CUERPO FRÍO, CORAZÓN CALIENTE - CAPÍTULO 3
[Capítulo 3 – Ciudad
Zwielicht - Zona de Contención]
[Jason Snyder – Zona de
Contención –Planta Baja - Nivel 21 (Área
Restringida)]
Ya casi terminaban de probar
todas las sustancias, cuando de repente el monitor comenzó a pitear. Ambos
sujetos dejaron lo que estaban haciendo, acercándose al sujeto de prueba.
-
¡Mierda! – dándole
golpes al monitor, revisando los signos vitales
- Es su corazón. Creo que está
teniendo un ataque.
-
¡Adrenalina!
Pásamela. – pidió el otro, abriéndole la camisa a Jason, quien tenía la cabeza
gacha. El otro busco entre las cosas que tenían en la bandeja y sacó una
jeringa.
-
¡Aquí! – se la
entregó al hombre - ¿Cómo pasó? Todo estaba yendo bien. – ahora asustado, si
Thomas se enteraba que el sujeto había muerto, ellos estarían en serios
problemas. En otras palabras, se los daría de comer a sus nuevas “mascotas”.
-
No sé, solo de
repente su pulso cayo. Voy a inyectarlo… - estaba a punto de clavar la aguja en
el pecho de Jason, cuando sintió un suave aire golpeando su frente.
Levanto la mirada, abriendo
los ojos como platos, y antes de poder
retroceder, Jason libero su brazo y con un simple movimiento le arrancó la
mandíbula.
La sangre salpico, manchando
el regazo de Jason y el suelo.
El otro hombre gritó,
horrorizado. Intentando pedir ayuda, retrocedió, tratando de acercarse al panel
que estaba en la pared. Pero se movía más lento, petrificado por el pánico, sus
extremidades parecían rígidas.
Jason se levantó de la
silla, removiendo los seguros que lo mantenían prisioneros. Se arrancó las
agujas de la espalda, soltando leves gruñidos por el dolor que le causaban. Su
espalda, llena de agujeros que manaban sangre se fueron cerrando
inmediatamente. Moviendo la cabeza de
izquierda a derecha, bajo la mirada hacia el sujeto.
El hombre finalmente
reacciono y se aventó hacia la pared, Jason tomó el resto del cuerpo del otro,
clavando sus largas uñas dentro de la boca, en el paladar y lo lanzo contra el
hombre.
Lo derribo, y sin perder
tiempo, salto encima de él. Atravesándole la nuca con fuerza, su mano saliendo
del otro lado de su garganta. El sujeto miraba hacia arriba, tratando de
articular palabra, pero la sangre se lo impedía. Rápidamente, su mirada quedo
en blanco y el sujeto dejo de moverse. Jason sacó su mano y dejo el cuerpo.
Todo el piso estaba teñido
con un rojo carmesí. Las pisadas de Jason iban quedando impregnadas, pero luego
volvían a desaparecer. Sus brazos y piernas estaban manchados por la sangre.
No fue sino hasta que sintió
algo que le estorbaba en la mano derecha que se dio cuenta que aún tenía el
resto del cráneo del primer vampiro, incrustado en sus uñas. Lo removió y lo
tiró, estrellándolo contra la pared, esparciendo sus sesos y la sangre en una
enorme salpicadura.
La habitación comienza a
ponerse totalmente roja. Mira hacia arriba del techo, donde unas luces rojas
parpadean y el pitido de una alarma resuena.
Gira la cabeza al escuchar
un extraño sonido. Deslizándose por las paredes, unas placas de metal aparecen
y lo encierran, asegurando la habitación.
Dando pequeños pasos, su
mano alcanza la placa de metal, notando la dureza de esta. Aun así, le da un
fuerte golpe y solo logra una pequeña abolladura y que sus nudillos sangren.
Aprieta la mano nuevamente y da otro golpe, pero el resultado es el mismo.
“Estas cosas no pueden contenerte.
Recuerda que eres más fuerte. Sino recuerdas quién eres, morirás. Recuerda a
Ethan.”
Una voz resonaba en su
cabeza. Recordando el largo brazo de Ethan, en el bosque de los Azules,
sintiendo un leve calor en la punta de sus dedos. Miro su mano, notando como
esta se iba uniendo. Sus dedos juntaban el espacio que los separaba, la forma
de su brazo haciéndose más delgada, hasta que finalmente tomaba la forma de una
hoja tan delgada hasta el codo.
Era el mismo brazo que Ethan
tenía, aunque era diferente. Este era suyo. Lo miro, curioso y a la vez
asombrado. Tragando en seco, la alarma le borro las preocupaciones y le indico
que no tenía demasiado tiempo.
Colocando la punta de su
brazo-espada sobre la pared de metal, la empujo un poco y esta, fácilmente,
atravesó la pared. Haciendo una figura deforme, pero que fuera lo
suficientemente grande, el pedazo de metal cayo del otro.
Salió, dando pasos lentos.
Miro a ambos lados. Al no notar presencia de otros, decidió que debía
continuar. Mirando que era un largo pasillo, sin puertas, todo de blanco. Era
extraño.
Se detuvo, escuchando el
sonido de pasos acercándose. Se colocó en posición de ataque.
Varios hombres uniformados de negro aparecen
en el portal, con armas que le apuntan directamente. Son demasiados.
-
¡Quieto ahí! – dice
uno, pero Jason no está viendo sus armas, sino su número.
Suspira, tomando una gran
respiración. Entrecerrando los ojos. Respira por la nariz, inhalando la
fragancia de la sangre que aún hay alrededor del pasillo. Abre los ojos
lentamente, y un pequeño destello rojizo comienza a brillar alrededor de su
iris, hasta que se tiñe por completo. Es como si el rojo palpitara, se enciende
y vuelve a opacarse, constantemente.
Todos los hombres le miran,
boquiabiertos. Jamás habían visto a una persona con esa clase de ojos. Fuera
were, humano o vampiro. No los había. Una mezcla de pánico y asombro corre por
los hombres. Los hace dudar. Esos ojos muestran peligro. Los aterra el disparar
y despertar a una bestia peligrosa.
Alarga su brazo contra la
superficie de la pared de su costado y pasa la punta de su brazo-espada, una
larga línea comienza a aparecer mientras avanza, cortando el metal. Todos ven, incrédulos.
Esboza una media sonrisa y
sin que ninguno de los hombres pueda prever el siguiente movimiento, Jason sale
corriendo contra ello, con su brazo-espada enfrente de él.
Disparos salen contra el
cuerpo de Jason, pero solo impactan y las balas van cayendo al suelo. Jason
logra llegar hasta ellos, haciendo un movimiento en arco con su brazo-espada,
las cabezas de los vampiros caen al suelo. Salpicando el techo y a Jason.
Mira su brazo, que vuelve a
su forma original y después de comprobar que sus articulaciones funcionen bien,
asiente. Toma una de las armas que han dejado tiradas y se la echa al hombro.
Se detiene, unos segundos.
Incapaz de resistirse al aroma de la sangre. Se acerca a uno de los cuerpos sin
vida y toma uno, sin darle tiempo clava sus colmillos sobre el corte que ha
hecho, donde alguna vez hubo una cabeza y comienza a chupar la sangre.
Sintiendo como esta va ingresando en su interior. La sangre es diferente, pero
está débil y necesita alimento.
Se separa, relamiéndose los
labios. Pasa su dorso sobre su boca, limpiando el rastro de sangre y continúa.
Siente como si su cuerpo se sintiera mejor. Se encuentra vibrante, más fuerte.
Continúa caminando a través
de todo el pasillo, hasta que finalmente choca contra una pared. Lo cual
agradece porque no sabía si estaba caminando o el pasillo era un infinito
círculo.
Pasa sus manos, tratando de
encontrar un interruptor, pero no hay nada más que la superficie plana. Da
pequeños golpecillos, escuchando un sonido hueco.
Se aparta unos pasos y golpea
con las manos. Haciendo que sus uñas se alarguen, comienza a rasgar a pared,
hasta que ve como la pared se abre unos centímetros. Los cuales no desaprovecha
y mete ambas manos, forzando la puerta a abrirse de lado a lado.
Cuando abre, unas luces de
color dorado le reciben. Ingresa,
mirándole con cuidado. Notando lo estrecho que es el espacio ahí. Las puertas
detrás de él se cierran rápidamente.
*****************
[Bosque de los Azules- Derek]
Tan pronto como el grupo de
humanos y weres se puso de acuerdo, estaban ambos en el mismo punto, aunque en
polos diferentes. Mirándose fijamente. Weres de un lado y humanos del otro. La
tensión era palpable.
Derek miraba a los weres.
Eran enormes. Sus ojos fueron hacia Charlie, quien aún se mantenía en un costado
de la manada, con la cabeza gacha y la mirada perdida. Quería acercarse y
tratar de animarle, pero no podía. Charlie era un were y él un humano. No había
oportunidad de poder llevar una amistad agradable con esas dos grandes
diferencias.
Saliendo de sus pensamientos
al sentir como la luz le era bloqueada. Levantó la mirada al sujeto de cabello
largo.
-
Llevaremos a los
nuestros, ¿está bien?
-
Sí. – asintió, aun perdido. Lo había agarrado con
la guardia baja. El were se giró antes de irse, dando un paso hacia adelante,
provocando que Derek retrocediera ante la sorpresa de la acción.
-
Una cosa, humano
Derek. Si están planeando traicionarnos no se los sugiero. He matado a muchos más
para proteger a mi familia, si intentan hacer algo con ellos, no me tentare el
corazón, aunque sean amigos de Jason, ¿entendido? – Derek se molestó y levanto
una ceja al aire, apretando la mandíbula.
-
Supongo que eso va
para ambos lados, ¿no?
-
Soy yo quien está
llevando su manada a la boca del lobo, no tú. – sonaba demasiado graciosa la ironía, pero
Alo era serio en sus palabras y su mirada lo indicaba, provocando que Derek
pensara dos veces lo qué iba a decir. Él también estaba faltando a muchas
normas que habían establecido en la Colonia, con el fin de sobrevivir, y ahora
estaba llevando a esa gran cantidad de weres totalmente desconocidos. Arriesgando su seguridad.
-
Es verdad. Pero yo
estoy llevando al mismísimo lobo hasta nuestra madriguera. – Alo avanzo,
quedando frente a él, colocándole un dedo sobre el pecho, bajando la mirada para
intimidarlo, y que si funcionaba.
-
Si nos traicionas… -
Derek le corto inmediatamente. Apartando el dedo con su mano.
-
No lo haremos.
-
Estoy seguro que no
lo harás. Randolph puede parecer alguien tranquilo, pero cuando se trata de
proteger a los nuestros, no diferenciamos entre humanos o vampiros.
-
… - enmudeció,
tragando en seco ante la amenaza del were. Sintiendo como sus manos sudaban
frio. Apretó las manos y le mantuvo la mirada, tratando de no mostrarse
afectado por el nerviosismo. No se dio cuenta sino hasta que sintió el metal
frio contra su espalda que había sido acorralado contra el vehículo.
Sintiéndose más pequeño e indefenso ante
el were, una mano tomó su mentón.
-
Si algo amenaza
nuestras vidas, en quien caerá toda la responsabilidad será en ti. No me
importa su relación con Jason, ustedes son ustedes y Jason es Jason. – le soltó el mentón y Derek bajo la mirada,
sintiendo las ganas de llorar por lo aterrado que estaba. Jamás se había
sentido tan asustado, a excepción de los vampiros cuando los perseguían. Alo
continuó – Si haces algo estúpido, te mataré, lenta y dolorosamente ¿entendido?
– bramó fuerte, provocando que Derek saltara en respuesta.
-
S-Sí. – Derek no levanto la mirada, simplemente se
mantuvo quieto, esperando que el were desapareciera.
Escuchando los pasos
alejándose, levanto la mirada, viendo al were alejarse de él. Pasó la manga de
su chaqueta sobre sus ojos, restregándose las lágrimas y después suspiró.
************
Viendo a su hermano
apartarse como si fuera a matar a alguien en ese momento. Randolph se acercó
siguiéndole. Lo tomó del brazo.
-
¿Qué sucedía allá?
-
Estableciendo las cláusulas
de nuestro acuerdo.
-
Alo, hermano… -
trataba de calmarlo, pero Alo negó. Apartándose.
-
No, Randolph, tu
sabes muy bien como yo, o como todos los demás, que los humanos no son de fiar.
Te voy a ayudar en esto, pero no me pidas que conviva con ellos, no soporto a
los humanos y ahora voy a irme a vivir con ellos. – había cierta burla en sus palabras. Alo miro
a su hermano - Una vez que Jason este a salvo, nos vamos.
*********************
Randolph iba sumergido en
sus pensamientos. Molesto, consigo mismo. Había hecho algo malo. Se había
desquitado con Charlie, y aunque sus palabras tenían razón, no podía echarle
toda la culpa. No era así. Charlie lo había hecho lo mejor, y debería estar
feliz que siguiera con vida
Pero no podía calmar el
dolor en su pecho. Jason estaba en las manos de Bateman, haciéndole quien sabe
que cosas ahora mismo, torturándolo. De solo pensarlo su corazón se oprimía.
Y ese no era el mayor de sus
problemas. Tenía que velar por su manada, pero al mismo tiempo recuperar a su
pareja. Y al hacerlo, parecía que ponía en peligro a su manada, solo para
salvar a Jason. Era como si le pusieran a elegir, de nuevo. Cientos de vidas,
por Jason.
Y escoger le aterraba,
porque conocía la respuesta a esa pregunta.
Además, con la aparición de
la manada humana de Jason, aun había una posibilidad que…
Sus pensamientos fueron
interrumpidos cuando sintió que alguien llamaba su atención. Era Abby, quien le
miraba preocupada.
-
Hey, ¿Qué sucede? –
pasó su mano sobre la ancha espalda del alfa. Randolph suspiró, cansado.
Pasando sus manos por su cara.
-
Me he estado
preguntando. ¿Que si Jason no quiere volver con nosotros y prefiere su manada humana? - Abby pareció pensar su respuesta, apretando
los labios.
-
Aun no lo sabes.
-
… - Randolph guardo
silencio. Ese era el problema; él no sabía. Apenas habían formalizado su unión
con la manada y todo eso, pero ¿era suficiente como para que Jason se quedara
con él? Las tradiciones no harían que Jason se quedara, después de todo era un
humano. O algo parecido. Aun no estaba seguro de la naturaleza de Jason, pero
si él decía que era humano, así seria para él.
Sintiendo una mano sobre su pierna, haciéndolo reaccionar, levanto la
mirada hacia Abby, que le empujaba con el hombro.
-
Randolph, Jason te
ama. Lo he comprobado con mis propios ojos. Pero si, será una decisión difícil.
Él tendrá que elegir, ten fe en él.
-
Solo que… jamás me había
sentido así. Tan vulnerable, siento que me falta algo, no logro concentrarme y
parece que no consigo imaginar el futuro sin él. Estoy tan abrumado y siempre
que empiezo a sentir que logro tomar el control, se me escapa. Que en cualquier
momento voy a salir corriendo, detrás de él y dejare a todo aquel que me
estorba. ¿suena egoísta eso?
-
Wow, esas son las
desventajas de estar liado, corazón. Jason debe sentirse igual, después de todo
ya formalizaron su alianza como pareja. No pueden vivir sin estar separados. –
Randolph siente su pecho calmarse un poco. Mirando hacia delante, donde los
weres, irritados, miran a los humanos.
-
¿Crees que estoy
haciendo bien? digo, llevándolos a todos con los humanos. – preguntó, nervioso. Mirando fijamente a Abby,
quien hizo un leve puchero, para luego esbozar una media sonrisa.
-
No sé si lo estás
haciendo bien, pero yo te seguiré. Jason es uno de los nuestros y no creo que
todos los humanos sean tan descorazonados. Solo hemos tenido mala suerte y nos
han tocado los peores.
*****************
[Desierto – Derek]
Tanto weres como humanos
iban en la parte trasera del vehículo, ambos atentos. Sin embargo, no era a los
peligros del exterior a lo que estaban atentos, sino a sí mismos. Mirándose
furtivamente por el rabillo del ojo, mientras usaban los reflejos del cristal
para no descuidar la posición o si los otros hacían un movimiento extraño.
Totalmente en guardia.
Derek quería calmar un poco
a sus compañeros, pero sabía que no podría hacer nada. Era una escena un tanto
extraña weres y humanos en un mismo vehículo, sin despegarse la mirada,
esperando por un error para saltarse encima a matar.
Suspiró, recargándose en el
borde de la ventanilla, mirando al exterior desértico. Kilómetros y kilómetros
de un desierto seco, en los que solo se veían los cactus y casas abandonadas.
Era como si al asumir el control los vampiros, no solo se llevaran su libertad,
sino también la vida misma de la tierra. Como si ellos fueran la enfermedad que
azotaba fuertemente la vida. Una plaga
mortal.
Derek froto sus parpados, sintiendo
el ardor por la falta de sueño. Se sonó la nariz y le dio un pequeño golpecillo
a Simon.
-
Simon, voy a dormir
un rato, ¿sí? Me avisas cuando estemos cerca.
-
Claro, no hay
problema. Llevas 4 días sin pegar ojo. Yo me encargo de que no se maten entre sí.
-
Gracias. Te lo encargó.
Diciendo esto, Derek se colocó
la gorra encima, para bloquear que la luz le diera directamente en el rostro,
recargándose sobre le asiento lo más que podía, cruzo las manos sobre su pecho
y cerró los ojos, tratando de dormirse los suficiente para calmar el desmayo
por falta de sueño.
No tardo ni un minuto,
cuando se quedó totalmente dormido
Simon, quien solo negaba,
esbozando una leve sonrisa, tomó la radio y presionó un botón.
-
Colonia, aquí Hund
(perro). ¿alguien? – tardo unos segundos, cuando el sonido de la estática y un
pitido resonó. Una voz femenina le respondió del otro lado.
-
Hund, aquí Colonia, ¿Qué sucede? ¿lo encontraron?
-
No, aunque
encontramos algo aún más interesante.
-
Espero que sea un bozal porque ya no aguanto más a Joe. – bromeó. Simon
negó, esbozando una sonrisa.
-
¿Qué ha hecho ahora
ese pedazo de mierda?
-
Ummm, quiere imponer una nueva regla. Las mujeres deben
tener sexo más seguido, así podemos acelerar la reproducción. Necesitamos
guerreros jóvenes.
-
¿Qué? Estas
bromeando, ¿verdad?
-
No. Ahora mismo estaba diciendo que yo tengo unas muy
lindas caderas para tener hijos, ¿puedes creerlo? Me dijo que debo ponerlas en
acción.
-
Bueno, si tienes
bonitas caderas.
-
Idiota.
-
Lo siento, es broma.
-
Oh, entonces, ¿no tengo bonitas caderas? Uh, gracias por
lastimar mi ego de mujer.
-
Y-Yo… no… -
tartamudeo, sintiendo las mejillas ponérsele rojas. Qué bueno que Derek estaba
dormido, sino lo gozaría burlándose de él. Una risilla resonó.
-
Era broma. ¿Y Derek? Me parece extraño que seas tú quien
llame y no él.
-
Lo he dejado que
descanse un momento, en lo que llegamos a la base. ¿alguna otra novedad? – dijo
con el fin de continuar la conversación lo más posible.
-
No, todo lo dejas está bajo control. Ahora mismo todos están
en el comedor. Por cierto, no nos quedan demasiadas provisiones. Solo la mitad
del almacén. ¿Qué haremos cuando se acaben? Todos están preocupados por eso,
parece que alguien soltó el rumor y ahora no sé si debo negarlo o calmarlos.
-
… nos las ingeniaremos. Siempre lo hemos hecho.
-
Nada de esto estaría pasando si Jason no hubiera
desaparecido.
-
Lo sé. Pero lo
traeremos de vuelta y todo volverá a la normalidad - ¿lo haría?, se preguntó a sí mismo, tragando en seco al sentir su
propia voz resonando en su subconsciente.
-
Ok, los estaremos esperando. – respondió
animada la mujer. Simon miro por el espejo retrovisor al grupo de weres que iba
en la parte trasera del vehículo.
-
Si, sobre eso… será
mejor que todos guarden sus armas. Llevamos a algunos invitados especiales.
***********************************
Sintiendo que alguien le movía,
Derek abrió los ojos, espabilándose sobre el asiento. Dio un salto y se golpeó
contra el techo del vehículo. Ahogó el quejido, apretando los dientes, sobándose
con las manos y miro a quien le seguía jalando el hombro.
-
¡¿Qué?! – molesto.
Simon levantó las cejas, apartándose un poco.
-
Vaya humor, hombre.
Llegamos.
-
Perdón, estaba
teniendo el mas maravilloso sueño de todos.
-
¿Estaba yo en él?
-
¿Qué? No. ¿Por qué
estarías en él?
-
Entonces no puede ser
el más maravilloso del mundo – le dio con el puño en el hombro.
-
Muérete, idiota.
-
Uh, Derek es un niño
con una boca sucia. Creo que soy mala influencia para ti.
-
Mira quien
habla. – junto sus manos y comenzó a
hacer una pose dramática - Oh, Emily. Mi
amor. – lanzando unos besos al aire, burlándose de su amigo, que comenzaba
a ponerse rojo - No puedes estar
cerca de ella por dos minutos sin sonrojearte.
-
¡Tú! … eso no es
verdad.
-
Entonces, ¿está bien
que la invite a comer hoy?
-
¡NO TE ATREVAS! –
Derek estallo en carcajadas.
-
Jajajaja, hombre,
solo bromeaba. Me cae bien Emily, pero ella está loca por ti.
-
Eso no es… ¿en serio?
-
Por supuesto, solo tú
eres el único que no se da cuenta de ello. – sin esperar la respuesta, ya que el otro
estaba enmudecido con la declaración, Derek salió del vehículo. Estirando su
cuerpo. Levanto los brazos.
Como era de esperarse, los
weres también bajaron. Estos se acercaron hacia él.
-
¿Qué hacemos aquí?
Estamos en campo abierto, somos blanco fácil. – dijo el de cabello largo, Alo,
provocándole que se sobresaltara por su repentina aparición detrás suyo. Simon
se colocó entre los dos, tomando a Derek del hombro.
-
Tranquilo, were.
-
Alo. – remarco,
apretando la mandíbula. Simon se disculpó.
-
Perdón. Tranquilo,
Alo. Solo esperen.
Derek volvió al vehículo,
tomando la radio.
-
Somos nosotros. –
informo y después de que vio el destello en lo alto de la montaña, asintió - Bien. Abre la puerta, Norman.
-
Si, Derek. - le respondió una voz grave.
Derek volvió junto a Simon y
los weres. Cruzándose de brazos, su mirada fija en los rostros de los weres,
quería ver sus expresiones.
Todos se quedaron quietos,
esperando ver alguna entrada, cuando de repente, las paredes de la montaña
comenzaron a separarse, dejando entre ver un gran pasaje. La tierra tembló, los
árboles se sacudieron, mientras los pájaros salían volando, asustados. El
movimiento se detuvo. Unas luces se encendieron y mostraron lo que era un largo
y espacioso conducto que se perdía en el interior de la montaña. Podían sentir
como la brisa era tragada por el pasaje.
Los weres se miraron,
asombrados y a la vez desconfiados.
-
Vamos. Nos
esperan. – indico Derek. Los weres
asintieron y volvieron a los vehículos.
Emprendiendo la marcha, de
nuevo. El vehículo avanzo, adentrándose en el interior de la montaña. La luz
del sol quedo atrás, hasta que solo se veía una pequeña iluminación a lo lejos.
En segundos, después de
atravesar un gran tramo del camino, las paredes volvieron a cerrarse y la única
iluminación que se tenía eran las de los vehículos y las lámparas de techo.
Derek miro a los weres,
totalmente asombrados.
-
Tranquilos, es solo
la entrada. Tenemos que atravesar el pasaje y después se llega a la base. La
base está en el centro de la montaña.
-
¿Qué clase de
construcción es esta? – pregunto Charlie, y Derek no pudo evitar sonreír ante
la expresión de niño fascinado por la construcción.
-
Era una vieja base
militar, creo que algo así como un proyecto artificial para estudiar la vida
del ecosistema, pero después de los disturbios con los vampiros todos abandonaron
la base y ahora es solo una estructura.
-
Parece una montaña
por fuera. – dijo, dejando salir un suspiro de asombro.
-
A eso me refería con
artificial. De esa forma permite que los animales se acerquen y no haya
problema en estudiarlos sin que se den cuenta de ello. Sin embargo, no era un
lugar que resista una lucha, por eso huyeron. Podían esconderse, pero no
tendrían donde escapar.
-
¿Y por qué viven aquí
si ese es el caso? – esta vez fue Alo quien pregunto. Derek torció el gesto por
haber sido interrumpido, pero contesto.
-
Dije que no ERA un lugar que resistía una lucha.
Ahora sí. Estamos preparados. Si algún vampiro intenta cruzar nuestro perímetro
lo aniquilaremos inmediatamente.
-
Tienen sensores de
movimiento. Impresionante. – tanto Derek como Simon se giraron ante la tercera
voz de un were.
-
¿Puedes verlos? –
preguntó Simon, levantando una ceja.
-
Un poco, están
ocultos en las paredes. Pero no servirán.
-
¿A qué te refieres? –
Simon le miro, con el ceño fruncido.
-
Los vampiros tienen
una temperatura más baja. Los sensores no los detectaran a menos que se
calibren.
-
Sabes mucho sobre
sensores. – la conversación entre el were y Simon se intensificaba.
-
La Guarida estaba
protegida por ellos y teníamos en el bosque de Los Azules. Me tomó muy poco
encontrar la temperatura ideal. No busques el calor, busca el frio. – respondió, riendo por lo bajo. Simon
resoplo, ahora él asombrado.
-
Impresionante. Creí
que ustedes eran más garras y colmillos. No creí que supieran sobre tecnología.
-
Me subestimas,
humano. Si quieres podría echarles un vistazo.
-
¿Podrías? – genial, los cerebritos comenzaban a llevarse
bien, pensó Derek, rodando los ojos.
-
Claro. Si me lo
permiten.
-
Adelante, hablare con
Norman para que te de acceso a sus bebés.
-
Simon, estamos
llegando. – me gire hacia los weres, elevando más el tono de mi voz - Ok,
chicos, espero que estén preparados. Vamos a soltar una bomba en la Colonia.
*********************
[Jason – Zona de Contención]
Finalmente
todo dejo de moverse y después del sonido de un PIN, las puertas volvieron a
abrirse.
Nervioso,
alargue la mano hacia el exterior, pero rápidamente sentí el calor del Sol, me apresure
a salir de ahí.
Una
fuerte brisa me saludo, cálida y fresca me golpeo el rostro, provocando que se
me erizara el vello de los brazos y que mi cabello se agitara.
Respire
el aire, un aroma un tanto extraño rondaba en el espacio.
Incrédulo,
comencé a caminar. Notando las casas que me rodeaban, totalmente iguales, las
calles iguales. Cubriéndome con la mano cuando el Sol me dio directamente en el
rostro, mis ojos no se acostumbraban a la luz del día.
Sentía
el ardor y como mis ojos palpitaban por el dolor.
Muchas
preguntas surcaban mi cabeza, pero la principal era; ¿Dónde estaba?
Las
casas no tenían un segundo piso, todas eran de uno solo. Patio, cerca y una
banqueta, y en cada esquina había postes de luz, de esos que iluminan durante
la noche. Podía verlo, un largo muro rodeaba la propiedad, llegando incluso más
alto de lo que podría medir. Estaba en la Ciudad Zwielicht.
Gire,
tratando de equivocarme en que estaba encerrado tras una cerca de más de varios
metros, por no decir kilómetros. Pero era inútil. Estaba encerrado.
El
sonido de voces llamo mi atención. Seguí la voz, era una voz ronca, tal vez de algún
hombre. Camine entre las calles, hasta que me encontré que la voz se hacía mas
fuerte. Estaba acercándome.
Girando
en la esquina, detuve mis pasos al encontrarme a un grupo de personas que
caminaban tranquilamente. Dos adultos y muchos niños pequeños. Los niños me
miraban. ¿Acaso nunca habían visto a alguien cubierto de sangre?
Mire
a los dos adultos. Primero fue a la mujer, quien se colocaba delante de los
niños, como si fuera una clase de protectora. Mis ojos fueron hacia el hombre
que estaba a su lado, lo reconocía, pero no sabía de dónde.
Trate
de hacer memoria, apretando el labio. ¿Dónde lo había visto? ¿Dónde? ¿Dónde?
Rápidamente,
las palabras se formularon en mi boca.
-
Dale. – pronuncie, apretando las manos en puños,
listo para golpearlo. Iba a hacerlo, quería respuestas y la única forma que conocía
para sacarlas era a golpes. Ese hijo de perra era amigo de Bateman, y si estaba
relacionados, tenía que encárgame de él. Además, había sido uno de los
responsables de atacar a mis demás compañeros humanos en el bosque de los
Azules. Lo haría pagar, haciéndolo sufrir de dolor.
Pero
algo me tacleo. Sintiendo como algo me tomaba del costado izquierdo, unas uñas
se clavaban en mi cintura. Baje la mirada, encontrándome con la misma rubia,
que ahora se aferraba a mí como si su vida dependiera de ello.
-
¡Suéltame! ¡Maldita!
¡Este no es asunto tuyo! – trate de apartarla, dejándole caer fuertes golpes
con el puño sobre la espalda. El sonido de los golpes secos y su gruñido.
-
¡NOOO! ¡Ni creas que
te dejare hacerle daño al Señor Dale! ¡Él es…!
Enrede
mis brazos alrededor de su cuerpo y colocando la pierna doblada, nos levante en
el aire, cuando mi pie tocó el suelo, el pecho de la mujer impacto contra mi
rodilla, dejándola sin aliento.
Un
quejido y el sonido de exhalaciones ahogadas y una tos seca. La mujer se retorcía,
pero al menos ya no me lastimaba. Mire mi costado, viendo como las heridas se
cerraban inmediatamente. Ardía un poco cuando la carne se regeneraba, pero
ahora no sentía más dolor.
Me
gire, viendo como la rubia se levantaba, lo cual me sorprendía considerando
esos tacones que traía puestos. Me miro, frunciendo el ceño. De sus manos
largas uñas brotaron, y sin perder tiempo salió en contra mía.
Retrocedí
cuando alargó su mano, tratando de darme una tajada con sus garras. Por pocos centímetros
y me daba en el puente de la nariz. Haciendo pequeñas estocadas, todo lo que podía
hacer era retroceder y esquivar sus ataques, que se acercaban más y más.
Sus
garras pasaron por encima de mi pecho, rasgando la camisa que traía, dejando un
enorme rasguño con la forma de sus afiladas uñas. Pequeños hilos de sangre
manaban y una sonrisa santurrona de satisfacción. La mujer lamio la punta de
sus uñas.
Apretando
la mandíbula, tanto que podría destrozar mi dentadura por la fuerza excesiva
que estaba usando para ello. Sentía mí sangre hervir. Cada célula de mi cuerpo
me pedía actuar y matar. Lo sentía. Estaba ahí, recorriendo mis venas, deslizándose
como una infección peligrosa; mi sed de sangre.
“Mátalos.
Mátalos a todos….” una voz se repitió en mi cabeza. Dejando de pensar
coherentemente, solo quería arrancarle la cara a esa mujer. Las encías de mis
dientes picaban, en especial de los colmillos, sintiendo como estos palpitaban
cada segundo. Podía rozarlos con mi lengua si pasaba esta por la dentadura de
encima.
Camine
hacia un costado y, con ambas manos, tome aquella farola. Usando toda mi
fuerza, viendo como esta se despegaba del suelo, levantando algunos pedazos de
concreto de la banqueta. No le di tiempo a la mujer de reaccionar. Rápidamente,
con el poste recto, lo empuje contra su pecho.
Empujándole,
haciéndola retroceder. Pero no cedía fácilmente. Se negaba a perder. El poste
se iba doblando por la fuerza que ambos ejercíamos en este. Plantando ambos pies
sobre el suelo, clavando las uñas en el metal, estaba harto de esto.
-
¡Ya basta! ¡Muérete! –
grite, molesto y comencé a avanzar, haciendo que ella retrocediera y perdiera
el equilibrio. Aproveche el pequeño fallo y empuje la punta del poste contra su
pecho. Esta vez, empujándola contra la pared del muro.
Continúe
presionando, con mucha fuerza, tanto que sentía mis hombros tensándose. En un
segundo, la punta del poste atravesó el cuerpo de la mujer, provocando que esta
chillara de dolor al ser atravesada. Dando golpes al poste, tratando de que
este saliera de su pecho, pero era imposible. No la dejaría.
La
sangre que salía de su pecho salpicaba todo el suelo. Gritos de terror detrás de
mí, los ignore, ya que se trataba de los niños. Vampiros. No niños. Mis enemigos. Empujando más fuerte, la mujer volvió
a soltar un alarido, totalmente desesperada por detener el dolor.
Finalmente,
en pocos minutos, la mujer fue dejando de oponer resistencias inútiles. Sus brazos
cayeron a los costados, dejando de patalear como loca, mientras su mirada se perdía.
Escupió un poco de sangre una última vez y después, su cuerpo se quedó inmóvil.
Soltando
un poco de presión, viendo las manchas de sangre bajo mis pies. No era mía, era
de la mujer, se había deslizado por el interior del poste como si fuera una tubería.
Deje
el poste y me gire hacia Dale, quien retrocedía a cada paso que daba. Bien, tenía
miedo. Estaba bien temerme. Ahora mismo yo me temería. No sabía de lo que era
capaz. Y si era temporal, tendría que darme prisa.
-
Tú y yo tenemos
asuntos que tratar. – acercándome, Dale cayó de espaldas sobre su trasero. Levantando
una mano para que me apartara. Me incline, doblando la rodilla, le tome del
cuello de la camisa - ¿Dónde está Bateman? – le grite, sorprendiéndome a mí
mismo de mi tono de voz. Pero ¿Qué se le iba a hacer? Estaba furioso. A pocos
segundos de despedazarlo, pero primero tenía que conseguir información. Después
lo mataría.
-
Y-Yo… él no está aquí.
-
¿En dónde está?
-
En CrossingDNA Corp.
-
¿Dónde estoy?
-
Estas en La Zona de Contención.
Por favor, no me mates.
-
Ya lo… - acalle al
sentir el leve dolor en mi abdomen, bajando la mirada, me encontré con la mano
de Dale, sostenía una extraña navaja, la cual se enterraba en mi abdomen.
De repente, sentía la vista
borrosa y mis extremidades pesadas. Sin poder soportar el peso, mi cuerpo
colapso. Cayendo sobre mi costado derecho. Mis dedos totalmente inmóviles, no podía
cerrar la mano.
Mis piernas parecían de
gelatina, apenas y podía sentir de la cintura para abajo. Notando como una
figura se levantaba y se posaba frente a mí, escupí.
-
¿Qué me… qué me has
hecho… bastardo?
-
Oh, Jason. No eres el
primero que intenta matarme. Pero si el primero que logra escapar de la planta
baja. Supongo que debo darte crédito. – alargo su mano, acariciando mi mejilla,
apretó suavemente mi pómulo – Realmente me has sorprendido. Creo que Bateman es
un bastardo pro no compartirte conmigo. Pero tranquilo, yo cuidare muy bien de
ti. – sus dedos se habían aferrado a mi
cabellera. Lo único que sentí fue un fuerte golpe en el costado derecho. Fuerte
dolor. Me había estrellado contra el suelo.
Alguien me tomó de los
brazos y me levanto del suelo, arrastrándome. Hablaban y decían cosas, pero sus
voces me sonaban distorsionadas.
Eche la cabeza hacia atrás, sintiéndome
millones de veces más ligero y cansado que nada en el mundo. Los últimos destellos
del sol me saludaron, antes de que la luz desapareciera y volviera a la
oscuridad.
Comentarios
Publicar un comentario