga de viento y una enorme ave de color azul apareció frente a nosotros, largas alas llenas de plumas blancas y celestes, lo peculiar de los Stairon es que son ciegos y simplemente se guían por el sonido y las direcciones de su maestro. La criatura bajo la cabeza en señal de respeto, le acaricie suavemente. Mi nombre apareció en su pecho como símbolo de la invocación. – Gracias por venir. Bien, tenemos que irnos de aquí – girándome hacia donde el sujeto seguía tumbado. Ni en sueños cargaría a ese gigante, que lo llevara en sus garras.

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