Mestizaje - Capitulo 6

No me tomo mas de 15 minutos llegar a la biblioteca, me acerque hasta donde estaba el mostrador, buscando con la mirada a Doug. Sin rastros de el, pregunte a uno de los encargados, quien me dijo donde se encontraba.
Fui contando pasillo por pasillo, los estantes ordenados de la A-Z. hasta que encontré el numero que estaba buscando. Revise por todos lados, mientras continuaba mi caminata.
Hasta que me tope con alguien que estaba en el suelo, abrazándose  a si mismo, sollozando como un niño pequeño, un celular tirado en el suelo, con una gran letra de D en la tapa trasera. Me incline, tomando el pequeño objeto entre mis manos, la acerque hasta que pudiera estar frente a el.
-          ¿esto es tuyo?
-          Alex ¿viniste?
-          Claro. ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?
-          Yo… no se que hacer.
-          Tranquilo. Vamos a tomar asiento en algún lugar mas privado y me explicas todo, ¿si?
-          Esta bien. podemos ir al café que esta a la vuelta.
-          Me parece bien.
Lo ayude a levantarse del suelo, colocando mi brazo en su hombro, sosteniéndolo. Se dirigio hacia el mostrador, entro por detrás y saco su mochila, excusándose con el encargado diciendo algo sobre tomar su descanso antes. El hombre asintió, derrotado por la insistencia de Doug y salió corriendo, hasta mi.
Caminamos lentamente, el en silencio, al parecer necesitaba mas tiempo para tranquilizarse. Ingresamos al café, el estilo era demasiado diferente de los que hubiera visto, me gire, revisando si realmente habia ingresado a una cafetería o nos habíamos equivocado con una florería.
-          Vamos.
-          ¿estas seguro que este lugar es una cafetería?
-          Claro. La decoración es diferente, muy bonito y a la vez algo singular. No todos los días ves flores en una cafetería.
-          Aja.
-          Bueno, es porque la dueña es una amante de las flores, deberías de mirar la parte de atrás. Ahí es donde esta la verdadera sorpresa.
-          ¿no era esta la sorpresa? – dije señalando a toda la decoración del establecimiento.
-          No, solo la entrada.
Lo segui, adentrándome por un largo pasillo, que llegaba hasta la parte trasera del establecimiento. Al parecer la entrada era solo un fachada de recibimiento, a comparación del paisaje que se apreciaba frente a nuestros ojos. Aun seguía sin creer que fuera verdadero, parecía algo sacado de un cuento infantil.  Habían 4 gazebos de madera, cada uno en el lado contrario de los demás. Una grande y hermosa fuente en el centro de las 4 estructuras, un pequeño camino hecho con piedra, como en las calles de la toscana. Pero lo que llamaba mas la atención, además de los inusuales formas, eran los largos y alineadas cantidades flores que estaban esparcidas por todo el lugar, creciendo libremente, le daba un aspecto mas natural y delicado, algo sin poder explicar. Doug me hizo despertar de mi sueño, tomándome de la mano me llevo hasta uno de los gazebos del final, escogimos, o el escogio una de las ultimas mesas.
Ambos nos sentamos, después de pedir un par de tazas de café a la joven asistente que vestia su uniforme, con un mandil en el frente y llevaba su cabello arreglado en una trenza. Me gire hacia Doug, quien por fin habia tranquilizado sus nervios, volteo a verme.
-          Lamento haberte pedido esto, si quieres puedes irte.
-          No. Yo quería saber que te pasaba, asi que dime.
-          No es algo simple… yo…
-          ¿tu…?
-          ME ACOSTE CON UN HOMBRE CASADO. – grito, al parecer algo que queria decir desde el fondo de su corazón, pero para el momento y el lugar no habia sido demasiado adecuado anunciarlo gritándoselo a todos los demás clientes.
-          Tranquilo.  Respira.
-          Esta bien. ya estoy mejor. Lo lamento. Pero asi fue y es padre, de dos niños pequeños.
-          ¿Qué? No puede ser, Doug. ¿Cómo pudiste hacerlo?
-          No lo sabia, hasta que su esposa vino a reclamarme por ello hace unos días.
-          ¿Qué te dijo?
-          Que me alejara de ellos, porque eran una feliz familia y no quería que yo cambiara eso.
-          Maldita. ¿le dijiste que no lo sabias?
-          Si, pero no me escucho. Solo me dijo que me ahorrara el palabrerío, conocía bien a su esposo y que al final dejaría de buscarme, solo un poco de diversión.
-          Lo siento tanto.
-          Aquí están sus cafés. ¿esta bien señor?
-          Si, el esta bien. ¿puede traernos unas servilletas? Y también un poco mas de azúcar.
-          Por supuesto, regreso en un momento.
-          Doug. Mírame.
-          Estoy demasiado avergonzado, fui muy estúpido al creerle. Pero es que me enamore de el.
-          El te mintió.
-          Aun asi no puedo cambiar lo que siento.
-          ¿no te sientes traicionado?
-          Si, pero también siento celos. Porque no puedo ser esa mujer con la que esta casado y comparten la misma cama sin miedo a que lo vean en publico. Yo solo soy su amante. Y ella tiene el anillo.
-          No, escúchame, tu eres muchas cosas, pero su amante no. El idiota te mintió, si hubiera sido yo le habría ido a romper la muñeca a su oficina y hubiera hecho un enorme escandalo.
-          No puedo.
-          Se lo merece.
-          Pero lo amo.
-          Déjame, preguntarte. ¿te amas a ti mismo tanto como lo amas a él? Porque si dices que lo amas a el mas que a ti, tenemos un enorme problema.
-          ¿a que te refieres?
-          No puedes amar a alguien mas sino te amas a ti mismo. Primero es tu felicidad, después los demás.
-          Pero…
-          Que se joda el imbécil.
-          Tengo miedo quedarme solo.
-          Eres joven y guapo, encontraras a alguien pronto. No te preocupes por los hombres, solo preocúpate por ti mismo y por encontrar el que solo piense también en ti.
-          Yo… tienes razón. Solo que es difícil. No soy demasiado seguro de mi mismo, incluso el fue quien se me acerco a mi. ¿Cómo podría?
-          Simple, se tu mismo, ten mas confianza en ti, y aprende. Para eso es la vida; aprender. Hay quienes se adaptan a ella y otros que no, ¿no querrás ser de esos?
-          No. Pero, ¿Cómo?
-          Diversión. Eso necesitas salir de ese cascaron tuyo en el que te has encerrado, tenemos que sacar tu verdadero yo.
-         
-          ¿Qué te parece este viernes?
-          ¿este viernes? No, es cuando me quedo en casa… digo, está bien. hagámoslo.
-          Eso es. ÉL ES MI NUEVO AMIGO Y ESTA DISPUESTO A SALIR EL VIERNES POR LA NOCHE, Y NO QUEDARSE EN CASA. – grite, sosteniéndolo entre mis brazos, los aplausos de los demás clientes se hicieron notar y el rostro de Doug se ilumino.
-          Viernes.

-          Viernes – afirme. Operación Doug: iniciada.

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