El Exorcista y el Tigre - Capitulo 2 - La Guardia de Kaijou
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[Capitulo 2 – Sombras – La Guardia de Kaijou]
Despertando de su
estado de estupefacción, Kagami reacciono, acercándose a la esfera flotante.
-
¿Qué? Tenemos
que sacarlo.
-
¡Espera! –
advirtió Kise, pero fue demasiado tarde cuando este puso sus manos encima de la
masa gelatinosa, unos largos tentáculos lo envolvieron, levantándolo en el
aire, lo agito un momento, para después lanzarlo contra el ventanal,
estrellándolo. Los pedazos de vidrio salieron. Kagami gruño, apretando la mandíbula.
Una gran llamarada salió de su boca, chamuscando la esfera.
Pero no fue
suficiente para hacer que le soltara. Aplicando más presión, los tentáculos
comenzaron a cerrarse, estrujándolo. Casi podía sentir todo su cuerpo tensarse
por la presión aplastante.
Kise no se quedó
atrás, al ver que Kagami no se liberara, lanzo un par de llamaradas de sus
dedos, haciendo que los tentáculos se hicieran cenizas. Lo libero, Kagami
recobro la compostura, un poco molesto por haber sido salvado por Kise, pero se
ocuparía de ello después.
-
Escuche, no me
agradas, y sé que yo tampoco soy una pieza de porcelana, pero... – hizo una
pausa, la vista de Kise fija en la esfera que parecía agitarse. Mordiéndose el
labio por dentro - …Kurokocchi es toda la familia que tengo, así que ayúdame
con esto. ¿sí?
-
Tsk, yo también
tengo mis asuntos con Kuroko. Y no está en mis planes que él sea la comida de
ninguna umbra (sombra). No lo hago por ninguno de los dos, lo hago por mí
mismo. ¿entendido?
-
Lo que sea. – Kise
sonrió – ataquemos juntos. ¡AHORA!
-
¡OSH!
Ambos espíritus
lanzaron una enorme llamarada desde sus manos, cubriendo todo el pasillo en
llamas. Pero algo repelió ambos ataques, haciendo que las lenguas de fuego
salieran por los marcos de las ventanas destrozados. El fuego fue disipado en
un instante. Kagami se quedó de piedra al ver la figura de un sujeto frente a
él, el flequillo cayendo cubriéndole el lado izquierdo. Trago en seco al ver
como sus llamas eran repelidas y se esfumaban en un cumulo.
-
Hola, Taiga –
pronuncio el nombre de este, en un tono que el otro sintió un escalofrió, Kise
noto la tensión entra ambos sujetos, y por la forma en que se miraban, había
asuntos pendientes. Interrumpió lo que debía ser alguna clase de reencuentro
amistoso (o no).
-
No sé quién
seas, pero… estas en mi camino. ¡Quítate! – amenazo Kise, pero Tatsuya se negó
a moverse, colocándose en el frente de él.
-
No creo que
eso sea conveniente. Lo necesitamos. Si se atreven a interferir en los planes
de mi maestro, yo… - no dijo más, puesto que Kise le ataco, soltándole un golpe
directo a la cara. Lo esquivo, pero aun en el momento, Kise logro girar,
dándole una patada contra el pecho. Tatsuya salió despedido contra el techo del
pasillo, destruyendo una de las lámparas.
-
Kagami,
encárgate de sacar a Kurokocchi de esa cosa. Yo me encargo de este sujeto. – dijo en tono serio, Kagami tenía asuntos pendientes
con Tatsuya, pero los resolvería más tarde, Kuroko estaba en peligro de ser
devorado por esa cosa. No podía dejar que se lo comiera, él era su única
oportunidad de lograr contactar con su padre. Chasqueando la lengua, acepto,
pero decidió advertirle a Kise de Tatsuya.
-
Pero Tatsuya
es…. – acalló al ver como de por debajo de la cadera de Kise, tres colas doradas salían, agitándose divertidas. Las
orejas encima de su cabeza, las garras por igual.
-
¿Tatsuya es…?
¿peligroso? no me subestimen. Yo también
soy alguien peligroso. – sonrió, torciendo el gesto. Embistiendo al chico de
flequillo, Tatsuya trató de retenerlo con una barrera, pero kise la destruyo al
atravesarla con sus garras, tomándolo de la garganta. Kise lo tiro al suelo,
sin soltar el agarre, y comenzó a arrastrarlo por todo el piso.
Bufando, Kagami se
acercó nuevamente a la umbra, que esta vez estaba en compañía de un pequeño que
la acariciaba como si fuera una mascota. El niño levanto la mirada hacia él.
Sus ojos completamente inexpresivos, era como si estuvieran muertos.
-
Onii-chan,
juguemos un poco. – la voz del niño se
distorsionaba, como si fueran dos voces al mismo tiempo.
-
¿Q-Qué…?
El cuerpo del niño se
torció de una forma que parecería imposible, partiéndose por la mitad. Abrió la
boca lo más que pudo, Kagami vio como el cuerpo del chico cambiaba, las manos
alargándose, largas cuchillas saliendo desde los antebrazos, parecidas a las de
una mantis. Desde el interior de la boca, bien se podía ver lo que parecía un
ojo enorme saliendo, rompiendo sus labios para sobresalir de la cavidad. La parte
baja de la cadera desapareció tras una larga cola reptilita salió. En su pecho,
una pequeña grieta con varios dientes afilados, inquietos. Kagami trago en
seco.
-
¿jugar
contigo? Lo siento, no tengo tiempo para mocosos. – saltando encima de él,
soltándole una bola de fuego directo a lo que alguna vez había sido su cabeza y
ahora era un ojo enorme. La bestia retrocedió ante el fuego, pero igual ataco,
tratando de rebañar a Kagami con sus cuchillas. Arriba, abajo, en medio, ambas
cuchillas moviéndose coordinadas para no dejar que el tigre tuviera una
oportunidad, y al mismo tiempo sin dejarlo que cometiera un error, puesto que
su cuello dependía de su concentración.
Chocando contra el
muro, no se había dado cuenta que lo había hecho retroceder hasta tal lugar.
Encontrándose con todas sus opciones reducidas a solo una; atacar directamente.
De sus manos
comenzaron a emanar llamas, arremolinándose. Solo tenía un ataque.
Ambas cuchillas se
clavaron en sus hombros, gruño por el dolor de estas cortando su piel, pero no
dudo en cuanto fue levantado del suelo, para acercarlo a la abertura que
considero era la boca de la cosa. Alargando su mano, metiendo hasta el codo,
una chispa en su interior. Las llamas salieron por el otro lado contrario,
atravesando a la criatura. Todo el cuerpo de Kagami comenzó a envolverse en
llamas, apretando el cuerpo de la bestia, que ahora clavaba sus cuchillas en la
espalda del tigre, tratando de hacer que le liberara, pero esos esfuerzos eran
en vano. Kagami no le soltaba, un rugido de dolor, la bestia comenzó a ser
consumida por las llamas y en segundos fue desapareciendo. Partiéndolo por la
mitad, el cuerpo vuelto una brasa, cayó al suelo y se despedazo en fragmentos
negros de ceniza.
Soltando un suspiro,
paso su dorso por encima de su labio, tratando de quitarse el aroma a carne
quemada. Arrugando la nariz. Aun no terminaba. Tenía trabajo que hacer y
después encargarse de Tatsuya.
Lo primordial era
sacar a Kuroko de esa cosa. Y sabía muy bien cómo hacer que la umbra lo
regresara (vomitara).
Se levantó y corrió
hacia donde estaba la esfera. Esquivando los tentáculos que salían de nuevo,
agachándose. Logro posicionarse encima de ella. Metiendo las manos nuevamente,
usando sus poderes de fuego para envolverla.
La umbra comenzó a
agitarse, perdiendo su forma esférica. Aplicando más presión y usando más fuego
hasta que los mismos interruptores anti incendio se activaron. En unos
segundos, la umbra comenzó a mostrar pequeñas grietas por todas partes.
Un CRACK. Y todo el
pasillo se bañó con un líquido oscuro. La sangre de la umbra ensuciaba las
paredes y casi todo el cuerpo de Kagami.
En medio, donde había
estado flotando la umbra, el cuerpo de Kuroko, inmóvil. Corrió a socorrerlo,
tomándolo en sus brazos. Comenzó a palmearle la mejilla, espabilándolo.
Golpecitos,
pellizcos, una bofetada que suena. Kuroko abre los ojos, escupiendo un líquido
oscuro. Kagami suspira, aliviado y lo estrecha contra su cuerpo.
Sorprendiéndose a sí mismo por su reacción. Le ayuda a ponerse de pie.
-
Kagami-kun… – aun tosiendo, escupiendo lo negro que sale
de su interior. Tragó demasiado.
Una explosión. Kise
entra por la ventana, estrellándose contra la pared. Kagami cubre a Kuroko con
su cuerpo de los escombros que salen volando tras la destrucción.
-
Maldito… -
gruñe Kise, levantándose de nuevo. Unas llamas pequeñas aparecen alrededor de
él, saliendo disparadas hacia Tatsuya, que no hace más que repelerlas. Sin
causarle daño alguno. - Tsk, bien. Parece que no tengo otra opción - Kise se siente frustrado. Viendo que Kuroko
ya está fuera de la umbra, ahora necesitan atenderlo. Acercando su pequeña
pulsera de cuentas de color azul frente a sus labios – Kaijou-Eskorte – pronuncia por lo bajo, soplando suavemente. Las
cuentas comienzan a brillar.
Cinco figuras
aparecen frente a ellos. Los guardianes de Kaijou, los guerreros que han jurado
defender al Dios Zorro Kise Ryouta. Kasamatsu, Moriyama, Kobori, Nakamura y
Hayakawa. Vistiendo sus trajes de color azul oscuro.
El primero en
intervenir al ver el ataque directo de Tatsuya, un rayo purpura, es Kasamatsu,
bloqueando el ataque. El siguiente en atacar es Moriyama, rompiendo la distancia con un salto en el
aire, da una media vuelta y lo ataca directamente. Rasgando parte de su cuerpo
y ropas. Los cortes con profundos.
Tatsuya retrocede lo
suficiente, en un solo movimiento los ataques que realizaron fue una
combinación de defensa y ataque. Apretando la mandíbula, se da cuenta que su
duelo con Kagami tendrá tiempo más tarde.
Comienza a
retroceder, adentrándose en el paisaje urbano. Kasamatsu les hace una seña a
los dos últimos (Nakamura y Hayakawa) para que le sigan, manteniendo la máxima
comunicación. Asienten y le persiguen.
-
Gracias,
Kasamatsu-san… - dice Kise, siendo ayudado por este a levantarse cuando le
tiende la mano, para después darle un golpe en la cabeza.
-
¡Serás! ¡Nos
hubieras convocado antes! – gruñendo, molesto.
-
Lo siento, por
favor. ¿podrías checar a Kurokocchi? – señalando a su amigo que aún se aferraba
al hombro de Kagami.
Kasamatsu asintió y
se acercó al más pequeño, tomándolo del mentón. Coloco su mano en la frente de
este, analizándolo con la mirada.
-
No hay nada
malo. Los restos de la umbra han desaparecido. Tal vez porque es un exorcista,
su cuerpo rechaza la oscuridad fervientemente. Estarás bien – revolviendo sus
cabellos, sonrió. Para luego dirigirse hacia Kise – ¿y bien? ¿Qué sucede?
-
Problemas.
-
Kasamatsu-san,
la escuela está bajo ataque. Alguien penetro la barrera.
-
¿alguien?
¿Quién? ¿Dónde está Akashi?
-
No tengo idea,
pero los demás estudiantes están en peligro. No creo que solo sea un ataque al
azar.
-
Entiendo, lo
primero, tenemos que reagruparnos. Revisaremos los salones. Moriyama, Kobori y
yo nos encargaremos de revisar este edificio. Kise, el pelirrojo y tu
encárguense del que esta junto, ¿sí?
-
Entendido. –
asintieron todos, Kagami un poco fastidiado por ser llama “el pelirrojo”.
-
Si sucede algo
no duden en llamarnos.
Los dos grupos se
separaron.
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[Sala de Profesores –
Riko]
Dejando caer su
termo, ese fue el único sonido. Se cubrió la boca, acercándose al primer cuerpo
que encontró en el suelo, que fue e de Hyuuga, sacudiéndolo, este no respondió.
Acercándose a su pecho, el sonido de su corazón era normal y seguía respirando.
Dejo salir un suspiro de alivio. Pero tal escena no era tan común.
Todos. Absolutamente
todos los profesores estaban tirados en el suelo, inconscientes.
No hacía más de 15
minutos todos estaban tranquilos, conversando, bebiendo café…
Se detuvo, revisando
la cafetera. La acerco un poco a su nariz, inhalando un poco, leve, de
somnífero. No lo habían puesto todo, era solo un poco, lo suficiente como para
hacerte desmayar. Al parecer todos habían sido drogados.
Un rugido desde el
pasillo llamo su atención, asomando solo la cabeza por el filo de la puerta. Un
enorme naiko apareció al final, arrastrándose, sus pisadas retumbando, mientras
abría su gran hocico.
-
Maldición –
dijo entre dientes, apretando las manos, podía sentir su uña del dedo pulgar
clavarse en su palma. Alargando la mano frente a ella, una larga vara de metal
apareció, tomándola por el medio, comenzó a girarla, sin ninguna dificultad,
cuando el naiko salió contra ella. Planto la vara en el suelo, usándola como
apoyo, giró y salto encima del naiko, calvándole la punta de la vara encima del
ojo. Un gruñido de dolor, la bestia se agito, zarandeándose, se golpeaba contra
las paredes en señal de quitarse a la profesora de encima. Presiono más fuerte,
atravesándole la cabeza. Debajo de la bestia, donde había atravesado la vara,
una punta triangular rompía el suelo.
Una vara, lanza y bastón
de tres piezas. Su arma.
Unos perros negros
comenzaron a salir de la superficie de las paredes, gruñéndole a la profesora,
que no hacía más que sonreír, divertida. Tenía tiempo que no podía mostrar sus
habilidades con su arma.
Extendiéndolo
frente a ella, dos navajas salieron en
las puntas. Transformándola en una lanza de dos puntas.
-
Vengan por mí.
No dejare que se acerquen a mis compañeros.
Cerró la puerta,
dibujando un símbolo alrededor. Una pequeña ventisca y la puerta quedo
protegida por una barrera invisible que solo ella podía remover.
Las bestias la
atacaron, como si fuera caminando normalmente, dándole un giro a su bastón, los
cuerpos de las bestias cayeron a sus costados, rebanados por la mitad. Uno fue
atravesado por la punta, estrellándolo contra la pared, se deshizo en cenizas
oscuras.
Sonido de pasos
apresurados detrás de ella. Un escalofrió. Se giró, alargando su arma contra el
dueño de las pisadas. Encontrándose con tres estudiantes (kagami, Kuroko y
Kise), la punta de su lanza por debajo del mentón del pelirrojo, a escasos
centímetros de su garganta. Kagami trago en seco, agradeciendo que la mujer
tuviera un gran control y no le rebanara la garganta de un movimiento.
Riko bajo el arma al
reconocer a los dos junto al pelirrojo.
-
Kuroko-kun, Kise-kun, ¿y…?
-
Kagami Taiga.
-
El nuevo. Ya
veo.
-
Riko-sensei
tenemos problemas. ¿Dónde están los demás profesores? – Riko se giró a la puerta.
Señalando con los dedos índice y de en medio juntos, los giro sobre la
cerradura, como si fueran una llave y la puerta se abrió, removiendo la
barrera.
-
Todos están
iguales; desmayados.
-
No puede ser
cierto. Hay que despertarlos.
-
Ya lo intente.
Están drogados con un somnífero que no logro reconocer.
-
¿no hay forma
alguna? Kuroko, si estamos bajo ataque no tardaran en llegar a nosotros. Lo
mejor es salir de la propiedad.
-
¿Qué? ¿estás
loco, Kagami-kun? No voy a dejar a nadie atrás.
-
Tsk, usa la
cabeza. No estamos en posición y con los mayores noqueados no hay nada que
podamos hacer nosotros 4. A menos que quieras que vomiten el veneno, lo cual no
creo posible. – rio en broma Kagami, pero Kuroko pareció encontrar una luz
entre sus palabras.
-
¿Qué acabas de
decir?
-
¿Qué debemos
irnos?
-
No, no, lo
otro. Hacerlos vomitar.
-
Era solo una
forma de hablar.
-
Riko-sensei,
tengo una idea. ¿tienes algo de comida tuya?
-
¿Por qué
siento un ligero malestar cuando mencionas vomitar y mi comida juntos?
-
Lo siento, pero
necesitamos su comida. Si lo que dicen del festival del año pasado es verdad,
tal vez tengamos una oportunidad. ¿podría hacer alguna clase de medicina para
recuperar la vitalidad?
-
¿algo así como
una proteína? Tal vez. Dame 5 minutos, pero no tengo el suficiente fuego, sería
un recipiente muy grande el que prepararía y tendría que usar una llama grande.
-
Kagami-kun.
Por favor.
-
Tsk, ustedes.
Yo me encargare de crear el fuego.
-
Ok. Kise-kun, tu
encárgate de evacuar a los estudiantes por los túneles. Hay varios refugios debajo de la escuela, estarán
seguros ahí. Nadie más que exorcistas pueden usarlos, así que ten cuidado de no
entrar en ellos. Yo me encargare de proteger a los senseis, ¿sí?
-
Cuenta conmigo
Kurokocchi.
-
Bien, se han
metido con nuestra escuela, es hora de que sepan que los Exorcistas de Teiko no
se quedaran de brazos cruzados. Démosles una lección – declaro el más pequeño
de todos, con una media sonrisa. Riko, Kagami y Kise asintieron. Todos
encargándose de sus respectivas labores.
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-
Kasamatsu-san, tenemos que llevar a los
estudiantes a los túneles. Ahí estarán a salvo en los refugios.
-
Entendido. En
el segundo edificio solo había un salón, al parecer todos los demás estaban en
el gimnasio, pero hay un profesor y un exorcista de clase 2.
-
Midorimacchi.
-
Supongo.
-
Está bien. él se encargara, tiene a Takaocchi con
él.
-
Entendido. Nos
veremos en los túneles después de que hayamos terminado de evacuar los salones.
-
Háganlo. Yo también estoy en ello.
Kise fue rápido a
ayudar a los estudiantes que se escondían en los salones, resguardándose bajo
barreras, que aunque débiles, al juntar todas las fuerzas y rezos de los
estudiantes podían mantenerle a raya a las gárgolas.
Agitando el dedo en
el aire, varias llamas doradas comenzaron a aparecer alrededor de su cuerpo, y
encima de las gárgolas. Lanzando la primera que flotaba encima de su dedo, las
demás hicieron lo mismo y destruyeron los cuerpos de piedra de las gárgolas.
Eliminándolas en segundos.
-
Vamos, dense
prisa.
-
Kise-kun, esas
cosas… - Kise les miro, obviamente eran menos que novatos, aprendices que solo
conocían que eran exorcistas y jamás habían tenido que enfrentarse con algún
demonio o espíritu oscuro.
Y aunque Kuroko era
nombrado Exorcista Novato tenía más experiencia en el campo que cualquiera de
ellos.
Sacudió su cabeza,
tratando de sacarse esas ideas de la cabeza. Tenía que darse prisa con la
evacuación.
-
Tranquilos,
tenemos que llegar al refugio que se encuentra
debajo. ¿entienden? Quédense detrás de mí y no se separen. ¿sí? Aún
tenemos que ayudar a los demás que están en este piso. Así que mantengan la
barrera a su alrededor, yo me encargo de los demonios.
-
Sí.
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[Laboratorio – Riko &
Kagami]
Justo como Kuroko había
dicho, Kagami resultaba bastante útil. No solo para ayudarle a preparar la
medicina, sino también para pelear. Tres gárgolas y un maco que los atacaron,
Riko se encargó de las gárgolas y Kagami frio al simio al destruirle la cabeza
con sus llamas. Apretándole las sienes con ambas palmas, el fuego lo consumió y
su cuerpo, desde los hombros a los pies, cayó al suelo.
Después de arrojar esto y el otro en el
interior de la enorme olla. El pelirrojo comenzó a calentarla con sus propias
llamas que salían de sus manos. Riko utilizo el termo y lo lleno completamente
con su curry.
Aun se sentía
ofendida, pero si era lo suficientemente bueno para sanarlos bien podía
hacerlo.
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[Kuroko]
Sacando dos
pergaminos, los coloque en el suelo, recitando un viejo cantico budista. Un
pequeño gato de color naranja apareció sobre uno de los pergaminos y en el otro
nigou, agitando su cola al reconocerme.
-
Ok, chicos,
necesito que me ayuden. Tange – dije, señalándole al gato en la dirección
derecha – encárgate de vigilar el pasillo derecho, destrúyelos como lo desees.
Nigou, pasillo izquierdo. Puedes jugar lo que quieras con ellos.
Ambas mascotas
asintieron y en un segundo tomaron sus verdaderas formas, Tange llegándome a la
cadera, nigou topándose con el techo al incrementar su estatura. Nigou y Tange
mirándose, como diciéndose “yo acabare con mas que tu”.
Rodé los ojos,
soltando un suspiro. Haciendo aparecer mi arma en mi mano. Revise las balas, el
cargador estaba bien. No tenía más agua bendita, así que me las apañaría
solamente con balas y pergaminos y mis dos fieles ayudantes del día de hoy.
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[TODA LA PROPIEDAD –
ALTOPARLANTES]
Un sonido estático
resonó por todos los pasillos, similar al que hace la tiza cuando la pasas
lentamente sobre el pizarrón. Y después el carraspeo de una voz al otro lado
del micrófono se escuchó.
-
Bueno, me gustaría darles un bonito anuncio
matutino. Sus esfuerzos son inútiles, ríndanse ahora mismo. O…
Una pausa prolongada,
el sonido del artefacto siendo movido de un lugar a otro. Todos atentos, sin
bajar la guardia, lo siguiente fue el sonido de un grito fuerte. Un sonido que
solo podía ser hecho por alguien en completo sufrimiento.
Todos quedaron
inmóviles, escuchando los alaridos del muchacho al otro lado. Kuroko podía
reconocer la voz, Sakurai.
-
… los pobres chicos que tenemos aquí morirán uno
por uno. Su decisión. Tienen 15 minutos para decidir.
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[Patio – Takao &
Hanamiya]
Los ataques no
cesaban entre ambos espíritus. La superficie del suelo estaba devastada, Takao
lanzando una ráfaga que empujaba a Hanamiya contra la pared, restringiéndole el
movimiento, sus ataques no salían. Hanamiya lanzándole veneno en cualquier
oportunidad, pero no lograba más que destruir parte de sus ropas.
De un momento a otro
Hanamiya lo golpeo fuerte en el rostro y Takao se lo regreso, tomándolo de los
cabellos, arrojándolo contra un árbol. Hanaiya escupió, liberando un cumulo de
veneno, que hizo que las plantas perdieran la vida, las hojas secándose
instantáneamente.
Sus uñas largas
saliendo de sus dedos. Ataco a Takao directamente, tratando de darle una tajada
con las uñas, estas pasaron a pocos centímetros de su rostro, dejándole un
pequeño corte.
Hanamiya sonrió al
ver que lo había herido, mínimo, pero suficiente.
-
Este combate
termina aquí. Después de recibir mi ataque no podrás moverte y lentamente iras
muriendo, pajarito.
-
¿uh? ¿este
corte? No es nada. Ahora te enseñare a quién demonios le estas diciendo
pajarito – Musito las palabras en tono neutro, limpiándose la sangre de la
mejilla en sus ropas. Alargo ambas manos arriba, entrecerrando los ojos,
controlando su respiración.
Hanamiya decidió
volver a atacar, lo haría callar esa boca insubordinada. Necesitaba modales el
sujeto y que mejor que enseñarle a guardar silencio arrebatándole la lengua con
las uñas.
Pero antes de seguir
con su ataque, el aire comenzó a jalarlo. Arremolinándose, un enorme remolino
se creó, absorbiéndolo. Hanamiiya trataba de oponerse a la fuerza de este, pero
era en vano. Siendo tragado por completo. Su grito fue acallado, mientras el
polvo, hojas, ramas y otras cosas eran igualmente engullidos.
Moviendo sus manos en
forma de un circulo encima de él, Takao continuo controlando la dirección. Deteniéndose,
alargo las manos hacia adelante. El cuerpo de Hanamiya salió disparado contra
el suelo, ahogándose su gemido de dolor.
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